Iniciativas electorales de Kennedy y West son impulsadas por grupos secretos y donantes republicanos

Brian Slodysko
Martes, 16 de julio de 2024 12:39 EDT
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EEUU-ELECCIONES-ENGAÑOS (AP)

Los libertarios de Colorado quieren incluir a Robert F. Kennedy Jr. en la boleta electoral para crear caos.

Las campañas de peticiones para Cornel West en Virginia y Carolina del Norte están a cargo de grupos con vínculos republicanos.

Y en Arizona, un estafador convicto quien ha sido investigado repetidamente por usar tácticas engañosas para recolectar firmas para grupos conservadores también trabaja en nombre de West.

Dado que la votación anticipada para las elecciones presidenciales de noviembre comenzará a finales de septiembre en algunos estados, hay señales en todo el país de que algunos grupos tratan de afectar el resultado mediante medios engañosos —y, en la mayoría de los casos, de maneras que beneficiarían al republicano Donald Trump. Su objetivo es reducir la posición del presidente Joe Biden entre la base del Partido Demócrata al ofrecer la alternativa de otros partidos de tendencia izquierdista que podrían desviar unos pocos miles de votos de protesta en campañas reñidas en los estados políticamente oscilantes.

Los candidatos en contienda sin posibilidades de ganar existen desde los inicios de la democracia representativa. Pero en un país polarizado en el que muchos estadounidenses han expresado su desaprobación tanto por Biden como por Trump, el entusiasmo con el que los partidarios y aliados de Trump han prestado asistencia a las candidaturas de terceros partidos añade una nueva dimensión que resulta profundamente preocupante para los demócratas.

Desde su campaña de 2016, Trump ha criticado el espectro del fraude electoral y ha acusado falsamente a los demócratas de “manipular” las elecciones, que culpa por su derrota en 2020 —una afirmación rechazada en más de 60 casos judiciales y por su propio secretario de Justicia. Ahora, son sus aliados quienes impulsan formas cuestionables de inclinar el voto a su favor.

“Sabemos desde hace años que Donald Trump no puede obtener el 50% de los votos. Su gente lo sabe. Y saben que necesitan encontrar formas de ganar. Una manera de hacerlo es apuntalar a candidatos de terceros partidos”, dijo Josh Schwerin, portavoz de la campaña de Hillary Clinton en 2016, que muchos demócratas creen que perdió porque el Partido Verde jugó el papel de dividir el voto.

La campaña de West no respondió a un correo electrónico en busca de comentarios. Las campañas de Trump y Kennedy tampoco respondieron a las solicitudes de comentarios.

Este año, los demócratas se han centrado de cerca en la amenaza de candidatos de terceros partidos con la intención de evitar el destino de Clinton. Los indicadores de participación republicana no tardaron en surgir.

En abril, el periódico The Washington Post informó que Scott Presler, un activista pro-Trump, recolectaba firmas para West afuera de un mitin de Trump en Carolina del Norte. En un video publicado en internet. Presler describió a West —un académico— como un “marxista de extrema izquierda” que “si conseguimos incluirlo en la boleta podría quitarle un punto porcentual” a Biden.

Pero la participación republicana para lograr que West y su partido Justicia para Todos aparezcan en las elecciones estatales es mucho más profunda.

A principios de junio, West estaba mayoritariamente ausente de la campaña electoral y su operación política tenía una deuda de 30.000 dólares, según muestran las revelaciones. Había gastado apenas 2.400 dólares este año para recolectar las firmas necesarias para calificar para la boleta en estados de todo Estados Unidos.

Pero luego, Justicia para Todos presentó más de las 13.000 firmas necesarias. Los correos electrónicos del gobierno estatal obtenidos por The Associated Press muestran que empleados actuales y anteriores de Blitz Canvassing, una firma republicana que ganó millones de dólares cuando trabajó para Ron DeSantis, el gobernador de Florida, ayudaron a West a lograr la hazaña. Los correos electrónicos, informados previamente por NBC News, muestran que los empleados afiliados a Blitz Canvassing eran los representantes designados para recoger y dejar peticiones para la campaña de West.

No está claro quién pagó a la firma, que no figura como proveedor pagado en los informes financieros de campaña de West. Los representantes de Blitz Canvassing no respondieron a las solicitudes de comentarios.

El esfuerzo de recolección de firmas vinculado al Partido Republicano en nombre de West no se limita a Carolina del Norte.

Recolectores de firmas fueron vistos en los suburbios de Washington cuando pedían a la gente que firmara una petición para “sacar a Donald Trump de la boleta electoral” en un estacionamiento de Target, informó el canal local de televisión NBC4. En realidad, las firmas se recolectaban para ayudar a que West estuviera en la boleta electoral de Virginia, y uno de los trabajadores dijo que serían entregadas al Partido Republicano estatal, informó la estación de televisión.

El mes pasado, más de 80 recolectores de firmas pagados de fuera del estado llegaron a Arizona —un campo de batalla fundamental— para recolectar firmas para West, según muestran los registros estatales. Muchos de los trabajadores mencionaron a Wells Marketing, una misteriosa compañía de responsabilidad limitada de Missouri, como su empleador.

La empresa, que no respondió a una solicitud de comentarios, está estrechamente afiliada con Mark Jacoby, un agente de recolección de firmas de California con una larga reputación por usar tácticas engañosas y quien fue condenado en 2009 por fraude de registro de votantes, según muestran los documentos judiciales.

En 2020, Jacoby trabajó para reunir firmas para subir al rapero Ye, antes conocido como Kanye West, en la boleta electoral. Los demócratas consideraron ampliamente la quijotesca campaña presidencial de Ye como un esfuerzo por diluir la popularidad de Biden entre los votantes negros.

La firma de Jacoby, Let the Voters Decide, fue investigada por utilizar tácticas dudosas de recolección de firmas durante una campaña de petición en Michigan, de 2020, que buscaba revertir algunos de los poderes de emergencia de la gobernadora demócrata Gretchen Whitmer durante la pandemia de COVID-19. No obstante, la investigación no produjo cargos. En un informe, Dana Nessel, la fiscal general del estado, dijo que los investigadores “encontraron evidencia de prácticas sórdidas y actividades turbias”.

Para Jacoby, no era nada nuevo.

Fue acusado en 2008 de engañar a los votantes para que se registraran en el Partido Republicano de California al decirles que su firma era para una iniciativa para endurecer las penas a quienes abusaban de menores, informó el periódico Los Angeles Times.

En 2006, los recolectores de firmas dijeron a los legisladores de Massachusetts que Jacoby les había ordenado utilizar tácticas engañosas, como pedir a la gente que firmara una petición para permitir la venta de vino en las tiendas de comestibles. En realidad, reunían firmas para revocar el histórico fallo de la corte estatal sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, testificaron los trabajadores durante una audiencia.

Los expertos legales dicen que la dependencia de West de un ejército de recolectores de firmas pagados y financiados por un tercero puede causarle problemas legales porque podría considerarse una contribución en especie a su campaña.

“La respuesta corta es, sí, hay un problema potencial”, dijo Adav Noti, exabogado de la Comisión de Elecciones Federales y ahora director general del Campaign Legal Center, una organización no partidista, en Washington. No obstante, Noti agregó que es “complicado” y que el éxito de cualquier queja sobre financiación de campaña dependería en gran medida de detalles específicos porque “la ley sobre este tema es realmente confusa”.

West no es ni de lejos la única preocupación de los demócratas.

Kennedy, descendiente de una de las familias políticas más famosas de Estados Unidos, puede haber entrado en la carrera como un demócrata que desafía a Biden. Pero incluso antes de su ruptura con el partido profundamente entrelazado con el apellido de su familia, atrajo una cantidad excesiva de atención por parte de los republicanos.

El megadonante republicano Timothy Mellon, heredero de una fortuna histórica de la era dorada de la banca, donó 25 millones de dólares a un superPAC —un comité de acción política que puede recibir contribuciones ilimitadas— que apoya a Kennedy, según muestran los registros. Otros donantes importantes a favor de Trump han seguido su ejemplo, incluida Leila Centner, quien donó 1 millón de dólares al superPAC de Kennedy, así como la donante archiconservadora Elizabeth Uihlein, quien donó 3.300 dólares a su campaña.

Kennedy, un ambientalista declarado, ha sido durante mucho tiempo defensor de las causas liberales. Pero también ha sido un destacado promotor de las teorías de conspiración sobre las vacunas, que lo ayudaron a alcanzar una mayor prominencia durante la pandemia y le valieron la admiración de conservadores como Tucker Carlson, el exconductor del canal de noticias Fox News Channel.

A los demócratas les preocupa que Kennedy todavía tenga suficiente atractivo como estrella de izquierda y arrebate votantes de Biden. Y eso parece haber sido parte del cálculo cuando el Partido Libertario de Colorado llegó a un acuerdo para permitirle usar su línea electoral.

Hannah Goodman, presidenta de los Libertarios de Colorado, no respondió a una solicitud de comentarios. Pero en entrevistas publicadas en YouTube, Goodman, quien ha dicho que tiene la intención de votar por Trump, expresó desdén por los demócratas y dijo que le gustaría darles una “probada de esa medicina”.

“La idea es que básicamente podríamos aprovechar esto para crear una situación de estado indeciso y convertirnos en actores realmente viables”, declaró Goodman en una entrevista con el sitio web Free State Colorado. “Estoy cansada de vivir bajo un monopolio demócrata”.

Los expertos legales dicen que las elecciones seguirán siendo susceptibles a trucos sucios y artimañas a menos que más estados adopten diferentes métodos para emitir el voto, como la votación por orden de preferencia, que permite a los votantes ponderar sus preferencias por los candidatos.

“Desafortunadamente, es obvio que no podemos implementar un mejor sistema electoral para las elecciones de este año y, por lo tanto, debemos esperar que ningún tercer partido o candidato independiente actúe para dividir el voto”, dijo Edward Foley, profesor de derecho en la Universidad Estatal de Ohio, quien se especializa en elecciones.

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