Inician campaña para juntar comida para 250 gatos que viven en parque de distrito turístico de Perú
Un municipio turístico de la capital de Perú inició el viernes una campaña para juntar casi una tonelada de comida para alimentar por un mes a más de 250 gatos que viven en su principal parque y cuya presencia se remonta a hace 25 años cuando trajeron a un grupo pequeño para acabar con una plaga de roedores.
El parque del distrito de Miraflores alberga miles de visitas los fines de semana, muchos turistas vienen a caminar, descansar y a tomarse fotos con los gatos que "están prácticamente humanizados" dijo a The Associated Pres Viviana Meza, la gerente municipal de Desarrollo de Miraflores. Añadió que la campaña busca conseguir comida para los gatos, al menos por un mes.
Es habitual que turistas que llegan a Perú para visitar la ciudadela inca de Machu Picchu concluyan su viaje en Lima y pasen algunas horas en Miraflores. Muchos visitan el parque de más de dos hectáreas y observan, sin esperarlo, a estos gatos. Algunos felinos se echan a dormir a pierna suelta sobre el pasto, mientras otros trepan y saltan como monos entre las copas de los árboles.
Aliisa Hautala, una turista de Finlandia, estaba sentada junto a su pareja en una banqueta cuando un gato se acercó y se posó sobre sus piernas. “Es muy bueno que esto sea posible aquí porque nunca había visto un parque para gatos como éste en ningún otro lugar del mundo, ni siquiera en Finlandia”, dijo a la AP.
El gato acostumbrado a interactuar con desconocidos se echó a dormir por unos minutos para luego incorporarse e irse sin mirar atrás.
El trabajo municipal se complementa con la labor diaria y silenciosa de voluntarios que traen comida desde sus casas para los gatos. Una de ellas es Rosa Delgado, una comerciante de 45 años, quien por cuatro años gasta 15 dólares diarios para traer comida, sobre todo hígado sancochado, paté de pollo y galletas.
“Algunos me dicen que estoy loca porque me gasto el dinero en los gatos”, dijo. “Pero da gusto ver que cuando vengo, los gatos aparecen corriendo, saben que llega la comida”, comentó.
“Pasan hambre, en ocasiones, y da una tranquilidad enorme ver que ya comieron, entonces se van a dormir, a caminar", añadió Delgado quien va después del mediodía. “Algunos gatos son sociables, pero otros no tanto. Conozco a dos hermanitas, una es amable, yo la llamo ‘Punto Blanco’, pero su hermana, ‘Tóxica’, hasta puede arañarte”, indicó.
Otra voluntaria trajo una docena de casitas de madera para que al menos 12 gatos duerman en el interior de cada una, pero los felinos no lo usan. “A esas casitas viene gente malvada a abandonar a sus gatos”, dijo Delgado, recordando cómo hace un año un hombre intentó abandonar una felina preñada.
El municipio anunció multas para quienes sean atrapados intentando abandonar a sus gatos en el parque, pero en ocasiones ocurre durante la madrugada. En Perú, no hay registro del número de perros y gatos callejeros, pero los activistas calculan que podrían superar el millón.