Dos magnates villanos de la izquierda y la derecha protagonizan contienda clave en Wisconsin

Ali Swenson,Scott Bauer
Viernes, 14 de marzo de 2025 11:20 EDT
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WISCONSIN-MUSK-SOROS (AP)

Cuando los republicanos buscan un villano político, señalan al megadonante liberal George Soros. Los demócratas han respondido recientemente con un villano propio: el hombre más rico del mundo y asesor cercano del presidente Donald Trump, Elon Musk.

Ahora, la influencia de los multimillonarios en la política confluye en unas elecciones de primavera que decidirán si los conservadores o los liberales controlan el tribunal supremo en un importante estado disputado por las presidenciales. Tanto Musk como Soros han gastado grandes sumas en la contienda por un puesto vacante en la Corte Suprema de Wisconsin, convirtiéndolos en blancos fáciles en un debate entre los dos candidatos el miércoles.

Aunque la contienda es oficialmente no partidista, demócratas y republicanos se han alineado detrás de cada candidato. El exfiscal general del estado, Brad Schimel, respaldado por los republicanos, calificó a Soros como una “persona peligrosa de la que recibir un respaldo”. El filántropo ha gastado un millón de dólares para beneficiar a su oponente, la jueza del circuito del condado de Dane, Susan Crawford, apoyada por los demócratas.

Crawford respondió diciendo que Musk “básicamente ha tomado el control de la campaña de Brad Schimel”. El director general de Tesla y SpaceX, que está dirigiendo la masiva iniciativa de recorte de costos federales de Trump, ha financiado dos grupos que han gastado juntos más de 10 millones de dólares para promover a Schimel.

El intercambio de opiniones puso de relieve cómo las elecciones del 1 de abril, que afectarán a casos pendientes sobre el aborto, las normas de votación, los límites de los distritos del Congreso y más, han atraído el escrutinio nacional en un año en el que sólo hay un puñado de elecciones importantes. También mostró cómo los dos multimillonarios polarizadores están desempeñando un papel desproporcionado en la contienda, ya que cada parte trata de lastrar a la otra con su influencia política.

Esas tácticas tienen sentido en una elección de primavera en un año intermedio, cuando los votantes pueden no conocer a los candidatos o no prestar mucha atención, indicó Matt Gorman, un estratega republicano.

“Debes vincularlo a temas nacionales”, dijo. “La estrategia general es, ¿cómo puedes asustar a tu base para asegurarte de que se presenten en las urnas?”

Soros ha sido vilipendiado por los conservadores durante años por sus donaciones a fiscales liberales y otras causas izquierdistas y antiautoritarias. Musk, un nuevo actor poderoso en el ámbito de las donaciones políticas, ha enfurecido a los liberales por su papel en la campaña de Trump el año pasado —su comité de acción política independiente gastó unos 200 millones de dólares para ayudar a Trump a salir elegido— y sus esfuerzos por recortar los servicios y el personal del gobierno federal a través del nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés).

Soros ha sido un objetivo de los conservadores durante mucho tiempo

El multimillonario húngaro-estadounidense y judío de 94 años ha sido blanco de los conservadores durante décadas.

El núcleo de su ira es el gasto que él y grupos afiliados han realizado para elegir fiscales liberales — funcionarios que los republicanos argumentan son demasiado indulgentes con el crimen. Los legisladores del Partido Republicano han llamado la atención sobre las donaciones de Soros en iniciativas por destituir a esos fiscales, diciendo que las personas que apoya han puesto a las comunidades en riesgo.

Trump también ha utilizado a Soros para empañar la credibilidad de personas y grupos que no le agradan. En una reciente orden ejecutiva destinada a castigar al bufete de abogados Perkins Coie, dijo que el bufete “ha trabajado con donantes activistas, incluido George Soros, para anular judicialmente leyes electorales populares, necesarias y democráticamente promulgadas”.

Los ataques a Soros a menudo se desvían hacia territorios antisemitas y conspirativos, y hay quienes afirman falsamente que apoya a manifestantes violentos o que tiene lazos familiares secretos.

El primer ministro húngaro Viktor Orbán —un aliado de Trump— ha promovido ese tropo al fomentar la creencia de que Soros está involucrado en tramas encubiertas para desestabilizar Hungría. La presión del líder autocrático llevó a una universidad que Soros fundó a trasladar sus programas de Budapest a Viena en 2018.

Antes de la contienda por la Corte Suprema de Wisconsin de 2023, Soros donó 1 millón de dólares al Partido Demócrata de Wisconsin. Hizo una donación de la misma cantidad antes de la contienda de este año, lo que llevó a Schimel y sus partidarios a invocar a Soros en la mensajería y anuncios de campaña.

“Susan Crawford recibe sus órdenes de George Soros, (el gobernador de Illinois) JB Pritzker, jefes de policía contrarios al ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas) y radicales de Defund the Police”, escribió la campaña de Schimel en X este mes. “¿De qué lado estás?”.

La nueva relevancia política de Musk le da a los demócratas un argumento de respuesta

Musk irrumpió en la escena política en los últimos años, gastando grandes sumas de dinero para asegurar el control republicano del gobierno federal y en estados donde tiene negocios.

El año pasado, gastó casi 300 millones de dólares en campañas republicanas, según los registros de la Comisión Federal de Elecciones. La mayor parte de eso fue para impulsar a Trump, pero un comité de acción política independiente que fundó también gastó millones en las elecciones a la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

Musk también ha incursionado en la política estatal en Texas, donde ha trasladado varios de sus negocios. Se involucró en la contienda por la Corte Suprema de Wisconsin poco después de que Tesla demandara al estado en una disputa sobre una ley que prohíbe a los fabricantes de automóviles operar o controlar concesionarios de vehículos. En última instancia, el caso podría acabar ante la Corte Suprema del estado.

Esta peculiar coyuntura, su descarado apoyo a Trump y sus caóticas maniobras en el gobierno federal, convierten a Musk en un blanco de ensueño para la izquierda, señaló el estratega demócrata de Wisconsin Joe Zepecki, que no participa en la contienda.

“Tener un villano hace que todo sea más fácil”, dijo. “No es una señal para los partidistas, es un llamado claro. Crawford está con nosotros, y Schimel está en el bolsillo de Elon Musk, la persona más impopular de Estados Unidos en este momento que no puede salir de la primera plana”.

Crawford ha aprovechado los ataques, refiriéndose a Musk como “Elon Schimel” en el debate. También recordó a los votantes las medidas de Musk en el DOGE, como recomendar el despido de trabajadores del gobierno que ayudan a combatir el brote de gripe aviar.

La contienda, que se ve como una prueba de cómo los votantes de un estado clave están respondiendo a los primeros meses de la presidencia de Trump, también podría ofrecer pistas sobre cómo ven el papel de Musk en el gobierno.

La estrategia no está exenta de riesgos

Un desafío que ambos candidatos enfrentan es que, al atacarse mutuamente por ser apoyados por donantes notorios de grandes sumas, deben justificar tener sus propios benefactores adinerados.

Crawford necesita asociar a Schimel con Trump tanto como sea posible para ganar, dijo Brandon Scholz, un exestratega republicano en Wisconsin que ahora se identifica como independiente. Las donaciones de Musk ayudan a ello, al igual que los flyers distribuidos a los votantes por el America PAC —el comité de acción política creado por el multimillonario— que dicen que Schimel “apoyará la agenda del presidente Trump”.

Pronto podría haber más oportunidades para mostrar esos lazos: una asamblea pública el lunes, anunciada como un esfuerzo para movilizar el voto por Schimel, será coorganizada por uno de los hijos de Trump, Donald Trump Jr., y el activista político Charlie Kirk.

Mientras tanto, Schimel necesita que los votantes leales a Trump acudan a las urnas, dijo Scholz. Es una “espada de doble filo”, dijo, porque significa que el candidato tendrá que arriesgarse a desagradar a algunos votantes.

Según Scholz, Soros también goza de menos notoriedad que Musk en estos momentos. Esa podría ser una de las razones por las que Schimel ha recurrido más en las últimas semanas a mensajes conservadores tradicionales, como acusar a su oponente de dejar libres a los criminales con sentencias indulgentes.

Durante el debate, dijo que no tiene control sobre las donaciones externas ni sobre los mensajes que difunden. También dijo que no le daría un trato especial a Trump o Musk si es elegido para la corte. En cambio, Schimel dijo que trata la sala del tribunal como lo haría un árbitro de béisbol: “sin favorecer a ningún equipo”.

Crawford también se distanció de la donación de Soros al señalar que fue hecha al Partido Demócrata de Wisconsin, que la ha respaldado. Dijo que, mientras Schimel ha revelado cómo votará en algunos casos pendientes, ella “nunca ha prometido nada, y esa es la diferencia”.

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Swenson informó desde Nueva York.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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