Activista italiana liberada en Hungría vuelve a casa tras ser elegida para el Parlamento Europeo
La activista antifascista italiana Ilaria Salis volvió la tarde del sábado a la casa de sus padres en la ciudad de Monza, en el norte de Italia, tras ser liberada el día anterior de su arresto domiciliario en Budapest.
“Se acabó la pesadilla”, dijo a periodistas su padre, Roberto Salis, cuando la esperaba en su casa.
“Ahora, debemos asegurarnos de que se deseche esta acusación, de la que Ilaria piensa que es inocente”, añadió.
Ilaria Salis fue liberada tras ser elegida como nueva integrante del Parlamento Europeo por su Alianza Verde e Izquierda a principios de este mes.
La activista de 39 años fue elegida durante su arresto domiciliario en Hungría, donde enfrenta un juicio y acusaciones de presuntamente agredir a manifestantes de ultraderecha.
Los legisladores del Parlamento Europeo gozan de una importante inmunidad legal contra acciones legales, aun si las acusaciones se relacionan con delitos cometidos antes de su elección.
Más de 170.000 votantes en Italia escribieron el nombre de Salis en la boleta, en un intento de hacer que volviera a casa desde Hungría, donde había estado detenida por más de un año.
Salis se convirtió en un tema político candente en Italia cuando se publicaron imágenes de ella, esposada y con grilletes, en la sala de un tribunal húngaro, donde fue juzgada.
La activista italiana fue acusada en Hungría de intento de asesinato tras formar parte de un grupo de antifascistas acusados de agredir el año pasado a personas que, creían, estaban vinculadas con la celebración de ultraderecha del Día de Honor.
En el evento, que se realiza todos los años el 11 de febrero, activistas de ultraderecha conmemoran el fallido intento de los soldados nazis y sus aliados húngaros de escapar de Budapest durante el sitio del Ejército Rojo en 1945.
Según reportes, las presuntas víctimas del ataque no se quejaron ante la policía.
Antes de la elección al Parlamento Europeo, a principios de este mes, el padre de Salis expresó repetidamente sus preocupaciones por el juicio de su hija, diciendo que podía enfrentar hasta 24 años de prisión. El fiscal húngaro había pedido una condena de 11 años tras las rejas.