Los cardenales se reúnen el martes en el Vaticano para fijar la fecha del funeral del papa Francisco

Los cardenales se reunirán el martes en el Vaticano para comenzar a programar el funeral y entierro del papa Francisco, planificar el cónclave para elegir a su sucesor y tomar otras decisiones sobre la gestión de la Iglesia católica mientras los líderes mundiales y los fieles de a pie lamentan la muerte del pontífice.
Lo más inmediato será determinar cuándo podrá ser trasladado su cuerpo a la basílica de San Pedro para la capilla ardiente.
Francisco falleció el lunes a los 88 años tras sufrir un derrame cerebral que lo dejó en coma y provocó el fallo de su corazón. Se estaba recuperando en su apartamento después de haber sido hospitalizado durante cinco semanas por una neumonía. Hizo su última aparición pública el domingo, cuando ofreció una bendición de Pascua y dio el que sería su último saludo a los feligreses desde su papamóvil, dando vueltas por la plaza de San Pedro.
En retrospectiva, su aparición de Pascua desde la misma logia donde fue presentado al mundo como el primer papa latinoamericano el 13 de marzo de 2013 fue un cierre perfecto para un papado de 12 años que buscó sacudir a la Iglesia y devolverla a su misión evangélica de cuidar a los más pobres.
El Vaticano anunció que la primera reunión de la Congregación de Cardenales, la reunión de los cardenales que están ahora en Roma, se llevaría a cabo el martes a las nueve de la mañana en la sala del sínodo del Vaticano.
Podrían decidir permitir que el cuerpo de Francisco se muestre al público tan pronto como el miércoles por la mañana en la basílica de San Pedro. Según las normas aprobadas por Francisco el año pasado, el funeral y el entierro deben ocurrir entre el viernes y el domingo.
En su testamento final, Francisco confirmó que sería enterrado en la basílica de Santa María la Mayor, que está fuera del Vaticano y alberga su imagen favorita de la Virgen María. Después de cada viaje al extranjero, Francisco iba a la basílica para rezar ante la pintura de estilo bizantino que presenta una imagen de María, vestida con un manto azul y con el niño Jesús en brazos, quien a su vez sostiene un libro dorado con joyas.
Francisco se detuvo en la basílica de camino a casa desde el hospital Gemelli el 23 de marzo, después de su estancia hospitalaria de 38 días, para entregar flores que se colocaron ante el icono.
Regresó el 12 de abril para rezar ante la Madonna por última vez.
La reacción del mundo
Las campanas repicaron en capillas, iglesias y catedrales de todo el mundo y las banderas ondearon a media asta en Italia, India, Taiwán y Estados Unidos después de que la muerte de Francisco fuera anunciada por el camarlengo del Vaticano. Los partidos de fútbol en Italia y Argentina fueron suspendidos en honor al papa argentino que fue un fanático de toda la vida del club de fútbol San Lorenzo.
Los líderes mundiales elogiaron a Francisco por su liderazgo moral y compasión, mientras que los fieles comunes recordaban su simplicidad y humanidad.
Catalina Favaro, de 23 años y que acudió a a rendirle homenaje en la iglesia de Buenos Aires donde Francisco descubrió su vocación sacerdotal, dijo que había sido un rebelde, y que sus contradicciones también eran algo positivo.
En Timor Oriental, donde la última misa al aire libre de Francisco atrajo a casi la mitad de la población el pasado septiembre, el presidente José Ramos-Horta elogió el coraje de Francisco. "el papa Francisco fue un hombre valiente que no tuvo miedo de hablar en contra de los gobernantes del mundo que buscan la guerra, pero no quieren buscar la paz", dijo Ramos-Horta.
"Desafió a los poderosos a actuar con justicia, llamó a las naciones a acoger al extranjero y nos recordó que nuestro hogar común —esta Tierra— es un regalo que debemos proteger para las futuras generaciones", dijo el presidente de Nigeria, Bola Tinubu, quien es musulmán. Nigeria es el país más poblado de África y tiene alrededor de 30 millones de católicos, que suponen aproximadamente el 14% de la población total.
El velatorio del papa
Las habituaciones oficiales del papa en el Palacio Apostólico fueron sellados el lunes por la noche, siguiendo un ritual centenario. El cardenal Kevin Farrell, quien como camarlengo tuvo la tarea de anunciar la muerte y confirmarla una vez determinada la causa, presidió el ritual.
Sin embargo, Francisco eligió no vivir en el palacio, sino en el hotel Domus Santa Marta al otro lado de la Ciudad del Vaticano. Allí murió y su cuerpo fue trasladado a la capilla del hotel en el vestíbulo, donde se celebró un velorio privado el martes para funcionarios del Vaticano y miembros de la casa pontificia.
De acuerdo a los cambios realizados por Francisco el año pasado, su cuerpo no fue colocado en tres ataúdes de madera, como había sido para papas anteriores. En cambio, Francisco fue colocado en un ataúd de madera simplificado con un ataúd de zinc en su interior.
Una vez en San Pedro, su ataúd no será colocado en un catafalco elevado, sino que simplemente será colocado frente a los bancos, con el cirio pascual cerca.
Funeral y entierro
El entierro debe tener lugar entre el cuarto y el sexto día después de su muerte, lo que significa que una fecha probable es el sábado o el domingo. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha anunciado que él y la primera dama Melania Trump planean asistir. También se espera al presidente argentino Javier Milei.
El funeral será presidido por el decano del Colegio de Cardenales o, si eso no es posible, por el vicedecano u otro cardenal de alto rango. El actual decano es el cardenal italiano Giovanni Battista Re, de 91 años. El vicedecano es el cardenal argentino Leonardo Sandri, de 81 años.
Re y Farrell, el camarlengo, tendrán roles clave en los próximos días mientras convocan a los cardenales y se preparan para el cónclave para elegir al sucesor de Francisco.
Elección del próximo papa
Después del funeral, hay nueve días de luto oficial, conocidos como los "novendiali".
Durante este período, los cardenales llegan a Roma para participar en reuniones antes del cónclave para elegir al próximo papa.
Para dar tiempo a que todos se reúnan, el cónclave debe comenzar de 15 a 20 días después de que se declare la "sede vacante", aunque puede comenzar antes si los cardenales están de acuerdo.
Una vez que comienza el cónclave, los cardenales votan en sesiones secretas. Después de las sesiones de votación, las papeletas se queman en una estufa especial. El humo o fumata negra indica que no se ha elegido papa, mientras que el humo o fumata blanca indica que los cardenales han elegido al próximo líder de la Iglesia católica.
El que haya conseguido dos tercios de los votos gana. Si acepta, su elección es anunciada por un cardenal desde la logia de la basílica de San Pedro que anuncia "Habemus papam", que en latín significa "Tenemos un papa".
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.