Maduro Guerra, hijo de Nicolás Maduro, sale del anonimato para encarar su travesía con destino al Congreso
Por años había mantenido su vida en secreto y lo poco que se conocía de él era a través de algunas informaciones extraoficiales e imágenes que se habían filtrado en las redes. Sin embargo, ante el avance de su carrera política, el hijo del presidente venezolano Nicolás Maduro, quien es llamado popularmente “Nicolasito”, rompió el silencio.
Desde la suite presidencial de un hotel del estado costero de La Guaira, rodeado de más de media docena de estrechos colaboradores y seguridad, Nicolás Ernesto Maduro Guerra, el hijo único del gobernante de Venezuela, se muestra relajado en entrevista con The Associated Press y pide que se le pregunte “con confianza, sin temas tabú”.
Siguiendo los pasos de su padre, Maduro Guerra, de 30 años, fue postulado junto a su madrasta y primera dama, Cicilia Flores, como candidato a diputado por el Partido Socialista Unidos de Venezuela (PSUV) para aspirar uno de los 277 escaños de la Asamblea Nacional en las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre. Los comicios se darán en medio de cuestionamientos de Estados Unidos, la Unión Europea y otros países de la región, y un boicot convocado por las principales fuerzas opositoras, que consideran la consulta un “fraude electoral” alegando que no tiene garantías democráticas.
Su paso hacia el Congreso ha hecho pensar a algunos que el oficialismo podría estar preparándolo para ser en un futuro el heredero de su padre, así como Maduro sucedió al fallecido presidente Hugo Chávez.
Al respecto, el director de la encuestadora local Datanálisis, Luis Vicente León, afirmó que Maduro Guerra no aparece en ninguna encuesta a título espontáneo ni representa una “figura lo suficientemente popular” como para que pueda convertirse en un heredero. Agregó que el mandatario, cuyo respaldo popular ronda 15%, no tiene capacidad en este momento para avalar alguna candidatura.
“No creo que Nicolás Maduro junior sea un líder de masas altamente potente”, agregó.
Hasta que Maduro llegó al poder en 2013, su hijo —un músico y economista— había limitado su carrera política al movimiento juvenil oficialista, pero a partir de esa fecha comenzó a escalar y asumir otras responsabilidades, por ejemplo, ser jefe del cuerpo de inspectores especiales de la presidencia, directivo del Sistema Nacional de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles e integrante de la oficialista Asamblea Nacional Constituyente, cargo para el que fue electo en 2017.
Al estar frente al joven resulta inevitable no compararlo con su padre por el parecido físico, pero Maduro Guerra aclara de inmediato que el mandatario tiene piel más oscura y es más alto.
Admite tajante que su gran pasión es la música, a la que se vinculó desde los cuatro años, y recordó que, aunque su padre quería que fuera pelotero, él se escapaba de las prácticas deportivas para ir a estudiar flauta en uno de los núcleos del Sistema Nacional de Orquestas, donde estuvo hasta los 20 años. También confesó que la política, y en particular los últimos dos meses de campaña electoral, le han impedido practicar regularmente la flauta y que ahora sólo suele tocarla cuando sus dos hijas pequeñas le piden que les interprete algo.
Maduro Guerra comenzó el activismo político desde sus tiempos de estudiante, cuando llegó a formar parte de un movimiento juvenil en la estatal Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada Bolivariana, donde cursó la carrera de Economía.
En esos tiempos hizo algunas estrechas amistades que aún mantiene, como el abogado César Trompiz, ministro de Educación Superior y exdirigente del movimiento juvenil del oficialismo, quien lo recuerda como un “joven militante que tiene una amplia capacidad organizativa y una amplia capacidad de iniciativa política, y adicionalmente es un joven muy creativo, muy disciplinado en lo partidista”.
Luego de tres años como constituyente, Maduro Guerra fue postulado en septiembre por el PSUV para integrar la lista de candidatos a la Asamblea Nacional por el estado La Guaira.
El joven afirmó que la propuesta de su candidatura salió de su padre, quien lo llamó para que se postulara por el estado costero luego de ejercer por dos años la vicepresidencia del movimiento juvenil de Caracas y La Guaira.
A pesar de su corta carrera política, Maduro Guerra no ha escapado de los señalamientos y las críticas. En septiembre de 2019 Washington lo sancionó al acusarlo de aprovecharse de una “corrupción” generalizada y de ser una ficha clave en el gobierno de su padre.
“Maduro se sostiene en su hijo ‘Nicolasito’ y otros cercanos a su régimen autoritario para mantener el control de la economía y reprimir a la gente de Venezuela”, afirmó en esa oportunidad el secretario del Tesoro estadounidense, Steven Mnuchin, en un comunicado.
En 2017 el joven político fue blanco de críticas y burlas tras una intervención en una sesión de la Constituyente en la que afirmó que si Estados Unidos llegara a invadir Venezuela “los fusiles llegarían a Nueva York, señor Trump, llegaríamos y tomaríamos la Casa Blanca”.
Mientras tanto, en Venezuela hay posiciones encontradas sobre el hijo del presidente. Algunos utilizan las redes sociales para insultarlo y señalarlo de supuestos hechos de corrupción, y otros como Yésica Carvajal, una comerciante de 36 años, salta de la emoción al verlo pasar frente a su casa durante una marcha en la barriada pobre de Maiquetía del estado costero de La Guaira.
“Después del papá, él es el futuro presidente”, afirmó Carvajal, y agregó que le gustaba el político “porque es una persona joven, luchadora, una persona que quiere sacar adelante al país”.
Maduro Guerra profundizó en estos temas en entrevista con AP.
En su identificación en su cuenta de Twitter no aparece que es político. ¿No se acopla al mundo de la política o cómo ha pasado eso?
“Bueno, sale que uno es hijo de Chávez y militante del PSUV... La política vino por un lado sobrevenido por el hecho de estar yo siempre con mi papá y por otro lado viéndolo yo lo escogí, escogí hacer política. Me vino como sobrevenido por ver a mi papá pero a la vez me gustó y lo escogí”.
¿Qué es lo que le gusta de la política?
“El contacto con la gente. La calle. La gente aunque no esté desacuerdo, que vengan que le digan a uno, y poder resolver problemas. Tener la capacidad de ayudar. Uno tiene una responsabilidad ahorita que es ayudar a la gente, ayudar a lo que se puede”.
¿Qué tomó usted del presidente Maduro?
“Siempre (he) estado con él, desde los dos años que él se separó de mi mamá por razones equis. Yo siempre vi a mi madre, siempre estuve con mi mamá pero yo decidí muy niño vivir con mi papá y andar con él. Yo recuerdo el día que salió Chávez de la cárcel, yo estaba con él el día que ganó las elecciones, después de la Constituyente. Recuerdo muchas cosas. Ver a mi papá es ver cómo él ha surgido. De ser un chófer de autobús a seguir el legado de Chávez, a seguir el sueño de Chávez. Luego lo que tomo de él es la lealtad, la coherencia, la coherencia de un mismo discurso, como Chávez”.
La crítica suele ser muy despiadada con los políticos. ¿Cómo convive usted con eso y cómo asume la parte que dice que representa una estructura de nepotismo, siguiendo los pasos de su papá?
“Nosotros hemos creado piel, piel de cocodrilo. De mí han dicho de todo, de todo, sin pruebas... Nosotros somos gente del pueblo, de la calle. Mi familia vive en el mismo sitio donde ha vivido toda la vida y cuando mi papá en algún momento de la vida deje de ser presidente, nosotros vamos a seguir viviendo aquí, viviendo donde seguimos viviendo. Mi familia está aquí, mis hijas están aquí, mi madre está aquí, mis tías, las tres hermanas de mi padre están aquí”.
¿Qué le parecen los señalamientos de nepotismo, que el presidente tenga a su hijo en cargos?
“Me va ni me viene, porque no es la mayoría tampoco. No es la mayoría del pueblo venezolano. No es la mayoría de la calle. Hemos hecho trabajo de calle, hemos hecho trabajo con la gente. Mucha gente nos critica en la calle. Bienvenida la crítica en la calle... La gente nos encara bastante pero también nos da el apoyo y ve que somos de verdad, ve que somos gente de verdad que está trabajando en la calle”.
¿Para qué quiere llegar a la Asamblea Nacional? ¿Qué va hacer?
“Retomar lo que debe ser un verdadero Poder Legislativo, un Poder Legislativo que esté del lado de la gente, que haga leyes, que reforme... Nosotros vamos con una agenda para apoyar al Ejecutivo desde la Asamblea Nacional y para apoyar al pueblo, a la gente”.
¿Cuál es su aspiración política después de la Asamblea Nacional?
“No tenemos aspiraciones. Yo de verdad, suena raro. La gente a veces dirá éste sí es. Yo no tengo aspiración. Mi aspiración es servir. A mí me llamaron y me dieron una tarea vaya a ser diputado por la Guaira... Nos lanzamos y dejamos el pellejo por la tarea”.
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Fabiola Sánchez está en Twitter como: https://twitter.com/fisanchezn