Los escándalos de corrupción arrojan una sombra sobre las elecciones anticipadas de Portugal
Las dos semanas de campaña oficial antes de las elecciones generales de Portugal comenzaron el domingo, y se esperaba que los dos partidos moderados tradicionales volvieran a conseguir la mayoría de los votos pese a las previsiones de que un partido populista ganaría apoyos y daría más impulso al giro de Europa a la derecha.
El Partido Socialista, de centroizquierda, y el Partido Socialdemócrata, de centroderecha, se han alternado en el poder desde hace décadas. Pero no están seguros de cuánto apoyo necesitarán de partidos más pequeños para poder formar un gobierno tras la votación del 10 de marzo.
Los escándalos de corrupción han arrojado una sombra sobre los comicios. También han avivado el descontento de la población con la clase política del país mientras Portugal se prepara para celebrar los 50 años de democracia desde la Revolución de los Claveles que derrocó a una dictadura conservadora el 25 de abril de 1974.
Las elecciones se celebran después de que el gobierno socialista se derrumbara el pasado noviembre tras una investigación de corrupción. Ese caso incluyó un cateo policial de la residencia oficial del primer ministro, António Costa, y la detención de su jefe de gabinete. Costa no ha sido acusado de ningún delito.
También en las últimas semanas, una corte de Lisboa decidió que un ex primer ministro socialista debe ir a juicio por corrupción. La fiscalía alega que José Sócrates, primer ministro entre 2005 y 2011, se embolsó unos 34 millones de euros (36,7 millones de dólares) durante su época en el poder gracias a sobornos, fraude y lavado de dinero.
El Partido Socialdemócrata también se ha visto implicado en casos de corrupción.
Durante las últimas semanas de campaña extraoficial, una pesquisa en la región insular de Madeira provocó la renuncia de dos miembros destacados de los socialdemócratas. El escándalo estalló el mismo día que el Partido Socialdemócrata presentaba una valla publicitaria contra la corrupción en Lisboa que decía “No puede seguir así”.
La crisis de vivienda, unos salarios que se mantienen bajos y problemas en los servicios públicos son otras áreas donde falla el historial de los dos principales partidos.
Temas controversiales que han alimentado el debate político e impulsado a partidos populistas en Europa como el cambio climático, la inmigración y las diferencias religiosas apenas han aparecido en la campaña en Portugal.
Un partido populista y nacionalista formado hace cinco años llamado Chega! ("¡Basta!") ha hecho de la lucha contra la corrupción uno de sus temas bandera. “Portugal necesita una limpieza", declaraba una de sus vallas publicitarias.
El líder del partido, el abogado de 41 años André Ventura, se ha mantenido tercero en los sondeos y podría convertirse en un socio decisivo si su influencia política crece. Su partido logró apenas el 1,3% de los votos en las elecciones en 2019, pero subió al 7,3% en 2022. Podría reunir más del doble esta vez, según los sondeos, si crece el voto de protesta.
Una cuestión clave es si los socialdemócratas terminarán necesitando los votos de Chega! para formar una mayoría parlamentaria tras ocho años en la oposición.
El Partido Socialista podría formar alianzas con el Partido Comunista Portugués o el Bloque Izquierda para asumir el poder, como ha hecho en el pasado.
El líder socialista Pedro Nuno Santos, candidato del partido a primer ministro, es legislador y exministro de vivienda e infraestructura. Santos, de 46 años, dejo el gobierno actual cuestionado por su gestión de la aerolínea rescatada TAP Air Portugal y una disputa sobre la ubicación de un nuevo aeropuerto de Lisboa.
Luís Montenegro, líder socialdemócrata de 51 años que aspira a convertirse en primer ministro, ha sido parlamentario durante más de 20 años. Lidera la Alianza Democrática, una agrupación de dos partidos más pequeños de centroderecha formado para las elecciones.