Llueven críticas contra gobierno de Guatemala por interferencia en elecciones
La interferencia del gobierno guatemalteco en las elecciones presidenciales ha llevado la atención mundial a un país cuyas luchas con la corrupción enraizada habían recibido una atención internacional limitada
La interferencia del gobierno guatemalteco en las elecciones presidenciales ha llevado la atención mundial a un país cuyas luchas con la corrupción enraizada habían recibido una atención internacional limitada.
El presidente Alejandro Giammattei era profundamente impopular en el país, pero aparte de ocasionales reproches de Estados Unidos y Europa, había logrado consolidar su control sobre el sistema judicial con escasas consecuencias.
Fue una transformación dramática para un país que hace cuatro años lanzó un esfuerzo anticorrupción agresivo y productivo con respaldo de Naciones Unidas. Pero desde que esa misión fue expulsada por el predecesor de Giammattei, el presidente había sistemáticamente colocado a sus fieles para reemplazar a fiscales y jueces que encabezaron esa lucha contra la corrupción. Incluso los que se habían vuelto críticos de esa intensa campaña ahora admiten que el país está peor.
Entonces vinieron las elecciones del 25 de junio, que produjo un shock para guatemaltecos y observadores extranjeros. Antes de los comicios, todas las encuestas indicaban que habría una segunda vuelta entre una estrecha lista de candidatos de derecha e izquierda.
Pero los votos nulos, muchos depositados como protesta, fueron más que los votos de los 22 candidatos, y el progresista Movimiento Semilla de Bernardo Arévalo llegó de segundo, con lo que garantizó su participación en la segunda vuelta del 20 de agosto. Súbitamente, había una alternativa para los guatemaltecos que deseaban cambiar el status quo.
Katya Salazar, directora ejecutiva de la Due Process Foundation, dijo que el sorpresivo apoyo a Arévalo fue “una demostración de insatisfacción” en el país centroamericano que sacudió a la estructura de poder hasta el mismo presidente.
“Creo que el miedo lo nubló y creo que pensó que sería igual que siempre”, dijo Salazar.
El miércoles en la noche, un fiscal federal anunció que el Movimiento Semilla había sido suspendido por supuestamente violar leyes electorales al formarse. Los fiscales siguieron eso el jueves en la mañana allanando las oficinas del Tribunal Supremo Electoral apenas horas después de que certificó los resultados que colocaron a Arévalo en una segunda ronda.
La controversia estalló inmediatamente. Además de declaraciones de consternación de Estados Unidos, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos, vinieron críticas de otros gobiernos latinoamericanos así como de la más poderosa asociación empresarial de Guatemala.
Incluso la rival de Arévalo en la segunda vuelta, la conservadora Sandra Torres, se sumó a las críticas, anunciando que suspendía su campaña en solidaridad porque la competencia era injusta cuando las autoridades estaban persiguiendo al Movimiento Semilla.
El partido UNE de Torres ha sido una fuerza clave para ayudar a Giammattei a impulsar su agenda legislativa, pero parecía que ella siente que el ataque contra el Movimiento Semilla podría minar su propia candidatura.
“Yo como candidata quiero competir en igualdad de condiciones” para el balotaje del 20 de agosto, dijo Torres. “Queremos manifestar nuestra solidaridad con los votantes del partido Semilla y también con los que salieron a las urnas”, agregó.
Poco después, la Corte de Constitucionalidad, el máximo tribunal del país, asestó otro golpe, otorgándole al Movimiento Semilla un amparo contra la suspensión, dictada por un tribunal menor, de su status legal. Eso redujo las tensiones rápida pero temporalmente.
Giammattei, quien por ley no puede postularse a la reelección, se mantuvo alejado de la luz pública. Su despacho emitió un comunicado diciendo que respeta la separación de poderes y que no se involucraría en procesos judiciales.
Arévalo agradeció a la Corte de Constitucionalidad así como al Tribunal Supremo Electoral, que prometió defender la voluntad de los votantes frente a la interferencia del gobierno.
Que “los corruptos que han intentado robarle al pueblo estas elecciones hoy se vean marginados”, demandó Arévalo.
Agradeció “la valentía del Tribunal Supremo Electoral” y a la Corte de Constitucionalidad que “se puso del lado de la verdad y la justicia” y, por eso, “hoy estamos comenzando el primer día de la campaña”.
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Sherman reportó desde Ciudad de México.