Hasta ahora, la estrategia de Trump en política exterior es hablar alto y portar un gran garrote

Aamer Madhani,Zeke Miller
Lunes, 27 de enero de 2025 19:02 EST
TRUMP-POLÍTICA EXTERIOR
TRUMP-POLÍTICA EXTERIOR (AP)

En su primera semana de vuelta en la Casa Blanca el presidente estadounidense Donald Trump ha ofrecido una vista preliminar de su enfoque en política exterior para su segundo mandato: hablar fuerte y empuñar un gran garrote.

Durante el fin de semana, Trump amenazó con imponer enormes aranceles a Colombia después de que su presidente Gustavo Petro se negara a permitir que un avión militar estadounidense que devolvía migrantes colombianos deportados de Estados Unidos aterrizara en el país sudamericano.

El presidente ucraniano Volodymir Zelenskyy se molestó después de que Trump le dijo que por qué “habla tan valientemente” en lugar de negociar con Rusia. Trump ha desconcertado incluso a aliados republicanos con sus exhortaciones a naciones de Oriente Medio para que acojan a refugiados palestinos de Gaza, moviendo potencialmente a suficiente población para “simplemente limpiar” el área devastada por la guerra y empezar de nuevo con el territorio prácticamente vacío.

A través de la coerción económica y la retórica aguda, Trump está dando indicios de que tiene la intención de ser un toro en la tienda de porcelana con la esperanza de extraer lo que quiere de aliados y de adversarios.

En el episodio de Colombia, Petro rápidamente cedió ante los aranceles con los que Trump lo amenazó: de 25% en todos los bienes colombianos que ingresan al país, y duplicándose al 50% en una semana. El momento puede ser sólo una muestra de lo que está por venir.

“Me parece que desde la perspectiva del gobierno de Trump, han alcanzado su objetivo, ¿verdad?”, señaló Kevin Whitaker, quien fue embajador de Estados Unidos en Colombia de 2014 a 2019. “No es sólo que consiguieron lo que querían. Se aseguró la aprobación para los vuelos. Pero enviaron un mensaje sobre su compromiso de usar todas las herramientas con que cuentan para lograrlo”.

El enfoque duro de Trump en el enfrentamiento con Colombia difícilmente fue inesperado. Prometió revertir rápidamente el enfoque de su predecesor demócrata, el presidente Joe Biden, a quien criticó frecuentemente de mostrar debilidad en el escenario internacional cuando el mundo buscaba un liderazgo más fuerte de parte de la mayor potencia mundial.

Diplomacia del gran garrote

Durante la planificación para su regreso al poder, el equipo de Trump decidió tomar un curso de acción agresivo para responder a cualquier nación que intentara bloquear su agenda, esperando dar un ejemplo de dicha actitud desde el principio, según un alto funcionario que habló a condición de guardar el anonimato para declarar sobre deliberaciones internas.

Y apoyándose fuertemente en los garrotes en lugar de las zanahorias en los primeros días del segundo mandato de Trump, el gobierno ha procurado enviar un mensaje claro de que la política exterior de Estados Unidos estará impulsada por un compromiso implacable con la visión de “Estados Unidos primero”.

Poco después de que se resolviera el asunto de Colombia, Trump publicó en redes sociales una foto de él mismo con un traje a rayas y un sombrero Trilby que solía ser popular entre los gánsteres estadounidenses en la década de 1920, así como un acrónimo burdo que advierte que no lo pongan a prueba. La publicación fue un giro decididamente moderno, y trumpiano, del uso que hacía el presidente Theodore Roosevelt del aforismo de África Occidental de “hablar suavemente y llevar un gran garrote”.

No es sólo en la cuestión de la inmigración donde Trump está tratando de sacudir a sus contrapartes internacionales para que se alineen con su discurso directo.

El presidente dijo que usó una llamada telefónica la semana pasada con el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammad bin Salman, para presionar a la OPEP+ con el fin de que reduzca los precios del petróleo, un movimiento que él cree es la forma más efectiva de obligar a Rusia a negociar el fin de la guerra contra Ucrania. El reino es el miembro más destacado de la OPEP+.

Trump, crítico del gasto del gobierno de Biden para respaldar la ofensiva de Ucrania, prometió durante la campaña poner fin rápidamente a la guerra de casi tres años.

“Una forma de detenerla rápidamente es que la OPEP deje de ganar tanto dinero”, les dijo Trump a los periodistas, en lo que podría interpretarse como una crítica directa a los saudíes, un aliado clave. “Entonces la OPEP debería poner manos a la obra y bajar el precio del petróleo. Y esa guerra se detendrá de inmediato”.

El sábado por la noche, Trump también captó la atención de Egipto y Jordania, socios de Estados Unidos en Oriente Medio, cuando dijo que los dos países deberían recibir a cientos de miles de palestinos de la Gaza devastada por la guerra. Funcionarios de ambas naciones rechazaron rotundamente la idea, e incluso un destacado republicano partidario de Trump, el senador Lindsey Graham, reconoció que estaba desconcertado por los comentarios del mandatario.

“La idea de que todos los palestinos se van a ir a otro lugar, no veo que sea muy práctica”, declaró Graham en una presentación matutina el domingo en el programa “State of the Union” de CNN.

Rubio se dirige a América Central

La disputa con Petro llega en un momento en que Trump está enviando al secretario de Estado Marco Rubio esta semana a América Central, su primer viaje internacional en el papel del principal diplomático de Estados Unidos. Visitará Panamá, El Salvador, Guatemala, Costa Rica y la República Dominicana.

La decisión de poner un enfoque desde el principio en América Central, incluidas naciones que son cruciales para el éxito de la iniciativa de deportación masiva de Trump y su oferta para frenar la inmigración ilegal, habla de cuán grande es la prioridad de la inmigración para Trump desde el inicio de su gobierno.

La escala de Rubio en Panamá también llega mientras Trump ha dicho en las últimas semanas que quiere que el Canal de Panamá vuelva a estar bajo control estadounidense, alegando que “a los barcos estadounidenses se les está cobrando excesivamente y no se les está tratando de manera justa de ninguna manera o forma”, y que “China está operando el Canal de Panamá”.

Algunos panameños han interpretado que los comentarios de Trump son una forma de presionar a Panamá por algo más que él quiere: un mejor control de la migración a través de la selva del Darién. Otros han recordado con preocupación la invasión estadounidense a Panamá en 1989.

Sin duda, el creciente interés comercial de China en el hemisferio occidental, incluida su operación de un puerto en el canal, ha alimentado durante mucho tiempo las preocupaciones de Estados Unidos sobre el papel más amplio de Beijing en las operaciones globales de transportación y puertos. El gobierno de Biden también tenía preocupaciones similares, pero intentó contrarrestar a China al reunir a economías acaudaladas para formar un frente unido contra la iniciativa de billones de dólares del “Cinturón y Ruta de la Seda” del gobierno chino, que ha lanzado una red de proyectos de infraestructura y rutas marítimas que serpentean por grandes porciones del mundo.

¿La “tormenta de fuego” de Colombia es una vista preliminar de lo que está por venir?

El gobierno de Biden también procuró demostrarles a las naciones en desarrollo que Estados Unidos ofrecía ser mejor socio que Beijing, al que acusó de explotar a las naciones más pobres con préstamos “coercitivos e inviables” para construir infraestructura.

Pero en su enfoque hacia Panamá, Trump ha adoptado una estrategia completamente diferente, forcejeando y amenazando a un aliado para que haga lo que él quiere.

Colombia, que estuvo en el centro del alboroto diplomático del domingo, tiene una asociación estratégica con China, pero hasta ahora ha resistido unirse al proyecto del Cinturón y Ruta de la Seda, al igual que muchos de sus vecinos latinoamericanos y caribeños.

Geoff Ramsey, investigador en el Adrienne Arsht Latin America Center del Atlantic Council —un organismo sin fines de lucro—, dijo que prevé que Petro intente enérgicamente alcanzar acuerdos de infraestructura con China en el futuro.

“Creo que eso va a ser una fuente de tensiones con Washington”, declaró Ramsey. “Para bien o para mal, la tormenta de fuego del domingo puede ser sólo una vista preliminar de lo que está por venir”.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de la AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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