Taiwán elige a su próximo presidente, sopesando la amenaza de China y la estabilidad de la isla
Los taiwaneses depositaban sus votos el sábado para elegir a un nuevo presidente en unos comicios que podrían marcar la trayectoria de sus relaciones con China en los próximos cuatro años.
Lo que está en juego es la paz y la estabilidad de la franja de agua de 177 kilómetros (110 millas) de ancho que separa el territorio continental chino de la isla autogobernada que Beijing reclama como suya.
El vicepresidente Lai Ching-te, representante del gobernante Partido Progresista Democrático (PPD), aspira a suceder a la presidenta saliente Tsai Ing-wen y dar al partido de tendencia independentista un inédito tercer mandato. Lai votará en Tainan, su ciudad natal.
Hou Yu-ih, candidato del Partido Kuomintang —también conocido como Partido Nacionalista y favorecido por Beijing—, depositará su voto en Nueva Taipéi.
El candidato alternativo Ko Wen-je, del Partido Popular de Taiwán, que ha mostrado ser popular entre los votantes jóvenes que buscan una alternativa a los dos grandes partidos, sufragará en Taipei.
La votación comenzó a las 8 de la mañana (0000 GMT) del sábado y concluirá ocho horas más tarde.
Los candidatos cerraron sus campañas el viernes por la noche con discursos emotivos, pero los votantes más jóvenes se centraron sobre todo en su futuro económico en un entorno difícil.
En declaraciones en Tainan, en el sur de la isla, Lai reflexionó sobre los motivos que le llevaron a dejar su carrera de cirujano a causa de las pruebas de misiles y los ejercicios militares de China destinados a intimidar a los votantes taiwaneses antes de las primeras elecciones presidenciales abiertas de 1996.
“Quería proteger la democracia que acababa de ponerse en marcha en Taiwán. Dejé mi trabajo bien pagado y decidí seguir los pasos que nuestros mayores habían dado en el camino de la democracia”, declaró Lai.
Hou, exjefe de la policía taiwanesa y alcalde de los suburbios de la capital, dijo que la visión de Lai sobre las relaciones con Beijing podría traer incertidumbre e incluso la posibilidad de una guerra.
“Yo estoy a favor de intercambios pragmáticos con China, la defensa de la seguridad nacional, y la protección de los derechos humanos. Insisto en que el futuro de Taiwán será decidido por 23,5 millones (de personas de Taiwán) y usaré mi vida para proteger a Taiwán”, declaró.