“Esto es personal”: Ucranianos revelan por qué toman las armas; crece el número de voluntarios que resiste invasión
Una gran cantidad de mujeres y hombres se están inscribiendo para apoyar el esfuerzo bélico de Ucrania entrenando para el combate, defendiendo el territorio y brindando protección a quienes huyen del conflicto, informa Bel Trew de Vinnytsia.
Lydia se enlistó porque la pesadilla que ocurre en Ucrania durante las últimas dos semanas le resultaba bastante familiar.
La madre de cuatro hijos, que ahora forma parte de la fuerza de defensa civil del país, la cual crece rápido, huyó de su ciudad natal en Crimea cuando Rusia invadió y luego anexó la región en 2014.
En el caos de hace unos ocho años, la mujer de 40 años se separó de uno de sus hijos, quien hasta el día de hoy permanece en Crimea y ella no puede ver.
Entre los más de un millón de ucranianos que se desplazaron internamente durante el conflicto de 2014, Lydia por fin encontró refugio en la ciudad central de Vinnytsia, a casi 500 millas (800 kilómetros) al norte de su ciudad natal.
Ahora, las cosas han cambiado. Se convirtió en la presidenta de un ala local de la fuerza ucraniana de defensa civil que está en aumento. Es responsable de la seguridad de aquellos desplazados por el conflicto, ahora en su decimoquinto día, y que terminaron en Vinnytsia.
Al igual que Lydia hace muchos años, los recién llegados provienen de pueblos devastados por la guerra con poco más que la ropa que llevan puesta.
“Estas personas están justo en la misma posición en la que yo estaba en 2014, y es por eso que hago este trabajo”, dice, vestida con su uniforme de policía, mientras monta guardia en un centro comercial que se ha convertido en un campamento temporal para los desplazados.
Contra el aullido inquietante de la sirena antiaérea, Lydia ayuda a dos familias, incluidas dos ancianas, que huyeron de Kharkiv la semana pasada. Sin otro lugar a donde ir, han estado viviendo en el centro comercial durante una semana.
“Tengo amigos y familiares que están desaparecidos en áreas que ahora están ocupadas por las fuerzas rusas. Ayudar a estas personas es mi forma de retribuir”, le dice a The Independent, con la voz entrecortada por las lágrimas.
“No estoy sola, vemos cada vez más mujeres que se inscriben”, aclara Lydia y explica cómo lleva a sus hijos al refugio cuando es seguro hacerlo porque las guarderías y el cuidado de los niños no existen en tiempos de guerra.
Al otro lado de la ciudad, otra nueva recluta, Yulia, explica cómo es parte de la defensa territorial, que participa en combate activo y está afiliada oficialmente al Ministerio de Defensa.
En uniforme militar y con un rifle a la mano, la madre de dos hijos habla sobre el extenso entrenamiento militar que recibió y cuántas amigas más están listas para unirse a ella.
Su esposo también está en el ejército, por lo que la pareja hace malabarismos entre las defensas de la ciudad y el cuidado de los niños, lo que se ha vuelto mucho más difícil y peligroso en tiempos de guerra.
“Las mujeres tienen diferentes tipos de puestos en las fuerzas militares, francotiradoras, recopilación de inteligencia, conducción de tanques, lo mismo que los hombres”, detalla, de pie en la nieve.
“Antes de que comenzara la guerra, nadie podía creer que Ucrania podría resistir el ataque. Todo mundo dijo que teníamos 48 horas antes de deponer las armas”.
“Pero los civiles trabajan junto al ejército, hacen todo lo que pueden. Desde la firma hasta la fabricación de suministros militares”, añade.
En la preparación para la invasión por parte de Rusia, Ucrania lanzó una campaña extraordinaria para movilizar a sus ciudadanos, sabía que era peligrosamente superada en términos de tropas y potencia de fuego militar.
Antes del conflicto, se creía que Rusia tenía alrededor de 900.000 militares en sus fuerzas, hasta 190.000 de los cuales estaban estacionados en la frontera con Ucrania antes de la invasión, mientras que Ucrania tenía apenas 200.000 soldados.
Y así, la movilización de voluntarios de Ucrania se intensificó aún más cuando el país se convirtió rápido en el campo de batalla de la mayor guerra terrestre en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
El Ministerio de Defensa le informó a The Independent que la defensa territorial del país se ha multiplicado por diez en las últimas dos semanas y ahora tiene hasta 100.000 miembros, tanto hombres como mujeres. Además, unos 20.000 extranjeros de 52 países se ofrecieron como voluntarios para luchar con Ucrania, detalló el gobierno esta semana, aunque no está claro cuántos llegaron de verdad.
Combinado con quienes se inscribieron en la defensa civil, como Lydia, ahora hay 1,5 millones de personas en ambas fuerzas, según el ministerio.
La mayoría de los voluntarios recibió entrenamiento militar, muchos de ellos están armados.
“Es un mensaje importante para enviar al enemigo que no importa dónde se encuentren en Ucrania, no será un camino fácil”, le dice a The Independent Markian Lubkivskyi, asesor del ministro de defensa.
“Esto muestra que los ucranianos están listos para proteger sus hogares, sus familias y sus países, con lo que tengan”.
A unas 75 millas (120 kilómetros) al oeste en Khmelnitsky, pasa lo mismo con los civiles que se inscribieron allí.
Al igual que Vinnytsia, también es una ciudad importante desde el punto de vista estratégico, ya que se encuentra en la principal ruta de refugiados y una importante puerta de entrada a la seguridad comparativa del oeste y las fronteras extranjeras.
La ONU dice que desde que Rusia desató su feroz embestida, más de 2,3 millones de personas huyeron del país, y cada vez son más las que escapan cada minuto.
Se verificaron hasta 1.335 bajas civiles en Ucrania, incluidos 474 muertos y 861 heridos, pero dice que es probable que las cifras reales sean muchísimo más altas.
En Khmelnitsky, las autoridades locales y los residentes dicen que ahora hay una espera de 24 horas para inscribirse para ayudar en el esfuerzo de guerra. Al inicio del conflicto había colas de varias cuadras.
“La fila de personas dispuestas a sumarse a la defensa territorial es tan grande que ni siquiera hay puestos disponibles para atenderlos. Pero la gente sigue llegando”, explica Leonid, un veterano del ejército que se unió a la defensa territorial justo después de la invasión rusa.
Él dice que sirvió durante años como sargento mayor en un regimiento de Fuerzas Especiales que luchó en Ucrania, y también hizo dos despliegues en una fuerza de mantenimiento de la paz en Irak.
Leonid se retiró hace seis años debido a una lesión, pero salió de su retiro para unirse a la defensa territorial y entrenar a los reclutas más jóvenes.
“Estoy aquí para preparar a los miembros más jóvenes, que nunca han participado en una guerra, que nunca han tenido armas en sus manos”, agrega.
Entre ellos se encuentra un padre de tres hijos conocido solo por su nombre en clave Calm, que dirigía un negocio de motosierras antes de la guerra. Está equipado con equipo táctico completo, pero hasta hace poco nunca había empuñado un arma. Calm describe cómo ayuda a los hombres en los puestos de control y la seguridad de la ciudad.
“No tengo ningún tipo de entrenamiento militar y no puedo servir en el ejército por problemas de salud, pero esto es personal”, le dice a The Independent.
“Es nuestro deber proteger nuestros hogares y nuestras familias”.
Personas como Calm, Leonid, Yulia y Lydia cuentan con el apoyo de grupos de voluntarios que fabrican suministros, desde redes militares de camuflaje hasta cócteles Molotov y obstáculos antitanque, para enviar al frente.
De vuelta en el centro comercial convertido en refugio en Vinnytsia, mientras la sirena antiaérea suena una vez más, Lydia ayuda a servir té y comida para hombres, mujeres, ancianos y niños que viven en colchones esparcidos por el área principal del centro comercial.
Muchas de las familias aquí están atrapadas indefinidamente porque bombardearon sus hogares y los hombres en edad de luchar no pueden salir del país.
Su salvavidas es el refugio que Lydia ayuda a proporcionar en el centro comercial, y está decidida a aportar su granito de arena.
“Estoy orgullosa de ser ciudadana de este país y orgullosa de servir para este país”, asevera.
“Haré lo que pueda”.
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