Papa termina viaje por Asia con el mismo mensaje: tolerancia interreligiosa sanará un mundo convulso
El papa concluyó el viernes su visita a Singapur elogiando su tradición de armonía interreligiosa, y cerró su gira por cuatro países con el mismo mensaje de tolerancia del principio.
Francisco presidió un encuentro con jóvenes de algunas de las tradiciones religiosas presentes en Singapur, donde las mezquitas, los templos budistas y las iglesias cristianas conviven entre los icónicos rascacielos de la ciudad-estado.
En una señal de que estaba disfrutando, el pontífice argentino se desvió de su discurso e instó a los jóvenes a asumir riesgos, aunque conlleve cometer errores. Pero volvió sobre el guion para insistir en la necesidad de que personas de distintas religiones entablen en un diálogo constructivo en lugar de insistir en la rigurosidad de sus creencias particulares.
“Todas las religiones son un camino para llegar a Dios”, manifestó. "Y como Dios es Dios para todos, todos somos hijos de Dios”.
Fue su último acto antes de embarcar en un A35-900 de Singapore Airlines para un vuelo de más de 12 horas hasta Roma que completa el viaje más largo y lejano de su pontificado.
Francisco estaba en Singapur para animar a los católicos, que son alrededor del 3,5% de los algo menos de sus seis millones de habitantes, al tiempo que destacó la tradición de coexistencia interreligiosa de la ciudad. De acuerdo con un censo de 2020, los budistas eran el 31% de la población, los cristianos el 19% y los musulmanes el 15%, mientras que alrededor de una quinta parte se declaraban no creyentes.
El primer papa latinoamericano de la historia ofreció un mensaje abrumadoramente positivo en uno de los países más ricos del mundo, elogiando su desarrollo económico y haciendo un único llamado: que trate a los trabajadores inmigrantes con dignidad y con un salario justo.
En sus declaraciones, evitó cuestiones polémicas como la vigencia de la pena de muerte en Singapur, algo que Francisco ha calificado de “inadmisible” en cualquier circunstancia. El papa ha planteado la oposición de la Iglesia a la pena capital en todos los países que visita donde se aplica, incluyendo Bahréin. Pero, al menos en público, no mencionó el tema esta vez, quizás como deferencia a sus anfitriones durante un viaje que podría haber sido seguido de cerca en China, con quien el Vaticano quiere mejorar su relación.
En sus 11 días de viaje, y antes de recalar en Singapur, Francisco visitó Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Timor Oriental. Los 32.814 kilómetros (20.390 millas) recorridos en avión lo convierten en el más largo y lejano de su pontificado, y uno de los más lejanos de la historia en cuanto a días y distancia. Solo algunos de los que San Juan Pablo II realizó en la década de 1980 fueron más largos. ___
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