Congreso en China termina con unidad en torno a la visión de Xi de grandeza nacional
El congreso nacional de China concluía el lunes su sesión anual con la habitual demostración de apoyo casi unánime a medidas que aplican la visión de Xi Jinping, líder del Partido Comunista, que gobierna el país.
El evento anual, que dura una semana y está repleto de reuniones cuidadosamente coreografiadas sin margen para la sorpresa, ha subrayado cómo la política china se ha vuelto aún más calculada para refrendar a Xi.
La agenda del lunes no tenía la habitual conferencia de prensa de cierre del primer ministro, que en el pasado era responsable de asuntos económicos como número dos del partido. Era la única ocasión del año en la que los periodistas podían hacer preguntas directas a un líder de alto nivel.
Las conferencias de prensa anuales se celebraron casi todos los años desde 1988, y la decisión de eliminarlas subrayaba la posición relativamente débil de Li Qiang. Otros primeros ministros tuvieron más peso en cuestiones económicas importantes como modernizar las empresas estatales, lidiar con crisis económicas y liderar reformas de vivienda que convirtieron China en una nación de propietarios.
Un tema clave que se sometería a una votación oficiosa el lunes eran las revisiones a la “Ley orgánica del consejo estatal”, la versión china del gobierno, que la posicionan para seguir la visión de Xi.
“El Partido Comunista siempre ha marcado la pauta, pero los líderes del partido que dirigían el Consejo Estatal tenían antes mucha más vía libre para marcar la política económica”, señaló en un comentario por email Neil Thomas, experto en política china en el Instituto de Política Sociedad de Asia.
“Xi ha sido espectacularmente exitoso consolidando su control personal sobre el partido, lo que le ha permitido convertirse en el tomador crucial de decisiones en todos los ámbitos políticos”, dijo Thomas.
En política exterior, China parece mantener a Wang Yi como ministro de Exteriores, un puesto que retomó el pasado verano después de que su sucesor, Qin Gang, fuera destituido con brusquedad sin explicación tras medio año en el puesto.
Los analistas creían que el Partido Comunista podría aprovechar el congreso anual para nombrar un nuevo ministro de exteriores y cerrar el capítulo tras una inusual sucesión de sobresaltos políticos el año pasado, cuando también se despidió al nuevo ministro de defensa tras unos pocos meses en el cargo.