Gran Bretaña: Crisis en el costo de la vida genera temor entre los inquilinos de bajos ingresos
Para millones de personas en Gran Bretaña, la crisis en el costo de la vida simplemente nunca parece disminuir
Para Sadie James, la crisis en el costo de la vida en Gran Bretaña simplemente nunca parece disminuir.
Primero fueron los costos exorbitantes de la energía y los alimentos derivados de la invasión de Rusia a Ucrania. Ahora la mujer de 61 años está preocupada porque no sabe si podrá seguir pagando el alquiler de su vivienda.
James, que vive en el sur de Londres, ha pasado apuros desde hace años para mantener sus finanzas bajo control. Y justo cuando estaba empezando a salir de deudas, se encuentra de nuevo en el sitio donde estaba en un principio: el monto de su renta no deja de subir, y además de enfrentar mayores costos en sus facturas de energía y alimentos, los pagos que recibe de la beneficiencia social no suben al mismo ritmo.
“De hecho, cada vez que pienso en ello me pongo sumamente nerviosa”, dijo James, que no puede trabajar debido a que padece problemas de salud. “Literalmente estoy deprimida, enojada, totalmente abrumada por ello porque no quiero perder mi casa”.
Las tasas de interés han subido rápidamente en meses recientes, lo que a su vez ha incrementado las hipotecas y las rentas en toda Gran Bretaña. Las tasas han llegado a 5% después de haber estado por debajo de 1% durante la última década, una medida con la que el Banco de Inglaterra ha tratado de hacer descender la mayor inflación entre los países del Grupo de los Siete.
Como suele ocurrir, los hogares más pobres se llevan la peor parte. Los aumentos en las tasas han derivado en la mayor caída en la riqueza de las viviendas en Gran Bretaña desde la Segunda Guerra Mundial, según nuevas investigaciones de la Resolution Foundation, un centro de investigación.
A diferencia de Estados Unidos, donde muchas hipotecas son fijas hasta por 30 años, los propietarios de casas en el Reino Unido están más expuestos a cambios en el costo de los préstamos porque un gran porcentaje de ellos recibieron préstamos que requieren ser renovados cada dos o cinco años.
Aproximadamente 2,5 millones de acuerdos así expirarán a fines del año próximo, y cerca de un millón de hogares enfrentan un incremento mensual de 500 libras esterlinas (655 dólares) en los pagos promedio de sus hipotecas para 2026, dijo Andrew Bailey, gobernador del Banco de Inglaterra.
Eso ha generado presión sobre Bailey y el primer ministro Rishi Sunak, cuya permanencia en el poder es tenue antes de una probable elección general el año próximo. El hacer que pedir préstamos sea más caro es la manera en que las tasas de interés más elevadas ayudan a que la inflación disminuya: en potencia la gente gasta menos, lo que reduce la demanda y la presión sobre los precios.
Aunque la inflación ha disminuido luego de que el año pasado alcanzó un punto álgido de dos dígitos, sigue obstinadamente alta en 8,7%, y se prevé que el banco central siga subiendo las tasas, las cuales ya se encuentran a su mayor nivel en 15 años. Eso ha llevado a crecientes temores de que la economía esté cayendo en una recesión.
Muchos caseros que enfrentan pagos más elevados en sus hipotecas quieren pasarle esos costos a los inquilinos. El hecho de que haya escasez en las opciones para rentar tampoco ayuda.
James dice que su casero, una organización de vivienda de Londres que administra viviendas con rentas accesibles para inquilinos de menores ingresos, ha elevado su renta cada año, y recientemente anunció un aumento de 4% a 170 libras (223 dólares) semanales. Para James, que apenas logra cubrir el pago de sus otras facturas, los incrementos en la renta parecen incesantes y ella está aterrada de que la vayan a echar.
“Es una pesadilla, pensar que van a venir un día... a echar llave en mi puerta y no pueda entrar”, manifestó.
A pesar del fuerte incremento en las tasas hipotecarias, los inquilinos han pasado apuros para poder pagar sus rentas en mayor grado que los propietarios, según la agencia de estadísticas de Gran Bretaña. Los inquilinos suelen gastar una mayor proporción de sus ingresos en costos de vivienda, señaló.
Jon Taylor, gestor de deudas en el organismo de caridad Christians Against Poverty (Cristianos contra la pobreza), que ha ayudado a James, dijo que su organización ha visto un fuerte incremento en el número de personas con deudas en sus rentas en los últimos dos años. Casi la mitad de los nuevos clientes del organismo son personas que buscan ayuda para poder pagar sus deudas.
“Los incrementos en las rentas ya son astronómicos aquí en Londres, y la gente no puede pagar eso”, señaló. “Está este grupo de personas que habrían estado a punto de poder pagar su renta, pero ya no es viable. Así, alguien tiene que ceder”.
Las crecientes tasas no sólo están afectando a la gente que está en la línea de pobreza o inscrita en la beneficencia social, agregó. A él le preocupan también los trabajadores que fácilmente podrían caer en deudas porque no pueden cubrir los incrementos simultáneos en las facturas de alimentos, vivienda y energía que se han visto desde el año pasado.
“Estoy extremadamente preocupado de que vamos a ver más gente que acude a nosotros diciendo: ‘no podemos pagar la hipoteca’, personas de las que uno nunca habría pensado que requerirían ese tipo de ayuda ahora van a estar en problemas”, indicó.
Los incrementos en las tasas de interés han hecho que la tasa hipotecaria fija promedio a dos años suba a 6,66%, su mayor nivel desde antes de la crisis financiera global de 2008.
Joanne Barker-Marsh, una madre soltera que atiende a su hijo adolescente con necesidades especiales, está tratando de no pensar en lo que ocurrirá en febrero, cuando su hipoteca a tasa fija se renovará. Está haciéndose a la idea de que su pago se incrementará a más del doble.
“Tendré que determinar qué hacer sobre la marcha”, dijo Barker-Marsh. “Ni siquiera puedo atender esto ahora porque estoy aterrada”.
La mujer de 51 años de Rochdale, en el norte de Inglaterra, perdió su trabajo durante la pandemia de COVID-19 y vive de los pagos de la seguridad social. Gasta en la hipoteca una tercera parte de esa prestación que le da el Estado.
“No me sobra nada de dinero en efectivo; no sé a dónde iremos a parar”, declaró. “Absorberá la mayor parte de nuestro pago de la seguridad social”.
Bailey, del banco central, se dijo esperanzado de que los bancos más grandes del país sean lo suficientemente resistentes como para ofrecer más ayuda de la que podían dar antes de la crisis financiera global. Dijo que los bancos tienen más capital y llevan encima mucho menos deuda de la que soportaban en ese entonces, lo cual les permite ofrecerles más opciones financieras a los hogares en problemas.
Cualesquiera que sean las opciones disponibles, el goteo constante de malas noticias no ayuda a los que están preocupados por el rumbo que tomará la crisis en el costo de la vida.
“No tengo una oportunidad de ponerme al corriente, de mejorar, porque al momento siguiente surge algo más”, lamentó James. “Y no entiendo el porqué”.