Gobierno británico aborda disturbios mientras el sospechoso de apuñalamientos comparece en corte

Jill Lawless,Brian Melley
Jueves, 01 de agosto de 2024 07:38 EDT
REINO UNIDO-APUÑALAMIENTO
REINO UNIDO-APUÑALAMIENTO (AP)

El primer ministro británico, Keir Starmer, convocó el jueves a los jefes de la policía británica para una reunión de crisis sobre los disturbios que siguieron a un ataque con arma blanca en el que murieron tres niñas pequeñas, mientras el sospechoso de 17 años comparecía ante la corte para enfrentar tres cargos de asesinato y 10 de intento de asesinato.

El ataque del lunes contra niños que asistían a una clase de baile centrada en Taylor Swift conmocionó a un país donde los crímenes con arma blanca son un problema arraigado y persistente, aunque los apuñalamientos masivos son poco habituales. Activistas de ultraderecha han aprovechado las muertes para avivar el odio contra inmigrantes y musulmanes, aunque el sospechoso no es inmigrante y su religión no se ha hecho pública.

El nombre del sospechoso no se ha publicado porque es menor de 18 años, aunque la policía dice que nació en Reino Unido. No ha sido acusado de delitos de terrorismo, pero enfrenta tres cargos de asesinato por las muertes de Alice Dasilva Aguiar, de 9 años; Elsie Dot Stancombe, de 7, y Bebe King, de 6 años, en la localidad costera de Southport, en el noroeste de Inglaterra.

También ha sido acusado de 10 cargos de intento de asesinato por los ocho niños y dos adultos que seguían heridos. Los adultos -Leanne Lucas, que dirigía la clase, y John Hayes, que trabajaba cerca e intervino para proteger a los niños— estaban hospitalizados en estado crítico, mientras que dos de los menores fueron dados de alta el jueves, según el hospital Infantil Alder Hey. Otros cinco niños permanecían ingresados y estables.

La policía no ha mencionado el motivo del crimen, aunque la primera comparecencia del sospechoso ante la Corte de Magistrados de Liverpool reveló otros detalles.

El supuesto arma homicida era un cuchillo de cocina con la hoja curva, según un cargo adicional que enfrenta el acusado. Al joven le queda apenas una semana para cumplir 18 años y convertirse en adulto.

El sospechoso, con un chándal gris, sonrió brevemente a los periodistas antes de sentarse en la sala. Después se subió la sudadera por encima de la nariz y mantuvo la cabeza baja durante la breve vista. No habló.

En la corte no estaban ni los padres del joven ni familiares de las víctimas.

Manifestantes de ultraderecha impulsados en parte por desinformación en internet han realizado protestas violentas, en teoría en respuesta al ataque. El martes chocaron con la policía ante una mezquita y al día siguiente provocaron un tumulto cerca de la oficina del primer ministro en Londres.

La oficina de Starmer dijo que diría a los jefes de policía que “si bien el derecho a la protesta pacífica debe ser protegido a toda costa, será claro que los criminales que aprovechan ese derecho para sembrar el odio y cometer actos violentos enfrentarán todo el peso de la ley”.

Cientos de manifestantes que coreaban “queremos nuestro país de vuelta" arrojaron botellas y latas de cerveza cerca de la residencia del primer ministro en Downing Street el miércoles por la noche y lanzaron bengalas a una estatua cercana del líder de tiempos de guerra Winston Churchill. Se hicieron más de 100 detenciones por delitos como desorden violento y agresión a un trabajador de emergencias, según dijo la Policía Metropolitana de Londres.

En la localidad de Hartlepool, en el nordeste de Inglaterra, la gente lanzó botellas y huevos a la policía y prendió fuego a un auto policial, mientras grupos de ultraderecha intentan avivar la indignación por un ataque que han intentado asociar a los inmigrantes. Se reportó otro disturbio más pequeño en Manchester.

Una turba de cientos de personas arrojó ladrillos y botellas a policías antimotines en Southport el martes por la noche, prendió fuego a papeleras y vehículos y saqueó una tienda, horas después de una vigilia pacífica por las víctimas del ataque.

“Estoy absolutamente consternada y asqueada por el nivel de violencia mostrado hacia mis agentes”, dijo la jefa de policía de Merseyside, Serena Kennedy, que señaló que algunos de los agentes que habían acudido "a esa espantosa escena el lunes (...) después enfrentaron este nivel de violencia”.

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