Orban se dirige a cumbre europea tras estrechar la mano de Putin
Hace no mucho tiempo, un mandatario de la Unión Europea podía calificar públicamente al primer ministro húngaro Viktor Orban de “dictador” y sería festejado con risitas.
Ya el paria recalcitrante de la UE en 2015, Orban era el blanco de las críticas del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, no solo por presidir lo que llamaba una “democracia antiliberal” sino por su papel en las cumbres de la UE, donde la norma de la unanimidad da a cualquier gobernante un poder enorme en toda una gama de asuntos.
Ahora ya casi nadie se ríe. El apretón de manos de Orban la semana pasada con el presidente ruso Vladimir Putin, el enemigo público número uno de la UE desde la invasión de Ucrania, acalló esa clase de reacciones.
Y al reunirse los 27 mandatarios de la UE en su cumbre tradicional de otoño en las próximas horas, la participación por enlace de video del presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy volverá los focos hacia Orban.
Siendo la unidad supuestamente la consigna de la UE con respecto a Ucrania, ninguna foto hubiera desmentido mejor 1.000 palabras diplomáticas.
“Algunos mandatarios se referirán directamente a los efectos negativos” de la reunión de Orban con Putin, dijo un diplomático, que pidió no ser identificado debido a la susceptibilidad del caso. “Algunos lo dirán de manera muy directa”.
Otro diplomático jerárquico de un Estado miembro dijo que Orban “se encontraba allí muy cómodo, es algo notable. Aparte de eso, vamos al grano. Hungría es un factor que complica cualquier discusión sobre el apoyo y ayuda (a Ucrania). Todos lo ven. No es necesario decirlo diplomáticamente”, añadió, hablando también bajo la condición de no ser identificado.
No es fácil perturbar a Orban, quien suele estar en su salsa cuando enfrenta una oposición abrumadora dentro del bloque.
Para colmo de ofensa, días atrás comparó a la UE, que ha enviado miles de millones de euros a Hungría desde que se liberó de la dominación soviética, con los antiguos líderes comunistas de Moscú.
“Suceden cosas que nos recuerdan los tiempos soviéticos”, dijo Orban esta semana. “Afortunadamente, Bruselas no es Moscú. Moscú era una tragedia. Bruselas es apenas una mala parodia contemporánea”.
Las declaraciones de esa clase han recibido aplausos al otro lado del Atlántico, donde el expresidente Donald Trump ha elogiado al mandatario húngaro en varios discursos recientes.