El fantasma de la ultraderecha se aleja en España tras una votación inconcluyente
España enfrenta semanas y quizá incluso meses de estancamiento político con la posibilidad de nuevas elecciones, pero los comicios del domingo tienen un resultado que será recibido con alivio en capitales del continente que, como Madrid, respaldan con firmeza a la Unión Europea
España enfrentaba semanas y quizá incluso meses de estancamiento político con la posibilidad de nuevas elecciones, pero los comicios del domingo tuvieron un resultado que sería recibido con alivio en capitales del continente que, como Madrid, respaldan con firmeza a la Unión Europea.
El partido español Vox, con su mensaje ultranacionalista, perdió apoyo entre los votantes y vio desbaratarse sus esperanzas de convertirse en socio decisivo y entrar en una coalición de gobierno que habría dado poder a la ultraderecha española por primera vez desde la dictadura de Francisco Franco en el siglo XX.
El conservador Partido Popular ganó las elecciones, pero se quedó muy por debajo de las estimaciones de las encuestas, que apuntaban a que podría derrocar al presidente del gobierno, el socialista Pedro Sánchez, si formaba un gobierno con Vox como socio minoritario.
Aunque los socialistas de Sánchez terminaron en segundo lugar, ellos y sus partidos aliados celebraron el resultado como una victoria porque sus fuerzas combinadas lograron ligeramente más escaños que el PP y Vox. El bloque que probablemente respaldaría a Sánchez sumaba 172 escaños, frente a los 170 de la derecha.
“Ha sido una victoria pírrica del PP, que no puede gobernar”, dijo Verónica Fumanal, politóloga y presidenta de la Asociación de Comunicación Política. “Veo una situación de bloqueo en el Parlamento”, vaticina.
Era probable que el resultado más ajustado de lo esperado diera paso a semanas de negociaciones políticas e incertidumbre sobre el liderazgo futuro en España.
La votante socialista Delphine Fernández dijo que esperaba que Sánchez pudiera mantenerse en el poder. Cruzó los dedos para que ella y los 37 millones de españoles llamados a las urnas no tuvieran que volver a hacerlo como en 2019, cuando Sánchez necesitó dos victorias consecutivas antes de formar un gobierno de coalición.
“Iba ser difícil, sí, empatados, pero a ver (...) aún vamos a gobernar”, dijo Fernández, abogada de profesión.
“Yo no vuelvo otra vez dentro de unas semanas, ¿eh?”, bromeó. “Ahora o nunca”.
Pero las posibilidades de que Sánchez consiga el apoyo de los 176 parlamentarios necesarios para tener mayoría absoluta en la cámara baja no son muy grandes.
Los resultados divididos hacen que el partido separatista catalán Junts sea clave para que Sánvhez pueda forma un gobierno. Pero si Junts pidiera un referendo de independencia para la región nororiental de Cataluña, ese probablemente sería un precio demasiado alto para Sánchez.
“No haremos presidente a Pedro Sánchez a cambio de nada”, dijo Miriam Nogueras, líder de la formación, en la noche electoral.
Con el 98% de los votos escrutados, el Partido Popular iba camino de los 136 escaños. Incluso con los 33 diputados que obtendría Vox y otro de un partido aliado, el PP aún se quedaría a siete de la mayoría.
Los socialistas parecían haber conseguido 122, dos más que en la legislatura anterior. Sánchez probablemente podría contar con los 31 de la coalición de izquierdas Sumar, que incluye a sus actuales socios de gobierno, y a varios partidos más pequeños para reunir al menos más que la suma de los partidos de derecha, pero también le faltarían cuatro para la mayoría a menos que se les una Junts.
“España y todos sus ciudadanos que han votado han sido meridiana y rotundamente claros. El bloque evolucionista de retroceso, que planteaba una derogación total de todos los avances que hemos logrado durante estos últimos cuatro años, ha fracasado”, dijo un pletórico Sánchez ante sus seguidores en Madrid.
Cuando su partido se llevó una golpiza en las elecciones regionales y locales en mayo, Sánchez podría haber esperado a diciembre para las elecciones nacionales. En lugar de eso, tomó por sorpresa a sus rivales adelantando los comicios con la esperanza de ganar más apoyo.
Sánchez puede añadir la noche electoral a la lista de contraataques de su carrera, construida a base de desafiar las probabilidades. El líder de 51 años tuvo que liderar un motín de los militantes socialistas para recuperar el mando del partido antes de ganar la única moción de censura victoriosa en la política español para derrocar a su predecesor, del Partido Popular, en 2018.
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, reclamó el derecho a intentar formar gobierno como partido más votado en las elecciones, aunque parecía tener aún menos posibilidades de formar una mayoría.
“Hemos ganado las elecciones. Nos corresponde intentar formar gobierno, como siempre ha ocurrido en la democracia española”, manifestó el candidato conservador desde el balcón de la sede del PP en el centro de Madrid.
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Wilson informó desde Barcelona. Los periodistas de AP Aritz Parra, Renata Brito, David Brunat, Iain Sullivan, María Gestoso, Alicia Léon y José María García contribuyeron a este despacho.