Tiroteo en Texas: heroica madre hondureña confrontó al agresor tras cinco llamadas al 911
“Mi esposa me dijo que me metiera porque, ‘No me va a disparar, soy mujer’”, dice Wilson García
Una madre baleada en un tiroteo masivo en Texas el viernes murió cuando, heroicamente, confrontó al tirador en la puerta de su casa después de que la familia llamara al 911 cinco veces para denunciar al sospechoso.
Wilson García habló en una vigilia en Cleveland, Texas, el domingo por la noche después de que su esposa Sonia Argentina Guzmán, de 25 años, y su hijo de nueve años, Daniel Enrique Laso, estuvieran entre las cinco víctimas inocentes asesinadas en la impactante masacre.
García dijo que el tiroteo ocurrió cuando la familia le pidió al sospechoso Francisco Oropesa que dejara de disparar su arma tan cerca de su casa porque los niños estaban tratando de dormir.
Oropesa se negó, alegando que estaba en su propiedad y que podía hacer lo que quisiera. Mientras continuaban los disparos, la familia llamó al 911 para denunciar a Oropesa.
Alrededor de 10 a 20 minutos después, García dijo que vio al sospechoso corriendo hacia su casa mientras recargaba su rifle estilo AR-15 con municiones.
Dijo que instó a su esposa a que se metiera y se alejara del pistolero, pero ella se negó y fue a confrontar a Oropesa.
“Le dije a mi esposa: ‘Métete. Este hombre cargó su arma’”, dijo García, según The Associated Press.
“Mi esposa me dijo que me metiera porque ‘No me va a disparar, soy mujer’”.
Guzmán se equivocó y se convirtió en la primera víctima asesinada a tiros en el horroroso ataque que conmocionó a todo el país.
Se dice que Oropesa fue “de habitación en habitación” abriendo fuego contra las víctimas.
En el ataque, cinco víctimas fueron asesinadas: Sonia Argentina Guzman (25), su hijo de nueve años Daniel Enrique Laso, Diana Velazquez Alvarado (21), Julisa Molina Rivera (31) y Josué Jonatán Cáceres (18).
García reveló que la familia había hecho cinco llamadas separadas a la policía en los 10 a 20 minutos entre la confrontación inicial y el desarrollo de la masacre.
Durante cada llamada, García dijo que la policía les aseguró que la ayuda estaba en camino.
Pero los agentes aún no habían llegado cuando García dijo que vio al sospechoso entrar en la casa de su familia y abrir fuego.
Oropesa, originario de México, huyó de la escena inmediatamente después del tiroteo y sigue prófugo más de dos días después.
El domingo, el alguacil Greg Capers admitió en una conferencia de prensa que los investigadores tienen “cero pistas” en cuanto a su paradero, pero creen que está en contacto con amigos.
Se ofrece una recompensa de US$80.000 por información que conduzca a su arresto por cinco cargos de asesinato y robo.
El domingo, el gobernador de Texas Greg Abbott finalmente abordó el último incidente de violencia armada en su estado, en un comunicado donde anunció que su oficina estaba contribuyendo con una recompensa de US$50.000 para atrapar al sospechoso. Además, etiquetó a las víctimas como “inmigrantes ilegales”.
Pasaron casi dos días antes de que el gobernador republicano, que ha relajado severamente las leyes de armas en Texas desde que asumió el cargo, se pronunciara sobre el tiroteo.
El domingo, finalmente rompió su silencio con una declaración en las redes sociales.
“Para anunciar una recompensa de US$50.000 para uno de los 10 fugitivos principales de @TxDPS que está en el país de manera ilegal y mató a cinco inmigrantes ilegales el viernes por la noche. También ordené el [operativo] #OperationLoneStar para estar atento al delincuentey cualquier intento de huir del país”, dijo.
La declaración provocó una reacción violenta instantánea entre los usuarios de las redes sociales que rápidamente corrigieron su uso de las palabras “inmigrantes ilegales” con el término “personas”.
El actor de Star Trek, George Takei, fue uno de los que criticaron a Abbott y tuiteó: “Qué despreciable. Habría pensado que sacar a colación el estatus migratorio de las víctimas inocentes de esta violencia sin sentido era indigno incluso de ti. Pero me equivoqué”.
Los comentarios de Abbott fueron extremadamente distintos a la postura de los funcionarios locales.
El alguacil Capers se mostró conmocionado cuando dijo “no me importa” si las víctimas estaban en Texas de forma legal o ilegal.
“Ese pequeño niño de nueve años está en mi corazón, no me importa si estaba aquí legalmente, no me importa si estaba aquí ilegalmente, estaba en mi condado”, dijo.
“Cinco personas murieron en mi condado. Y ahí es donde está mi corazón, en mi condado, protegiendo a mi gente lo mejor que puedo”.
Traducción de Michelle Padilla