Migrantes en México que solicitan asilo miran con ansiedad las elecciones en Estados Unidos
Dependiendo de un turno en una aplicación randomizada creada por el gobierno de EE. UU., los migrantes temen que la frontera se selle antes de poder cruzar, escribe Lucía Cholakian Herrera
Es época de lluvias, pero la terraza de Casa Tochan, un refugio de migrantes en Ciudad de México, está cubierta por un techo precario que aísla las incesantes tormentas que ocupan el verano y parte del otoño. Ibrahim López Rumbo las vio caer a todas: llegó en febrero, cuando todavía era invierno, luego de cruzar desde Colombia hasta la ciudad por tierra. Allí había vivido por seis años, cuando salió de su país, Venezuela.
La primera vez que quiso completar el registro de CBP One App, la aplicación que el gobierno de Estados Unidos instrumentalizó en 2023 para habilitar turnos para migrantes que quieren presentarse en la frontera y cruzar legalmente al país desde México, casi lo estafan. Le dijeron que podían ayudarlo a conseguir un turno rápido por 150 dólares.
“Las estafas se riegan como la pólvora”, dijo López. “Armo y desarmo mi cerebro como un rompecabezas”, ilustrando la paciencia zen que ejercitó para no perder el control durante los meses que lleva esperando
Es que desde que comienzan el camino los migrantes deben evitar una cantidad casi incesante de obstáculos: estafas y extorsiones de pares, de miembros de cárteles en el camino y hasta incluso de las autoridades migratorias que merodean del sur al norte de México. Todo es dinero: para cruzar de un estado a otro, para que los dejen pasar en una carretera, para obtener información sobre a dónde ir o — en las situaciones más extremas — para salir con vida de un retén.
Pero ahora, ya seguro en el refugio, Ibrahim espera la notificación que había llegado ya a varios de sus compañeros: la que le asigna una fecha y una hora para cruzar la frontera, presentarse ante las autoridades, entregar sus papeles y, más adelante, solicitar asilo en Estados Unidos.
Y no es el único. Las mesas de Tochan, un refugio que se creó en los 80 para exiliados revolucionarios centroamericanos, ahora están colmadas de personas esperando su momento para cruzar. Allí se hablan muchos idiomas, incluyendo los de señas: hay afganos, chinos, sudaneses, venezolanos, colombianos y haitianos conviviendo transitoriamente.
Casi a cualquier hora se puede encontrar a alguien lidiando con la aplicación de CBP One App, recibiendo ayuda de sus compañeros o de alguno de los voluntarios del lugar. Esta fue señalada por periodistas y activistas de migración por tener sesgos contra personas de color de piel más oscuro, por ser inaccesible para personas con bajos conocimientos de tecnología, por no ser soportable en cualquier tipo de teléfono, entre otras críticas.
El reporteo para este artículo comprobó que la aplicación es, como mínimo, difícil de entender. También se confirmó que tiene sesgos por el color de piel de ciertos migrantes, a quienes se les debe iluminar el rostro para que poder completar la verificación facial.
Amnistía Internacional lanzó un reporte donde dijo que la implementación de la aplicación como única forma de cruzar legalmente la frontera viola derechos humanos y de refugiados, por someter a una “lotería” a las personas que debieron salir de su país de origen por riesgo de vida.
Es que CBP One habilita poco más de 1.400 turnos por día en ocho puertos de entrada terrestre en los estados Arizona, Texas y California. Al llegar, se les toman los datos biométricos y se les realiza una entrevista donde deben explicar el motivo de su migración. A partir del momento en el que están en territorio estadounidense pueden empezar su solicitud de asilo.
Hasta hace poco, los migrantes podían solicitar su turno en la app a partir de llegar a la Ciudad de México, en el centro del país. En agosto se extendió hacia el sur, hasta la frontera con Guatemala en Chiapas, habilitando el registro desde cualquier punto de México.
Pero tanto al sur como al norte de la frontera, los migrantes miran todos hacia el 5 de noviembre. En los refugios y campamentos corren rumores de que una victoria de Donald Trump sellaría los pasos fronterizos: algo que, si bien no es posible desde el poder ejecutivo, sí podría implicar que recrudezcan aún más los cruces migratorios. El gobierno de Joe Biden enfocó su política migratoria en dos ejes: uno, en desalentar la llegada de migrantes a la frontera y bajar los cruces ilegales. En segundo lugar, en habilitar canales de cruce legal — como CBP One y programas de patrocinio — y así “ordenar” la llegada de extranjeros a los Estados Unidos.
Pero durante la campaña la discusión escaló, volviendo el tema migratorio un punto central de uno y del otro lado de la contienda presidencial. Ya con Kamala Harris como candidata de los demócratas, Trump apuntó una y otra vez a un presunto descontrol de la frontera, fogoneando una amenaza de invasión sin precedentes.
El punto más álgido fue durante el debate presidencial, cuando acusó a inmigrantes haitianos en Ohio de comerse las mascotas de sus vecinos.
Diego Cháves, del Migration Policy Institute, dijo que la Administración Biden, en cambio, logró bajar la migración irregular negociando con terceros países como México, Panamá y Colombia. “México, por ejemplo, ha intensificado sus operativos de detención de migrantes en tránsito hacia EE. UU., y los vuelos de deportación a Centroamérica han aumentado considerablemente en comparación con los de la administración anterior”, dijo.
Sin embargo, agregó, los cruces de la selva del Darién, la ruta para llegar de América del Sur a Centroamérica a pie, aumentaron en septiembre, dijo Cháves. “Probablemente en respuesta a las elecciones en Venezuela y la incertidumbre política que se vive allí”.
Si Trump ganara y volviera a implementar las políticas que impulsó durante su primera presidencia, afirmó Chaves, “se podría intensificar la crisis humanitaria en zonas fronterizas, con riesgo de violaciones de derechos humanos”. Además, agregó, la militarización que propone el candidato republicano podría generar tensiones diplomáticas con los países de origen.
En ese sentido, una presidencia de Kamala Harris podría volver más sencillo un vínculo con Claudia Sheinbaum, la presidenta de México, lo que podría mejorar las condiciones de cruce y permanencia de migrantes en el país.
Pero, ante el miedo de que se terminen sus oportunidades, miles de migrantes como López actualizan la aplicación una y otra vez. En uno de los campamentos en la Ciudad de México, donde conviven en condiciones precarias cientos de familias, un cartel a la salida de un kiosco reza que venden registro de CBP One y aplicación de pestañas postizas: una, claro, promete vender una falsedad. Pero es más que posible que en realidad se estén ofertando dos.