Miles huyen del conflicto en Sudán y vuelven a Sudán del Sur
Miles de personas exhaustas regresan a sus localidades en el país más joven del mundo al huir de un brutal conflicto en el país vecino de Sudán
Miles de personas exhaustas regresan a sus localidades en el país más joven del mundo al huir de un brutal conflicto en el país vecino de Sudán.
Hombres, mujeres y niños acampan aglomerados cerca de la polvorienta frontera entre Sudán y Sudán del Sur en medio de las preocupaciones de la comunidad internacional y el gobierno sobre la prolongación del conflicto.
La lucha entre las fuerzas militares de Sudán y un grupo paramilitar rival ha dejado al menos 863 civiles muertos en Sudán antes de que entrara en vigor el lunes en la noche una tregua de siete días.
“Después de escapar del peligro hay más violencia”, dijo la sudanesa del sur Alwel Nkok, quien permanecía sentada en el suelo afuera de una iglesia. “No hay comida, ni techo, estamos en desamparo total; me siento muy cansada y necesito irme”, dijo.
Ngok creyó que estaría a salvo si regresaba a su localidad tras huir de los enfrentamientos en la capital de Sudán, Jartum, donde presenció la muerte de tres parientes.
Ella y sus cinco hijos llegaron a Renk, Sudán del Sur, donde las personas se acomodan en el piso. Algunas duermen con sus pertenencias apiladas cerca de delgadas colchonetas.
Las mujeres preparan la comida en ollas de gran tamaño mientras los adolescentes deambulan por todas partes.
Días después de la llegada de Ngok y su familia, dijo ella, un hombre fue apaleado a muerte durante un riña que comenzó por una disputa de agua.
La lucha durante años entre las fuerzas del gobierno y de la oposición en Sudán del Sur había dejado casi 400.000 muertos y millones de desplazados hasta que se firmó un acuerdo de paz hace casi cinco años.
Persiste la lentitud para establecer una paz firme: el país no ha desplegado aún una fuerza militar unificada ni creado una constitución permanente.
Los enfrentamientos de gran escala entre los bandos principales han disminuido pero los combates prosiguen en diversas partes del país.
Sudán del sur tiene amplias reservas de petróleo que destina a los mercados internacionales mediante un oleoducto que cruza Sudán por territorios que controlan las partes en conflicto.
En caso de un daño al oleoducto, la economía de Sudán podría derrumbarse en cuestión de meses, dijo Ferenc David Marco, investigador del Grupo Internacional de Crisis.
Sin embargo, la preocupación más inmediata son los decenas de miles de sudaneses del sur que regresan sin tener idea de cómo se trasladarán hasta sus localidades.
Muchos carecen de recursos para pagar el viaje. Grupos asistenciales y el gobierno tienen recursos limitados para prestar asistencia.
Unas 50.000 personas han cruzado la localidad fronteriza de Renk, muchas se albergan en chozas construidas con palos a lo largo del camino y en edificios de gobierno en la ciudad.
Algunas deambulan sin rumbo fijo en el mercado y preguntan con desesperación a extranjeros como dirigirse a sus localidades. El número de quienes llegan rebasa el de quienes son trasladados a nuevas ubicaciones.
Cuando más se demora su permanencia aumenta el peligro de disputas entre comunidades, ya que persisten rencores de larga data a causa de la guerra civil.
La frustración asuela a muchas personas al no saber qué les espera adelante.
La lucha por el poder en Sudán del Sur entre el presidente Salva Kiir --que es dinka-- y el vicepresidente Riek Machar –que es nuer-- adquirió dimensiones étnicas durante la guerra civil.
Las comunidades en Renk señalan que la riña en mayo por el agua en el que fue asesinado a palos el hombre rápidamente se convirtió en una disputa mayor entre grupos étnicos que obligó a las personas a huir nuevamente.