Peregrinos inician los últimos ritos del haj mientras los musulmanes celebran el Eid al-Adha
Multitudes de peregrinos se embarcaron el domingo en una lapidación simbólica del diablo en Arabia Saudí, un rito que marca los últimos días de la peregrinación del haj y el inicio de la celebración del Eid al-Adha para los musulmanes de todo el mundo.
La lapidación es uno de los últimos elementos del haj, que es uno de los cinco pilares del Islam. Se celebra un día después de que más de 1,8 millones de devotos se congregaron en una colina sagrada en el monte Arafat, a las afueras de la ciudad santa de La Meca.
Los peregrinos abandonaron el monte el sábado por la tarde y pasaron la noche en un lugar próximo conocido como Muzdalifa, donde recogieron los guijarros que utilizarán en la lapidación simbólica de los pilares que representan al diablo.
Estos están en otro lugar sagrado, Mina, donde los musulmanes creen que Dios puso a prueba la fe del profeta Ibrahim al ordenarle que sacrificase a su único hijo, Ismail. En las versiones cristiana y judía de la leyenda, Dios pide a Abraham que mate a su otro hijo, Isaac.
Los peregrinos pasarán los próximos tres días en Mina, donde recorrerán largas distancias por calles peatonales hasta llegar a un complejo de varios pisos que alberga los pilares de grandes dimensiones. Una vez allí, cada uno arrojará siete piedras contra tres columnas en un ritual que simboliza el abandono del mal y el pecado.
En este tiempo, visitarán La Meca para realizar el “tawaf” o circunvalación, que consiste en dar siete vueltas alrededor de la Kaaba, en la Gran Mezquita, en sentido contrario a las agujas del reloj. Darán una última vuelta, la llamada Tawaf de Despedida, al final del haj, cuando se preparen para marcharse de la ciudad santa.
Estos ritos coinciden con los cuatro días del Eid al-Adha, o fiesta del sacrificio, en la que los musulmanes con medios económicas conmemoran la prueba de fe de Ibrahim sacrificando ganado y distribuyendo su carne entre los pobres.
Una vez finalizado el haj, los hombres deben afeitarse la cabeza y quitarse las vestimentas blancas que vistieron durante el peregrinaje, y las mujeres se cortan un mechón de pelo en señal de renovación y renacimiento.
La mayoría de los peregrinos van entonces de La Meca a Medina, una ciudad a unos 340 kilómetros de distancia, para rezar en la tumba del profeta Mahoma, la Cámara Profética Sagrada. El sepulcro forma parte de la mezquita dedicada al profeta, que es uno de los tres lugares más sagrados del islam junto a la Gran Mezquita de La Meca y la de Al Aqsa en Jerusalén.
Más de 1,83 millones de musulmanes participaron en la peregrinación este año, dijo el ministro saudí de Haj y Umrah, Tawfiq bin Fawzan al-Rabiah, algo menos que los 1,84 millones de personas realizaron el ritual en 2023.
Casi todos los elementos del haj tienen lugar al aire libre y en zonas con poca o ninguna sombra. Se celebra en la segunda semana del Dhu al-Hijjah, el último mes del calendario lunar islámico, por lo que la fecha exacta varía cada año. Este año coincidió con el abrasador verano saudí. En el Monte Arafat, los termómetros llegaron a los 47º C (116,6º F) el sábado.
El haj de este año tiene como telón de fondo la guerra entre Israel y Hamás, que asola la Franja de Gaza y ha dejado a todo Oriente Medio al borde de un conflicto regional.
Los palestinos del enclave costero de Gaza no han podido viajar a La Meca para participar en la peregrinación debido al cierre del cruce de Rafah en mayo, cuando Israel amplió su ofensiva terrestre a la ciudad meridional, en la frontera con Egipto. Y tampoco podrán celebrar el Eid al-Adha como en años anteriores debido a la guerra.
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