Huelga paraliza a Nigeria en medio de la mayor inflación en décadas
Nigeria quedó paralizada el lunes con cortes de electricidad y los aeropuertos cerrados, debido a una huelga de los mayores sindicatos del país para exigir mejoras salariales.
Las reformas económicas implementadas por el presidente Bola Tinubu — entre ellas el fin de los subsidios a la gasolina — han llevado a una inflación no vista en 28 años.
En esta huelga más reciente, los trabajadores apagaron la red eléctrica nacional y ahuyentaron a los operadores de un importante núcleo de transmisión, informó la Compañía de Transmisión de Nigeria, añadiendo que otros trabajadores despachados para reanudar el servicio eléctrico fueron impedidos de hacerlo.
En otros lugares, empleados públicos se ausentaron o bloquearon entradas de oficinas, incluyendo en aeropuertos en la capital Abuya y el centro comercial del país, Lagos. Todos los empleados del sector de la aviación deben ausentarse “hasta nuevo aviso”, dijo su asociación.
“Exigimos unos salarios que nos permitan vivir”, dijo en X en Congreso Laborista Nigeriano, denunciando los actuales “salarios de hambre”. La organización, junto con el Congreso Sindicalista, representan a cientos de miles de empleados públicos en diversos sectores.
Los sindicatos exigen que el salario mínimo actual de 30.000 naira (20 dólares) sea aumentado a casi 500.000 naira (336 dólares). El gobierno ha ofrecido 60.000 naira (40 dólares).
Las exigencias de los sindicatos aumentarían el presupuesto nacional en 9,5 billones de nairas (6.300 millones de dólares), lo que podría “desestabilizar a la economía”, dijo el ministro de información, Mohammed Idris.
Después de que el presidente puso fin a los subsidios a la gasolina en su primer día en el cargo el año pasado, el precio del combustible más que se duplicó, en un país que es uno de los mayores productores de petróleo de África. Seguidamente se dispararon los precios del transporte público y las materias primas.
El gobierno de Tinubu también devaluó la moneda nacional a fin de alentar la inversión extranjera, lo cual desestabilizó aun más los precios de productos básicos en el país dependiente de importaciones, de 210 millones de habitantes.