Israel retira sus tropas de Yenín y advierte que la incursión de dos días no fue algo puntual
El ejército israelí retira sus tropas de un bastión miliciano en la ocupada Cisjordania, lo que pone fin a una intensa operación de dos días que mata al menos a 13 palestinos, expulsa a miles de personas de sus casas y deja un rastro de destrucción a su paso
El ejército israelí retiró el miércoles sus tropas de un bastión miliciano en la ocupada Cisjordania, lo que puso fin a una intensa operación de dos días que mató al menos a 13 palestinos, expulsó a miles de personas de sus casas y dejó un rastro de destrucción a su paso. También murió un soldado israelí.
El ejército afirmó haber asestado un duro golpe a grupos armados en el campamento de refugiados de Yenín, en una operación que implicó varios ataques aéreos y movilizar cientos de tropas de tierra.
Sin embargo, aún no estaba claro si tendría efectos a largo plazo, tras casi año y medio de intensos combates en Cisjordania.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, prometió antes de la retirada que se harían más incursiones similares si era necesario.
“En estos momentos estamos completando la misión, y puedo decir que nuestra extensa operación en Yenín no es algo puntual”, dijo durante una visita a un puesto militar a las afueras de Yenín. “Erradicaremos el terrorismo allá donde lo veamos, y lo atacaremos”.
Fue una de las intervenciones militares israelíes más intensas en Cisjordania desde el final hace dos décadas de un alzamiento palestino armado contra la ocupación indefinida israelí.
Desde principios de 2022, Israel realiza incursiones casi cada noche en Cisjordania en respuesta a una serie de ataques letales palestinos. Israel afirma que las operaciones pretenden perseguir a milicianos palestinos y son necesarias porque la Autoridad Palestina es demasiado débil.
Los palestinos dicen que esa violencia es el resultado inevitable de 56 años de ocupación y de la falta de un proceso político con Israel. También señalan a un incremento de la construcción de asentamientos en Cisjordania y a la violencia de colonos extremistas.
Israel comenzó el lunes por la mañana el ataque al campo, un conocido baluarte de milicianos palestinos, y dijo que pretendía destruir y confiscar armas.
Grandes topadoras militares embistieron por los callejones, dejando graves daños en calles y edificios, y miles de residentes huyeron para ponerse a salvo con familiares o en refugios. La gente reportó cortes de agua y electricidad. El ejército dijo que las topadoras eran necesarias porque había trampas explosivas en las calles.
Después de que las tropas se marcharan el miércoles por la mañana, los vecinos empezaron a salir de sus casas. Encontraron calles llenas de autos calcinados y aplastados y montones de escombros.
El ejército dijo haber confiscado miles de armas, materiales para fabricar bombas y dinero que estaba escondido. Las armas se encontraron en escondites milicianos y zonas civiles por igual, en un caso bajo una mezquita, según el ejército.
Las tropas se retiraron horas después de que un miliciano de Hamas arremetiera con su auto contra una parada de autobús abarrotada en Tel Aviv y empezara a apuñalar gente. Ocho personas resultaron heridas, incluida una mujer embarazada que según reportes perdió el bebé. Un testigo armado mató al agresor. Hamas dijo que el ataque era una venganza por la ofensiva israelí.
El miércoles por la mañana, milicianos de Gaza, gobernada por Hamas, lanzaron cinco cohetes hacia Israel. Los proyectiles fueron interceptados, según Israel, que respondió con ataques aéreos contra varios objetivos en Gaza.
Durante la redada israelí murieron 13 palestinos y docenas resultaron heridos, según autoridades palestinas de salud. El ejército israelí afirma que sólo mató a milicianos, aunque no ha dado detalles.
La gran incursión se produjo tras más de un año de violencia que ha planteado un desafío para el gobierno de ultraderecha de Netanyahu, dominado por ultranacionalistas que han pedido más mano dura contra los milicianos palestinos, sólo para ver cómo empeoran los enfrentamientos.
Unos 140 palestinos han muerto en lo que va de año en Cisjordania, y los ataques palestinos contra israelíes se han cobrado al menos 25 vidas, incluidos cuatro colonos en un tiroteo el mes pasado.
La prolongada incursión provocó advertencias de grupos humanitarios sobre el deterioro de la situación.
Médicos Sin Fronteras acusó al ejército de lanzar gas lacrimógeno en un hospital, lo que llenó de humo la sala de urgencias y obligó a atender a los pacientes de urgencias en un vestíbulo.
El jefe de derechos humanos de Naciones Unidas dijo que la escala de la operación “plantea una serie de cuestiones graves respecto a las normas y estándares internacionales de derechos humanos, incluida la protección y el respeto al derecho a la vida”.