Israel: Crímenes violentos en la minoría palestina alcanzan nuevas alturas en gobierno de Netanyahu
Una ola implacable de crímenes violentos dentro de la minoría palestina de Israel está convirtiendo ciudades y pueblos en campos de batalla sangrientos, lo que exaspera a una comunidad que se siente cada vez más abandonada por las autoridades israelíes
Una ola implacable de crímenes violentos dentro de la minoría palestina de Israel está convirtiendo ciudades y pueblos en campos de batalla sangrientos, lo que exaspera a una comunidad que se siente cada vez más abandonada por las autoridades israelíes.
La ira por la creciente inseguridad está dirigida al gobierno de Israel y a su ministro ultranacionalista a cargo de la policía, Itamar Ben-Gvir. Los críticos dicen que, con su historial de retórica antiárabe, no se puede confiar en él para combatir el creciente flagelo.
La violencia que se dispara pone al descubierto las profundas desigualdades en la sociedad israelí, donde los árabes enfrentan años de discriminación que, según los activistas, sentaron las bases para el incesante derramamiento de sangre.
Más de 100 personas han muerto en delitos violentos en comunidades árabes en lo que va del año, casi tres veces más que en el mismo período del año pasado, según Abraham Initiatives, un grupo que promueve la coexistencia árabe-judía y las comunidades seguras en Israel. Es también más de tres veces la tasa de homicidios en el sector de mayoría judía, según cifras oficiales, a pesar de que los árabes representan sólo una quinta parte de la población del país de 9,7 millones de habitantes.
Las autoridades dicen que hacen lo más que pueden. Pero los activistas ven un vínculo directo entre las cifras crecientes y el gobierno del primer ministro Benjamin Netanyahu. La coalición, que incluye facciones ultranacionalistas con tintes antiárabes, asumió el gobierno a fines de diciembre.
El jefe de uno de esos partidos, Ben-Gvir, de Poder Judío, ha efectuado comentarios racistas, y antes de ingresar a la política fue declarado culpable de incitación a la violencia y respaldo a un grupo terrorista judío. Ahora, en su puesto de ministro de seguridad nacional, supervisa la fuerza policial del país.
“¿Los protegerá una persona que está ocupada haciendo comentarios racistas contra los árabes?”, dijo Thabet Abu Rass, codirector de Abraham Iniciatives. “Somos ciudadanos de este país. Merecemos sentirnos seguros como cualquier otra persona en este país. Y esa es responsabilidad de él”.
La minoría palestina de Israel, que representa el 20% de la población, se ha visto convulsionada en los últimos años por crímenes violentos que involucran a bandas criminales y disputas familiares.
Los activistas dicen que históricamente las autoridades israelíes han ignorado los crímenes mortales entre los árabes, y hacen poco para desalentar la violencia u obligar a los delincuentes a rendir cuentas. Dicen que esa sensación se ha profundizado bajo el gobierno actual. De las aproximadamente 100 personas asesinadas este año, la policía presentó cargos sólo en poco más de 10 casos, según Abu Rass.
Ben-Gvir se ha comprometido a servir a todos los israelíes. Pero la comunidad considera que sus declaraciones pasadas y lo que percibe es negligencia hacia la crisis son un indicio de que el gobierno no los cuida.
Este mes, cinco personas murieron cuando un hombre armado abrió fuego en un lavado de autos cerca de la ciudad bíblica de Nazaret, y no se sabe que el agresor haya sido capturado. En abril, el guardaespaldas del alcalde de una ciudad árabe fue asesinado a tiros frente a la casa del alcalde.
Las mujeres y los niños no se han librado, entre ellos una joven de 18 años asesinada recientemente, quien dijo haber recibido amenazas debido a su orientación sexual. Dos hermanos pequeños y su madre presuntamente fueron asesinados por su padre en mayo.
Los tiroteos son tan comunes en algunos lugares que los residentes temen salir de sus casas, no sólo para no resultar heridos, sino también para asegurarse de no convertirse accidentalmente en testigos de un crimen y terminar en la mira de los asesinos.
“Salimos de casa, tenemos miedo. Los niños están en la escuela, tengo miedo por ellos. Siempre estoy pensando: ‘¿regresará mi hijo a casa o no?’”, dijo Mirvat Saleh, de 48 años, vendedora de plantas y flores en un mercado en Lod, una ciudad mixta árabe-judía donde cunde la violencia en el centro de Israel.
Bajo el liderazgo de Ben-Gvir, los críticos dicen que la policía está desorganizada, con una crisis de confianza dentro de sus filas, incluidas disputas entre el ministro y el jefe de policía. Varios altos oficiales han dejado el cargo, incluido el jefe de la unidad que lucha contra el crimen dentro de la población árabe.
Ben-Gvir dice que padece escasez de personal, lo cual se ha visto complicado por las protestas masivas semanales contra un plan del gobierno para reformar el poder judicial, a las cuales es necesario enviar personal para proporcionar seguridad.
“El jefe de policía y yo estamos trabajando duro”, dijo Ben-Gvir después de que las cinco personas fueran asesinadas cerca de Nazaret. “Estamos tratando de abordar la raíz de los problemas”.
Ben-Gvir, cuya oficina no respondió a solicitudes de comentarios, ha presionado para que se establezca una nueva “guardia nacional” que, dice, incrementará la vigilancia comunitaria. Los críticos dicen que la guardia, que reportaría directamente a Ben-Gvir, equivaldría a una milicia personal para el ministro.
Netanyahu dice que sus gobiernos han invertido recursos en la lucha contra el crimen a lo largo de los años. Ahora él se ha reunido con líderes árabes y se comprometió a tomar medidas enérgicas, estableció una comisión para intentar reducir el crimen e incluso prometió involucrar a Shin Bet, la agencia de seguridad nacional.
“Estamos decididos a restaurar el orden público frente a estos crímenes violentos. Haremos lo que sea necesario”, manifestó Netanyahu.
La agencia de seguridad, cuyo trabajo principal es vigilar a los extremistas palestinos, se ha mostrado recelosa a usar sus herramientas de espionaje sobre ciudadanos israelíes en el pasado. Los medios israelíes han informado que sus líderes expresan preocupaciones similares ahora.
Si bien gobiernos sucesivos han pasado apuros para contener la violencia, los críticos dicen que el tono de la coalición actual de Netanyahu ha roto la confianza. Un legislador del partido de Ben-Gvir se transmitió en vivo cuando insultaba a los legisladores árabes en el parlamento. Presuntamente el jefe de policía designado por Netanyahu dijo que matar era la “naturaleza” y la “mentalidad” de los árabes. Involucrar al Shin Bet, del que los ciudadanos palestinos desconfían profundamente, es otra señal de sordera, dicen los críticos.
El crimen tiene sus raíces en problemas subyacentes más profundos que han afectado a la comunidad durante décadas, explican los activistas.
Los ciudadanos árabes-israelíes son descendientes de los palestinos que permanecieron dentro de las fronteras de lo que se convirtió en Israel en 1948. Miembros de la comunidad han alcanzado los niveles más altos del gobierno, los negocios y otros campos.
No obstante, aunque tienden a estar en mejor situación que sus hermanos palestinos en Cisjordania y Gaza, los ciudadanos palestinos de Israel son generalmente más pobres y menos educados que los judíos, y durante mucho tiempo han enfrentado negligencia o discriminación en los servicios policiales, los servicios públicos y la vivienda.
Esos problemas sociales azuzan la violencia, dijo Wisal Raed, que se enfoca en el crimen en la población árabe en Sikkuy-Aufoq, un grupo que aboga por la igualdad entre árabes y judíos.
Ella dijo que una falta histórica de acceso a préstamos bancarios lleva a muchos a recurrir a familias criminales en busca de capital, y así se enredan en negocios potencialmente peligrosos.
Hizo notar también una crisis de espacio en las comunidades palestinas, donde la tierra es difícil de conseguir —no sólo para viviendas, sino incluso para lugares de estacionamiento— debido a retos en la planificación que a veces son bloqueados por el Estado. Cuestiones como esas intensifican disputas que ya eran latentes y que desembocan en contiendas violentas.
“Si el gobierno continúa descuidando estas esferas, incluso si la policía hace lo que debe hacerse”, dijo, “no se abordará la raíz del problema”.