Inspecciones de buques de granos ucranianos bajan a la mitad
Las inspecciones de barcos que transportan granos ucranianos y otras exportaciones de alimentos han disminuido a la mitad de su tasa más alta bajo un acuerdo mediado por la ONU en medio de la guerra contra Rusia
Las inspecciones de barcos que transportan granos ucranianos y otros alimentos han disminuido a la mitad de su tasa más alta bajo un acuerdo negociado por la ONU en medio de la guerra, generando rezagos en navíos que deben llevar suministros a países en desarrollo donde la gente pasa hambre, dicen funcionarios ucranianos y de las Naciones Unidas.
Algunos funcionarios estadounidenses y ucranianos acusan a Moscú de desacelerar deliberadamente las inspecciones, afirmación que un funcionario ruso rechazó.
Luego de que la iniciativa sobre los granos arrancó en agosto, sólo se llevaron a cabo 4,1 inspecciones de barcos —tanto con rumbo a Ucrania como desde ese país— cada día en promedio, según datos del Centro Conjunto de Coordinación en Estambul proporcionados a The Associated Press. Equipos de inspección de Rusia, Ucrania, la ONU y Turquía se aseguran de que los buques sólo transporten alimentos y otros productos agrícolas, no armas.
En septiembre, las inspecciones se incrementaron a 10,4 diarias, y en octubre alcanzaron su mayor nivel, de 10,6. Desde entonces han estado descendiendo: 7,3 en noviembre, 6,5 en diciembre y 5,3 en lo que va de enero.
“La esperanza había sido de que, al ingresar a 2023, se vería que la tasa diaria de inspecciones subiría cada mes, no que se redujera a la mitad”, dijo Samantha Power, administradora de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), en una entrevista el jueves en la reunión del Foro Económico Mundial en Davos, Suiza.
La disminución en las inspecciones “tiene un efecto material... en términos del número de barcos que pueden salir”, señaló Power. “Eso, a su vez, inevitablemente tiene un efecto dominó sobre el suministro global”.
Más de 100 navíos están aguardando en aguas de Turquía, ya sea para ser inspeccionados o para presentar su solicitud de serlo, y el tiempo de espera entre la solicitud y la inspección ha promediado 21 días en las últimas dos semanas, según la ONU.
A pesar de que ha habido menos inspecciones diarias en promedio, las cifras del organismo mundial mostraron que, en realidad, más granos lograron pasar por los sitios de inspección el mes pasado, hasta 3,7 millones de toneladas, en comparación con 2,6 millones en noviembre. El centro coordinador explicó que eso se debió a que en diciembre se usaron buques más grandes.
Los funcionarios temen lo qué pueda venir después. El portavoz adjunto de la ONU en Nueva York, Farhan Haq, relacionó la disminución en las inspecciones con los rezagos en los barcos, y dijo que el ritmo necesita incrementarse, pero no culpó a Rusia por ello.
“Nosotros, en nuestro papel de la ONU, estamos exhortando a todas las partes a que trabajen para retirar obstáculos con el fin de que se reduzca el rezago y mejoremos nuestra eficiencia”, les dijo Haq a periodistas el miércoles.
“Hemos estado presionando para obtener más inspecciones. Hemos estado presionando para asegurar que las inspecciones procedan con rapidez y exhaustivamente”, señaló. “Estamos haciendo todo lo que podemos para agilizarlo”.
El número de inspecciones de barcos que van hacia Ucrania y salen del país es una medida crucial del movimiento de granos ucranianos que van a los mercados mundiales, pero no la única: Otros factores incluyen la actividad en los puertos, las cosechas y los suministros agrícolas, las existencias en los silos, el clima, la disponibilidad de buques y la capacidad de los mismos.
La Iniciativa de Granos del Mar Negro estaba diseñada para liberar trigo, cebada y otros alimentos cruciales para naciones de África, Medio Oriente y Asia, donde la escasez de suministros asequibles provocó un alza en los precios de la comida y contribuyó a que más personas cayeran en la pobreza.
Los que la propusieron tenían esperanzas de que una extensión del acuerdo en noviembre azuzaría una aceleración de las inspecciones, y de esa manera ayudaría a transportar por mar millones de toneladas de alimentos desde tres puertos ucranianos trastocados por la invasión rusa hace 11 meses.
Pero Power dijo que Estados Unidos estaba “muy preocupado” de que Moscú pudiera estar obstaculizando deliberadamente la agilidad de las inspecciones.
“Los costos de realmente exportar y enviar por barco han subido 20% porque se tienen estas tripulaciones que están simplemente sin hacer nada debido al tiempo adicional que se requiere, porque la Federación Rusa ha recortado el número de inspecciones en las que participará”, indicó.
“Parece ser una lentitud deliberada en el mecanismo”, agregó Power, haciendo eco de comentarios similares que hizo la embajadora estadounidense ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, ante el Consejo de Seguridad el 13 de enero. Culpó de ello “a la deliberada desaceleración de las inspecciones por parte de Rusia”.
Al preguntársele si Moscú estaba actuando deliberadamente para hacer que las inspecciones sean más lentas, Alexander Pchelyakov, portavoz de la misión diplomática rusa ante instituciones de la ONU en Ginebra, respondió: “Eso simplemente no es cierto”.
“La parte rusa se adhiere al número de inspecciones diarias en cumplimiento de los acuerdos alcanzados”, dijo en un mensaje de texto.
En una publicación en Facebook el jueves, el Ministerio de Infraestructura ucraniano indicó que los rezagos de barcos comenzaron en noviembre.
“El tiempo promedio de espera es de 2 a 5 semanas, lo que también genera millones de pérdidas para los propietarios de la carga”, escribió el ministerio, y añadió que Rusia había “reducido artificialmente el número de equipos de inspección de 5 a 3 sin dar ninguna explicación”.
El tiempo necesario para realizar las inspecciones fue “incrementado artificialmente con verificaciones al desempeño de los navíos”, agregó, y dijo que hubo casos “en los que los rusos se niegan a trabajar por razones ficticias”.
El ministerio acusó al Kremlin de “sabotaje deliberado”, diciendo que desde octubre los puertos se han visto obligados a trabajar a la mitad de su capacidad y la afluencia de barcos ha declinado.
El Ministerio de Defensa de Turquía no respondió de momento a correos electrónicos solicitándole sus comentarios.
La iniciativa de granos, mediada por las Naciones Unidas y Turquía, incluía un acuerdo por separado para ayudar a Rusia a exportar sus alimentos y fertilizantes en un momento en que agricultores de todo el mundo enfrentan crecientes precios por los nutrientes que requieren para sus cultivos.
Moscú se ha quejado de que las sanciones de Occidente han creado obstáculos para sus exportaciones agrícolas. Aunque las sanciones no están dirigidas a alimentos ni fertilizantes rusos, muchas compañías navieras y de seguros se han mostrado renuentes a tener tratos con el Kremlin, ya sea negándose a hacerlo o incrementando fuertemente el precio.
En general, bajo el acuerdo se han exportado 17,8 millones de toneladas de productos agrícolas ucranianos a 43 países desde el 1 de agosto, señaló la ONU. China —un aliado crucial de Rusia— ha sido uno de los principales receptores, seguida por España y Turquía.
Países con ingresos de nivel bajo y por debajo del nivel medio recibieron 44% del trigo exportado bajo el acuerdo, y casi dos terceras partes de eso fue para economías en desarrollo, indicó el organismo mundial. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU adquirió el 8% del total.
El organismo dice que casi 350 millones de personas en todo el mundo están a punto de morir de hambre debido a conflictos, el cambio climático y el COVID-19, un incremento de 200 millones en comparación con las que había antes de la pandemia.
“No me importa si se ama o se odia a Rusia, se tienen que tener los alimentos y el fertilizante”, dijo David Beasley, director ejecutivo del PMA, a la AP en Davos. “Si no tenemos cuidado, tendremos una escasez de comida para fin de este año, o el precio de los alimentos será tan alto que se tendrá desestablización de naciones, lo que resultará en migraciones masivas”.
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Los periodistas de The Associated Press Zeynep Bilginsoy en Estambul, Edith M. Lederer en las Naciones Unidas y Courtney Bonnell en Londres contribuyeron a este despacho.