Macacos atemorizan a ciudad japonesa y autoridades se arman con pistolas tranquilizantes
En algunas regiones del país nipón son considerados como una plaga, pues los animales son tan agresivos que destruyen cultivos e, inclusive, entran a los hogares en ataques algo inusuales
Autoridades de la ciudad de Yamaguchi, en Japón, están alerta ante los múltiples reportes de ataques de macacos en los últimos días. Debido a ello, se han armado con pistolas tranquilizantes para antender las quejas ciudadanas.
De acuerdo con el diario The Japan Times, hasta el momento se han registrado 42 ataques de macacos, la mayoría con heridas leves. El caso más alarmante fue el de una bebé de 10 meses, que fue rasguñada en una de sus piernas tras irrumpir en su hogar.
Otro de los casos relevantes ocurrió el pasado 20 de julio, cuando uno de estos primates ingresó a una escuela primaria y atacó a una menor de 10 años. El animal salvaje la mordió en el brazo y también en sus dos manos.
Algunas víctimas han sido personas de la tercera edad, quienes han sufrido ataques mientras caminan por las calles de la ciudad.
De acuerdo con autoridades japonesas, en algunas regiones del país, los macacos son considerados como una plaga, pues los animales son tan agresivos que destruyen cultivos e, inclusive, entran a los hogares y cometen ataques algo inusuales.
Desde los primeros ataques registrados el pasado 8 de julio, policías locales han patrullado la zona dotando a la comunidad de trampas para la captura de dichos animales.
Según expertos, el macaco japonés o macaco de cara roja, es considerado uno de los primates más inteligentes y que mejor se ha adaptado al planeta; sin embargo, presentan conductas sociales complejas, pues aunque algunos grupos son organizados e incluso son venerados, últimamente han desatado el pánico en Japón debido a la facilidad con la que encuentran comida en zonas medianamente urbanas.
La semana pasada, la autoridad capturó a uno de los simios sospechosos de ataques en Yamaguchi y, tras varios días de estudio, decidieron sacrificarlo bajo los protocolos del Estado.