Poco apoyo de aliados a Canadá tras chocar Ottawa y Nueva Delhi por el homicidio de un líder sij
Cuando el primer ministro Justin Trudeau se puso de pie en el Parlamento y dijo que India podría estar involucrada en el asesinato de un ciudadano canadiense, la apagada respuesta internacional ofreció una lección de geopolítica moderna.
Al parecer, India podría ser demasiado fuerte como para enemistarse con ella.
Ninguno de los aliados más importantes de Canadá —ni Estados Unidos, ni Gran Bretaña, Australia o Nueva Zelanda, todos estrechamente vinculados entre sí en la alianza de intercambio de inteligencia “Los Cinco Ojos”— se hicieron eco de las acusaciones de Trudeau.
Los aliados han expresado su preocupación. Han exigido investigaciones exhaustivas. Pero ninguno ha dado un paso al frente para condenar a India por su supuesta participación en el homicidio del separatista sij Hardeep Singh Nijjar, ocurrido en junio en territorio canadiense.
¿Por qué?
Principalmente está el tema de China. La prioridad entre los aliados es reforzar los lazos con India como un contrapeso al creciente poder y asertividad de Beijing.
Pero la cuestión va más allá de eso. La India moderna tiene una economía de rápido crecimiento que, según muchos analistas, superará a Japón y Alemania para convertirse en la tercera más grande del mundo hacia 2030. Se ha vuelto en una potencia global en asuntos internacionales, con más de 1.400 millones de habitantes y una de las mayores fuerzas armadas del planeta.
Todo ello les dificulta a los principales aliados de Canadá —que también son algunos de los principales socios de India— pronunciarse en voz alta.
“Creo que Australia, Estados Unidos y Gran Bretaña hicieron más o menos lo que se preveía”, dijo Janice Stein, politóloga de la Escuela Munk de Asuntos Globales de Toronto.
Sushant Singh, investigador sénior del Centre for Policy Research —un centro de investigación de políticas públicas con sede en Nueva Delhi—, coincidió: “Mientras Occidente necesite a India para contrarrestar a China, probablemente se va a hacer de la vista gorda”.
Trudeau dijo el lunes que había “denuncias creíbles” de participación india en el asesinato de Nijjar, llevado a cabo por sicarios enmascarados a las afueras de Vancouver. Desde hace años India buscaba a Nijjar, de 45 años. Canadá también expulsó a un diplomático indio.
Un día después —y luego de que Nueva Delhi intensificara la confrontación al expulsar a un alto diplomático canadiense—, Trudeau atenuó el tono de sus palabras, diciéndole a los periodistas que Canadá “no busca provocar ni exacerbar” la tensión.
“El primer ministro modera sus críticas mientras sus aliados se niegan a condenar a India por el asesinato del líder sij”, titulaba en portada el miércoles el diario canadiense The Globe and Mail.
Las acusaciones del gobierno son especialmente incómodas ahora para Gran Bretaña, que intenta concretar un acuerdo de libre comercio con India.
“Se trata de acusaciones graves. Es correcto que las autoridades canadienses las investiguen”, declaró Max Blain, portavoz del primer ministro británico Rishi Sunak.
Pero dejó claro que la cuestión del asesinato no sería examinada en las conversaciones comerciales, diciendo que “se trata de negociaciones sobre un acuerdo comercial y no pretendemos mezclarlas con otras cuestiones”.
En las últimas semanas, Trudeau habló del asesinato con Sunak y con el presidente estadounidense Joe Biden, según la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Mélanie Joy.
Cuando se le preguntó el jueves acerca del escaso respaldo de los aliados, Trudeau respondió: “No hay duda de que India es un país de creciente importancia y con el que debemos seguir trabajando, no sólo en la región, sino en todo el mundo".
Sin embargo, el mandatario agregó: "No pretendemos provocar ni causar problemas, pero somos categóricos en lo que respecta a la importancia del estado de derecho y la importancia de proteger a los canadienses”.
Si las respuestas de los aliados fueron moderadas, la oficina de Joly y la Casa Blanca rechazaron las publicaciones de que Canadá, en los días anteriores a que Trudeau hiciera sus acusaciones, hubiera presionado a Estados Unidos y a otros de sus principales aliados para que condenaran la ejecución.
El portavoz de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby, dijo que cualquier reporte de que Washington había desdeñado a Ottawa era “rotundamente falso”.
Por su parte, Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, declaró el jueves que Estados Unidos se apresuró a expresar su preocupación. Sullivan no quiso decir si el presidente Joe Biden plantearía el asunto directamente al primer ministro indio Narendra Modi, pero añadió que Washington ha tenido y seguirá teniendo contactos de “alto nivel” con Nueva Delhi sobre el asunto.
“Es un asunto que nos preocupa. Es algo que nos tomamos en serio. Es algo en lo que seguiremos trabajando”, dijo Sullivan. “Y lo haremos independientemente del país. No hay alguna exención especial que uno reciba para este tipo de acciones, sin importar cuál sea el país. Alzaremos la voz y defenderemos nuestros principios básicos”.
Aun así, el gobierno de Biden parece estar ofreciendo más apoyo moral que algo concreto. Podría dejar que las cosas sigan su curso como una cuestión bilateral entre Ottawa y Nueva Delhi.
“Es embarazoso” para Washington, dijo Robert Bothwell, historiador y profesor de la Universidad de Toronto. Pero “Estados Unidos tiene intereses que van mucho más allá”.
Si las acusaciones de Trudeau son correctas, dijo, ello también muestra que el gobierno de Modi no está "limitado por un sentido innato del estado de derecho ni por un compromiso con la democracia.”
“Este es el mismo tipo de cosas que hace Putin”, dijo, refiriéndose a los enemigos del presidente ruso Vladímir Putin que han sido asesinados en Rusia y en el extranjero, incluida Gran Bretaña.
Nijjar nació en India y durante años trabajó como plomero en Canadá. Fue asesinado en el estacionamiento de un templo sij en Surrey, un suburbio de Vancouver. Era buscado por las autoridades indias, que desde hace tiempo decían que tenía vínculos con terroristas separatistas que le apuestan a la creación de una nación sij independiente dentro de India. Si bien Nijjar defendía el derecho a una patria sij, en repetidas ocasiones negó las acusaciones de que estuviera vinculado con el terrorismo.
Canadá no ha presentado ninguna prueba de la implicación de India en el homicidio. Pero un funcionario estadounidense dijo el martes que la Casa Blanca considera que la disposición de Trudeau a hablar es una señal de la certidumbre del gobernante canadiense sobre lo que se ha hallado. El funcionario habló a condición de guardar el anonimato porque carece de autorización para declarar sobre asuntos públicos.
Canadá es uno de los pocos países del mundo que alza la voz sin reparos en defensa de los derechos humanos y el estado de derecho internacional. Tampoco tiene inconveniente en enfrentarse a grandes potencias.
En 2018, por ejemplo, las relaciones entre China y Canadá se desplomaron después de que Beijing detuviera al exdiplomático canadiense Michael Kovrig y al empresario canadiense Michael Spavor. Esas detenciones se llevaron a cabo poco después de que Ottawa arrestara a Meng Wanzhou, directora financiera del gigante chino de las telecomunicaciones Huawei e hija del fundador de la compañía. Canadá realizó el arresto a petición de las autoridades estadounidenses, que acusaron a Meng de fraude.
Las relaciones no se han recuperado ni siquiera tras un intercambio de prisioneros por el que China liberó a los canadienses a cambio de Meng en 2021.
De igual forma en 2018, el gobierno saudí expulsó al embajador canadiense ante el reino y retiró a su propio embajador después de que el Ministerio de Asuntos Exteriores de Canadá tuiteara su apoyo a un activista saudí detenido. Tuvieron que pasar cinco años para que Ottawa y Riad restablecieran finalmente las relaciones diplomáticas plenas en mayo.
Trudeau también se enfrentó al expresidente estadounidense Donald Trump, que prometió hacérselo pagar a Canadá después de que Trudeau dijera que no se dejaría pisotear en las negociaciones comerciales con Estados Unidos. Trump respondió insultando a Trudeau, diciendo que era “manso y suave”, palabras que escandalizaron a los canadienses.
Lo que está en juego ahora es mayor, y no está claro —al menos públicamente— con quién puede contar Canadá para un apoyo contundente.
“¿Canadá está solo?”, preguntó Bothwell. “Obviamente eso es preocupante, porque a lo largo de la existencia de Canadá se ha apoyado en la protección de los británicos, primero, y luego de los estadounidenses”.