Corte rusa sentencia a 7 años de cárcel a una colaboradora de Navalny
Un tribunal ruso sentencia a una colaboradora del líder opositor Alexei Navalny a siete años y medio de prisión por cargos de extremismo, en el último episodio de la campaña de represión del Kremlin contra la oposición
Un tribunal ruso sentenció el miércoles a una colaboradora del líder opositor Alexei Navalny a siete años y medio de prisión por cargos de extremismo, en el último episodio de la campaña de represión del Kremlin contra la oposición.
Lilia Chanysheva, que dirigía la oficina de Navalny en la región rusa de Bashkortostan, fue declarada culpable de incitación al extremismo, de formar un grupo extremista y de financiar una organización que viola los derechos. Los cargos contra Chanysheva, que fue detenida en noviembre de 2021, derivan de una sentencia de principios de ese año que designó a la Fundación para la Lucha contra la Corrupción de Navalny, y a todas sus oficinas regionales, como organizaciones extremistas.
Además de la pena de cárcel, Chanysheva recibió una multa de 400.000 rublos (alrededor de 4.700 dólares). El juicio se celebró a puerta cerrada y ella mantuvo su inocencia, alegando que los cargos en su contra se debían a motivaciones políticas.
El propio Navalny enfrenta un nuevo juicio por cargos de extremismo que podrían retenerlo en prisión durante décadas. Está previsto que el proceso comience la próxima semana en un penal de máxima seguridad ubicado a 250 kilómetros (150 millas) al este de Moscú, donde el político de 47 años cumple ya condena por otros delitos.
Navalny, que denunció la corrupción oficial y organizó protestas masivas contra el Kremlin, fue detenido en enero de 2021 a su regreso a Moscú tras recuperarse en Alemania de un envenenamiento con un agente nervioso del que culpa al Kremlin.
También el miércoles, una corte de Moscú condenó a seis años de prisión a un hombre que el año pasado lanzó bombas incendiarias a dos camionetas de la policía en la capital rusa. Vitaly Koltsov dijo que lo hizo para mostrar su “resentimiento” contra los vehículos, “como símbolo de la violación de las libertades”.