Acusan a Qatar de palizas y abusos contra personas LGBT+ semanas antes de la Copa del Mundo
La Copa del Mundo de la FIFA arranca el próximo mes
Han acusado a Qatar, el anfitrión de la Copa del Mundo, de detener arbitrariamente a personas LGBTQ+ y de someterlas a malos tratos durante su detención.
Human Rights Watch afirma que ha documentado seis casos en los que las fuerzas del Departamento de Seguridad Preventiva de Qatar, que forman parte del Ministerio del Interior del país, propinaron graves y repetidas palizas, así como cinco casos de acoso sexual que tuvieron lugar apenas en septiembre de 2022.
Los escandalosos hallazgos, que el gobierno qatarí ha rechazado, se producen mientras Doha se prepara para albergar la Copa del Mundo de la FIFA de 2022, a pesar de las numerosas críticas recibidas por el maltrato de su gobierno a las personas LGBTQ+.
La Copa del Mundo comienza el 20 de noviembre.
Las graves acusaciones contra las fuerzas de seguridad, que se remontan a 2019, incluyen la detención de personas en lugares públicos con la única base de su expresión de género, y el registro ilegal de sus teléfonos.
Como requisito para su liberación, Human Rights Watch aseveró que las mujeres transgénero detenidas fueron obligadas a asistir a sesiones de terapia de conversión en un centro de “salud conductual” patrocinado por el gobierno.
Rasha Younes, investigadora de derechos LGBT en Human Rights Watch, comentó: “Mientras Qatar se prepara para albergar la Copa del Mundo, las fuerzas de seguridad están deteniendo y maltratando a personas LGBT simplemente por ser quienes son, aparentemente confiando en que los abusos de las fuerzas de seguridad no serán denunciados ni controlados”.
“Las autoridades qataríes deben poner fin a la impunidad de la violencia contra las personas LGBT. El mundo está observando”.
HRW recopiló sus denuncias mediante seis eentrevistas a qataríes LGBTQ+, entre ellos cuatro mujeres transgénero, una mujer bisexual y un hombre gay.
Los seis entrevistados dijeron que los agentes de seguridad los habían detenido en una prisión subterránea de la capital qatarí.
Durante su estancia en la institución, situada en Al Dafneh, Doha, los entrevistados relataron que fueron sometidos a abusos físicos, desde bofetadas a patadas y puñetazos hasta que sangraron o, en el caso de una mujer, perdieron el conocimiento.
Los agentes de seguridad también les infligieron malos tratos verbales, les arrancaron confesiones forzadas y les negaron el acceso a un abogado, a la familia y a la atención médica, según la ONG.
Los seis dijeron que la policía los obligó a firmar compromisos que indicaban que “dejarían de realizar actividades inmorales”.
Una persona transgénero entrevistada le contó a Human Rights Watch que, después de que las fuerzas de seguridad la detuvieran en Doha, la acusaron de “imitar a las mujeres”. Una vez dentro del automóvil de policía, aseguró que la golpearon hasta que le sangraban los labios y la nariz y le dieron una patada en el estómago.
“Ustedes, los homosexuales, son inmorales, así que nosotros seremos iguales con ustedes”, aseguró que le dijo un agente.
Una mujer bisexual qatarí dijo que los agentes de Seguridad Preventiva la habían golpeado hasta que perdió el conocimiento “varias veces”.
Los seis entrevistados describieron que los agentes de seguridad les obligaron a desbloquear sus teléfonos y tomaron capturas de pantalla de fotos y chats privados de sus dispositivos, así como información de contacto de otras personas LGBTQ+.
Human Rights Watch pide ahora a las fuerzas de seguridad qataríes que pongan fin a las detenciones por “relaciones sexuales adultas y consentidas, incluidas las conductas homosexuales, o las basadas en la expresión de género, y que liberen inmediatamente a las personas LGBT que permanecen detenidas arbitrariamente”.
Younes dijo: “El gobierno qatarí debe poner fin inmediatamente a estos abusos y la FIFA debe presionar al gobierno qatarí para que garantice una reforma a largo plazo que proteja a las personas LGBT de la discriminación y la violencia”.
Sin embargo, un funcionario qatarí reprochó que las “acusaciones contienen información que es categórica e inequívocamente falsa”.
El funcionario comentó: “Qatar no tolera la discriminación contra nadie, y nuestras políticas y procedimientos se basan en el compromiso con los derechos humanos para todos”.
“A pesar de que el gobierno qatarí se ha comprometido a colaborar con Human Rights Watch y otros grupos cruciales, no nos comunicaron estas acusaciones hasta que aparecieron en los medios de comunicación. Si Human Rights Watch se hubiera puesto en contacto con nosotros, habríamos podido desmentir las acusaciones”.
“El gobierno qatarí no gestiona ni autoriza ningún ‘centro de conversión’. La clínica de rehabilitación que se menciona en el informe presta apoyo a personas que padecen trastornos de conducta, como la dependencia de sustancias, los trastornos alimentarios y los trastornos del estado de ánimo, y funciona de acuerdo con las normas médicas internacionales más estrictas”.
“Entendemos el papel de Human Rights Watch de ejercer presión sobre estos temas, pero su decisión de publicar información manifiestamente falsa, sin ponerse primero en contacto con nuestro gobierno para verificar las conclusiones y comprender mejor las políticas y los procedimientos estándar de Qatar, compromete su autoproclamado compromiso de informar la verdad”.