Ocho muertos y cientos de heridos en Bangladesh mientras continúan las protestas
Una nueva ronda de violencia en Bangladesh dejó al menos ocho muertos y cientos de heridos mientras manifestantes estudiantiles chocaban el domingo con la policía y con activistas del partido en el gobierno, según autoridades y medios, mientras las protestas que comenzaron por una cuota de empleos públicos continuaban con exigencias de renuncia de la primera ministra, Sheikh Hasina.
Las marchas comenzaron en julio cuando los estudiantes pidieron que se abandonara un sistema que reservaba el 30% de los puestos en el gobierno a familiares de veteranos, pero derivaron en choques violentos en los que murieron más de 200 personas.
Las autoridades cerraron escuelas y universidades en todo el país, bloquearon el acceso a internet e impusieron un toque de queda con orden de disparar a todo el que la incumpliera. Al menos 11.000 personas han sido detenidas en las últimas semanas.
Los manifestantes hicieron una llamada a la “no cooperación" e instaron a la gente a no pagar los impuestos ni las facturas de la luz ni acudir a trabajar el domingo, un día laborable en Bangladesh. Oficinas, bancos y fábricas abrieron, aunque los trabajadores en Daca otras ciudades tenían problemas para llegar a sus puestos.
Entre tanto, miles de miembros del Partido Liga Awami, que gobierna el país, y sus organismos asociados tomaron las calles en contramanifestaciones, lo que incrementaba el riesgo de confrontaciones violentas.
Los manifestantes atacaron la Universidad de Medicina Bangabandhu Sheikh Mujib, que tiene un importante hospital público en la zona Shahbagh de Daca, y prendieron fuego a varios vehículos.
En el vecindario Uttara de la capital, la policía empleó gas lacrimógeno para dispersar a cientos de manifestantes que habían cortado una importante autopista. Los manifestantes atacaron viviendas y cometieron actos vandálicos en una oficina de servicios sociales en la zona, donde trabajaban cientos de activistas del partido en el gobierno. Se detonaron algunas bombas caseras y se oían disparos, según testigos.
Abu Hena, responsable hospitalario en el distrito de Munshiganj, cerca de Daca, dijo que se había certificado la muerte de dos personas que llegaron con heridas al hospital.
La televisora Jamuna informó de otras seis muertes en los distritos de Bogura Magura, Rangpur y Sirajganj, donde inconformes respaldados por el principal partido opositor del país, el Partido Nacionalista de Bangladesh, chocaron con la policía y con activistas de la Liga Awami y grupos afines.
Los usuarios reportaron problemas en el servicio de internet móvil el domingo por la tarde, y muchos tenían problemas para acceder a Facebook.
Las protestas comenzaron el mes pasado con las demandas estudiantiles de que se pusiera fin al sistema de cuotas que asignaba el 30% de los empleos en el gobierno a familias de veteranos que combatieron en la guerra de independencia contra Pakistán en 1971. Mientras la violencia tocaba techo, la Corte Suprema del país rebajó la cuota de empleos reservados al 5%, con un 3% para familiares de veteranos, aunque las protestas han continuado para reclamar responsabilidades por la violencia, que los manifestantes atribuyeron al uso excesivo de la fuerza por parte del gobierno.
El sistema de cuotas también incluye plazas para minorías étnicas y personas discapacitadas y transgénero, que se redujeron al 2% en el fallo judicial.
El gobierno de Hasina ha culpado al Partido Nacionalista de Bangladesh y al ahora ilegalizado partido de derechas Jamaat-e-Islami y sus ramas estudiantiles de instigar a la violencia, en el que varios establecimientos propiedad del gobierno fueron incendiados o vandalizados.
Mirza Fakhrul Islam Alamgir, secretario general del principal partido de oposición, reiteró una llamada a que el gobierno tome medidas para detener el caos.
Hasina se ofreció a hablar con líderes estudiantiles el sábado, pero un coordinador se negó y anunció que sus demandas tenían un solo punto, la renuncia de la mandataria.
Hasina reiteró sus promesas de investigar a fondo las muertes y castigar a los responsables por la violencia. Afirmó que su puerta estaba abierta para dialogar y que estaba dispuesta a sentarse a hablar cuando quisieran los manifestantes.
Las protestas se han convertido en un gran desafío para Hasina, que gobierna el país desde hace más de 15 años y obtuvo un cuarto mandato consecutivo en enero en unos comicios boicoteados por sus principales rivales.