John Kerry reflexiona sobre su labor como el principal negociador climático de EEUU

Seth Borenstein
Miércoles, 20 de marzo de 2024 19:51 EDT

El tiempo se estaba agotando y John Kerry lo sabía.

Las conversaciones internacionales sobre el clima a mediados de diciembre estaban estancadas sin un acuerdo para eliminar gradualmente el uso del petróleo, el gas y el carbón, combustibles fósiles que son la causa principal del calentamiento global.

La fecha oficial para la conclusión del encuentro auspiciado por Naciones Unidas, al día siguiente de que Kerry —el enviado especial de Estados Unidos para el clima— cumpliera 80 años, se acercaba con rapidez. Lo que es más, el contraparte chino de Kerry, Xie Zhenhua, que ayudó a elaborar acuerdos pasados con él, anunció que se jubilaba. La oportunidad podía estar escapándoseles de las manos en la cumbre conocida como COP28, que se llevaba a cabo en Dubái.

“Ello hizo que yo incrementara mi ritmo de trabajo y acudiera a mucho más reuniones, entre sólo dos personas y de otro tipo, y abiertamente arrastrara a algunas otras personas a las gestiones para convencer y marcar la diferencia", recordó Kerry durante una entrevista con The Associated Press, que concedió antes de su reciente retiro.

Al calor de las negociaciones, el ministro de Energía de Arabia Saudí, una nación rica en petróleo que desde hace tiempo se ha opuesto a los intentos diplomáticos por limitar el uso de combustibles fósiles, accedió a la redacción acerca de “alejarse” de los suministros energéticos que arrojan carbono.

“No festejes aún", recordó Kerry que se dijo a sí mismo. Antes ya había visto victorias escapársele de las manos en el último momento.

En esta ocasión no ocurrió así.

El acuerdo alcanzado resultó ser lo que Kerry ahora considera el momento culminante de los intentos de 30 años en el mundo para frenar el cambio climático, que cada vez se agrava más. Todo en sólo 48 horas.

“Este fue un gran avance", dijo Kerry, uno con el que se sintió listo para dejar su puesto diplomático de lucha por el clima después de tres años en él. En enero, el funcionario anunció sus planes de retirarse y recientemente dejó el puesto.

Sentado en su oficina del Departamento de Estado de Estados Unidos con techos altos, muros cubiertos de madera adornados con arte moderno y fotografías, Kerry reflexionó sobre los años en que encabezó las labores del país para combatir el cambio climático y explicó detalladamente por qué creía que el acuerdo de Dubai era tan importante.

En el histórico Acuerdo de París de 2015, que Kerry, en esa época secretario de Estado, firmó con una nieta sentada sobre su regazo, a las naciones sólo se les requería que implementaran planes que ellas mismas habían diseñado. Eso permitió que países como China dejaran fuera cuestiones de gran importancia, como la necesidad de reducir las emisiones de metano, un poderoso gas de efecto invernadero.

“Ahora contamos con un acuerdo a nivel global en el que tenemos que alejarnos de los combustibles fósiles, en el que tenemos que hacerlo con urgencia, inmediatamente en esta década, a partir de ahora, y que tenemos que hacerlo al incluir todos los gases de efecto invernadero”, señaló Kerry.

A pesar ello, no todo el mundo está encantado con los resultados alcanzados en las labores internacionales para mejorar el clima.

“Exagerado”, dijo Joanna Depledge, historiadora de las negociaciones climáticas, refiriéndose a la evaluación que hizo Kerry de Dubái, en la que lo consideró el momento más relevante de la diplomacia sobre el clima.

“¿Han visto cambios en los precios del petróleo y del gas en respuesta a la adopción del Consenso de Dubái?”, dijo en un correo electrónico Depledge, de la Universidad de Cambridge en Inglaterra. “No, yo tampoco. Estamos logrando avances graduales. Eso es magnífico. ¿Pero un camino totalmente nuevo? No”.

Depledge dijo que Kerry será recordado como “una fuerza para el bien en las negociaciones”, dejando atrás los puntos bajos —tales como el hecho de que gobiernos estadounidenses previos se hayan retirado dos veces— de acuerdos climáticos internacionales.

Kerry indicó que la segunda ocasión en que Estados Unidos se retiró de un acuerdo, ordenada por Donald Trump para sacar al país del Acuerdo de París poco después de que asumió la presidencia en 2017, la reputación estadounidense resultó dañada, al igual que las labores internacionales para combatir el cambio climático. Pero en la actualidad Kerry dijo que le garantiza a los gobernantes de otros países que, incluso si un candidato como Trump —que está postulándose a la reelección— llegara a ganar, “ninguna persona puede revertir lo que el mundo está haciendo ahora”.

“¿Por qué? Porque el mandato del mercado en general en todo el mundo, presidentes, primeros ministros, monarcas, reyes, líderes de países han decidido todos que están avanzando en esta dirección, algunos a un ritmo distinto. Pero están avanzando”, declaró Kerry.

Es “un gran cambio en el mercado”, agregó.

A pesar de haber renunciado a seguir siendo el principal negociador climático de Estados Unidos, Kerry no abandonará del todo este escenario. Planea acudir a la próxima ronda de negociaciones más adelante en el año en Bakú, Azerbaiyán, aunque John Podesta, alto asesor de la Casa Blanca, encabezará la delegación estadounidense.

Kerry dijo esperar poder pasar de llegar a acuerdos a hacerlos funcionar.

El poner en acción los planes para reducir el uso de combustibles fósiles e incrementar las energías renovables es crucial y no será llevado a cabo tanto por el sector público —en el que Kerry ha pasado casi medio siglo—, sino más bien por el sector privado, señaló.

El mundo necesita erogar de 2 billones a 5 billones de dólares al año para combatir el cambio climático de diversas formas. Sin embargo, hallar esa cantidad de dinero no será fácil.

“Esa es una de las razones por las que estoy tan enfocado en el sector privado”, indicó Kerry. “El sector privado sí tiene —maneja— billones de dólares”.

El que Kerry quiera permanecer vinculado al clima tras renunciar no es sorprendente para los que han dado seguimiento a su carrera.

Douglas Brinkley, historiador de la Universidad Rice que en 2004 publicó una biografía sobre Kerry, dijo que el medio ambiente no es sólo un trabajo ni una cuestión política para el ex senador estadounidense, cuyo interés en la conservación de la naturaleza se remonta al primer Día de la Tierra en 1870: “Esto se ha convertido en la especie de misión para la que él siente que fue puesto en el planeta”.

Aunque Kerry seguirá participando en eventos sobre el clima hasta cierto punto, Xie no hará lo mismo, lo que genera interrogantes sobre acuerdos futuros, ya que la relación entre ambos fue crucial para lograr mucho.

La costarricense Christiana Figueres, ex secretaria ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, dijo que la relación especial que Kerry tenía con su contraparte chino fue algo que el mundo moderno no ha visto en décadas. La analogía más cercana fueron los acuerdos de Camp David en la década de 1970, en los cuales se logró que Israel y Egipto se sentaran a dialogar, señaló.

“Lo que fue muy especial acerca de la relación entre ambos fue el elevado nivel de confianza”, le dijo Figueres a la AP. “Como sabemos en geopolítica, especialmente en la relación entre Estados Unidos y China a lo largo de muchos años, la confianza no es un factor usual”.

Cuando Beijing y Washington alcanzan un acuerdo climático bilateral, como lo hicieron antes del Acuerdo de París y antes del acuerdo de Dubái, otros países se sienten más obligados a unírseles, dijo Kerry.

Después de la inacción de Estados Unidos con respecto al combate del cambio climático durante el gobierno de Trump entre 2017 y 2021, Kerry, en ese entonces mayor de 75 años y habiendo padecido cáncer de próstata, voló a China durante la pandemia de COVID-19.

“Nos recibieron hombres vestidos con trajes para ir a la Luna”, recordó Kerry. “Fuimos sometidos a toma de muestras, se nos separó y aisló, pero nos reunimos y trabajamos en el asunto del clima y logramos llegar a un acuerdo”.

El hecho de que Kerry haya estado más de 40 años bajo la lupa de la opinión pública, lo cual incluyó algunas épocas en las que su popularidad se encontró a niveles sumamente bajos, sin duda ayudó a prepararlo para las altas y bajas de las negociaciones climáticas. Después de pasar décadas en el Senado, en 2004 Kerry perdió los comicios estadounidenses frente al entonces presidente George W. Bush.

“En cuestión de un día, simplemente me dije a mí mismo que no iba a descender a un camino de autocompasión y tristeza”, dijo Kerry, al que los medios de comunicación han caracterizado de ser una persona rígida. “Iba a regresar a trabajar y la vida sigue”.

Aunque dijo que el clima es “de lo más importante que hay para mí”, Kerry mencionó logros de su carrera que no están relacionados con el clima, empezando por su trabajo como fiscal en Massachusetts y en YouthBuild, un programa que entrena a jóvenes y trabaja para lograr el acceso a vivienda accesible en más de 200 comunidades. También citó sus gestiones para alcanzar la paz en Vietnam, donde su servicio militar y protestas lo pusieron por primera vez ante el ojo del público, y en El Salvador.

Después de tantos logros, en la política, la diplomacia y el clima, ¿está listo para retirarse realmente?

“Sé cómo relajarme sobre un sofá y ver los partidos de fútbol americano. O sea, pasarla bien”, dijo Kerry sin mostrar mucha emoción. “Pero no hago eso durante mucho tiempo”.

Más bien, dijo que se siente mucho más contento cuando hace algo constructivo.

“Creo que nuestras mentes y nuestras almas fueron destinadas a ser eso”, manifestó.

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Seth Borenstein está en X como: @borenbears

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La cobertura climática y ambiental de The Associated Press recibe apoyo financiero de varias fundaciones privadas. La AP es la única responsable de todo el contenido.

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