Eurovisión llega a la final con tensión en torno a Israel y dudas sobre la participación de Holanda
Es hora de que unos se enfunden las lentejuelas y los brillos y otros agarran sus pancartas de protesta y banderas palestinas para la final del 86mo Festival de la Canción de Eurovisión el sábado.
El certamen, que enfrenta a naciones que aspiran a alcanzar la gloria en la música pop, llega a su fin en la ciudad sueca de Malmo con Croacia y Suiza entre las favoritas a la victoria, y con Israel en el centro de una tormenta política.
Aunque el lema de la competencia es “Unidos por la música”, la edición de este año ha suscitado grandes por parte de los palestinos y sus partidarios, que sostienen que Israel debería quedar fuera por la guerra contra Hamás en la Franja de Gaza.
Se espera que miles de personas marchen por segunda vez esta semana por las calles de la tercera ciudad más grande de Sucia, que cuenta con una gran población musulmana, para exigir el boicot a Israel y un alto el fuego en la guerra de siete meses. En Finlandia, un grupo de unas 40 personas irrumpió el sábado en la mañana en la sede de la televisora pública YLE para exigir su retirada del concurso ante la presencia de Israel.
A varios kilómetros (millas) de distancia, en el Malmo Arena, 26 artistas — desde los 37 que participaron en dos semifinales antes esta semana — interpretarán sus canciones de tres minutos frente a las miles de personas que llenarán el recinto y a unos 180 millones de telespectadores en todo el mundo.
La participación de Joost Klein, representante de Holanda, estaba en duda luego de que en la víspera no actuó en los dos ensayos generales. Los organizadores, la Unión Europea de Radiodifusión, estaban investigando un “incidente” relacionado con el cantante, cuyo tema “Europapa” era uno de los favoritos en las casas de apuestas.
Estas polémicas ponen el broche de oro a un concurso que despierta tanto adoración como burla por su espíritu desenfadado y kitsch y su pasión por el pop.
Dean Vuletic, un experto en la historia del certamen, dice que a pesar de las divisiones de este año “no hay ningún otro evento cultural que una a los europeos como lo hace Eurovisión”.
“Este momento en el que todo el mundo está viendo el mismo programa de televisión, que se emite en vivo en 37 países, es algo muy especial”, explicó.
Las canciones que optan a coronarse como la mejor del continente este año van desde lo emocional a lo excéntrico. Entre ellas destacan la nostalgia por la década de 1990 del finlandés Windows95man, que comienza la actuación dentro de un huevo gigante vestido con muy poca ropa. La irlandesa Bambie Thug invoca el espíritu de las brujas sobre el escenario y ha llevado a un instructor de gritos a Malmo, mientras que el grupo español Nebulossa reivindica con osadía un término utilizado como insulto hacia las mujeres en “Zorra.”
Entre los favoritos figuran le representante de Suiza, Nemo — quien sería la primera persona no binaria en llevarse el micrófono de cristal si su operística “The Code” encabeza las votaciones — y el croata Baby Lasagna. Su canción “Rim Tim Tagi Dim” es un vibrante número de rock que aborda el problema de los jóvenes que van del país en busca de una vida mejor.
Vuletic señala que a pesar de la reputación de pop desechable que rodea al concurso, Eurovisión suele abordar “cuestiones políticas y sociales como el feminismo, la integración europea, la identidad de género”.
“Y creo que son las canciones más interesantes, especialmente porque son las más valoradas por las casas de apuestas”, añadió.
Algunas veces, sin embargo, se incumple la norma de evitar las declaraciones abiertamente “políticas”. Los organizadores pidieron a Israel que cambiase el título original de su canción “October Rain” (“Lluvia de octubre”) — una aparente referencia a la incursión de Hamás sobre el sur del país el 7 de octubre que dejó unos 1.200 muertos y provocó la guerra en Gaza.
La cantante israelí Eden Golan se ha disparado en las apuestas desde que interpretó su potente balada, ahora llamada “Hurricane” (Huracán”), en la segunda semifinal el jueves. Golan recibió algunos abucheos en los ensayos generales, pero votantes en todo el mundo la eligieron para avanzar a la final.
El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, elogió a Golan, de 20 años, por actuar a pesar “de enfrentar una fea ola de antisemitismo”.
Los manifestantes alegan que Israel no debería poder participar por su implicación en una guerra que se ha cobrado la vida de cerca de 35.000 palestinos en Gaza.
“No creo que deban ser parte de todo esto porque están cometiendo crímenes contra la humanidad", dijo Lorenzo Mayr, un residente en Malmo que asistió a una manifestación el jueves.
Los participantes están notando la presión, inundados por los mensajes y ataques en las redes sociales, y sin poder pronunciarse debido a las normas del concurso. La representante de Italia, Angelina Mango, envió su mensaje al entrar al centro de prensa el viernes, cuando interpretó “Imagine”, de John Lennon, mientras docenas de reporteros la rodeaban.
Loreen, que ganó el año pasado y se convirtió en una de las dos personas que ha repetido el honor, instó a la gente a que no abandone la “comunidad de amor” que es Eurovisión.
“Lo que está ocurriendo hoy en el mundo y en diferentes lugares nos está distorsionando y traumatizando a todos", dijo a The Associated Press.
“¿El trauma sana el trauma? ¿La negatividad sana la negatividad? No funciona así. Lo único que sana el trauma de verdad — esto es ciencia — es el amor", afirmó.
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Los periodistas de The Associated Press Hilary Fox en Malmo y Jan M. Olsen en Copenhague, Dinamarca, contribuyeron a este despacho.