Preocupante deficiencia de sistemas meteorológicos de África
Gran parte del mundo da por sentado los pronósticos meteorológicos diarios. Pero la mayoría de los 1.300 millones de habitantes de África viven con poco conocimiento previo de lo que está por venir. Esto puede ser mortal y costoso, con daños que ascienden a miles de millones de dólares.
La primera Cumbre Africana sobre el Clima comienza el lunes en Kenia para poner en relieve el continente que más sufrirá el cambio climático y que menos contribuirá a él. Un objetivo urgente será realizar inversiones significativas en la adaptación de África al cambio climático, incluidas mejores previsiones. En el centro de cada tema de la agenda, desde la energía hasta la agricultura, está la falta de recopilación de datos que impulsa decisiones tan cruciales como cuándo sembrar y cuándo huir.
El continente africano es más grande que China, India y Estados Unidos juntos. Y, sin embargo, África cuenta con sólo 37 instalaciones de radar para rastrear el clima, una herramienta esencial junto con los datos satelitales y el monitoreo de la superficie, según una base de datos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Europa tiene 345 instalaciones de radar. América del Norte, 291.
“El continente, en general, se encuentra en un punto ciego de riesgo climático”, afirmó Asaf Tzachor, investigador del Centro para el Estudio del Riesgo Existencial de la Universidad de Cambridge. En agosto, él y sus colegas advirtieron en un comentario para la revista Nature que el cambio climático le costará a África más de 50.000 millones de dólares cada año para 2050. Para entonces, se espera que la población de África se duplique.
La incapacidad generalizada para rastrear y pronosticar el clima afecta opciones clave de desarrollo, decía su comentario: “No tiene sentido invertir en pequeñas granjas, por ejemplo, si las inundaciones simplemente van a arrasarlas”.
Kenia, anfitrión de la cumbre sobre el clima, es uno de los pocos países de África que tiene un servicio meteorológico relativamente bien desarrollado, junto con Sudáfrica y Marruecos. Kenia ha asignado alrededor de 12 millones de dólares este año para su servicio meteorológico, según el tesoro nacional. En contraste, la solicitud de presupuesto del Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos para el año fiscal 2023 fue de 1.300 millones de dólares.
La vasta extensión del continente africano de 54 naciones está relativamente desatendida y sin advertencias.
“A pesar de cubrir una quinta parte de la superficie terrestre total del mundo, África tiene la red de observación terrestre menos desarrollada de todos los continentes, y que se encuentra en un estado de deterioro”, subrayó la OMM en 2019.
Y debido a la falta de financiación, el número de observaciones realizadas por dispositivos atmosféricos normalmente utilizados con globos meteorológicos disminuyó hasta un 50% en África entre 2015 y 2020, un “problema particularmente grave”, señaló la OMM en un informe del año pasado.
Menos del 20% de los países del África subsahariana proporcionan servicios meteorológicos fiables, de acuerdo con el informe. “Las estaciones meteorológicas están tan alejadas entre sí que sus datos no se pueden extrapolar al nivel local debido a las variaciones del terreno y la altitud”.
Ahora, 13 de los países africanos con mayor escasez de datos, entre ellos Etiopía, Madagascar y el Congo, están obteniendo dinero para mejorar la recopilación y el intercambio de datos meteorológicos de un fondo fiduciario creado por Naciones Unidas, el Fondo de Financiamiento de Observaciones Sistemáticas. Un mecanismo de financiación más antiguo con muchos de los mismos socios, Climate Risk & Early Alert Systems, ha apoyado la modernización de los sistemas meteorológicos en media docena de países de África Occidental y Central.
Y no se trata sólo de previsiones. A medida que las crisis climáticas, como la peor sequía que ha sufrido Somalia en décadas, se vuelven más comunes, un mejor registro de los datos meteorológicos es una necesidad crítica para la toma de decisiones.
“Para muchas personas en Occidente, los pronósticos meteorológicos precisos a menudo hacen que la vida sea más cómoda: ‘¿Me llevo un paraguas?’. En África, donde muchas personas dependen de la agricultura de secano, todo eso es un poco más complicado”, explicó Nick van. de Giesen, profesor de gestión de recursos hídricos en la Universidad Tecnológica de Delft, en los Países Bajos. “Con el cambio climático, los métodos tradicionales para determinar, por ejemplo, el inicio de la temporada de lluvias, son cada vez menos fiables. Por eso los agricultores siembran regularmente luego de algunas lluvias, pero después de eso las lluvias pueden escasear y las semillas no germinarán”.
Esto puede resultar devastador en medio de la actual crisis mundial de seguridad alimentaria.
Van de Giesen es codirector del Observatorio Hidrometeorológico Transafricano (TAHMO), un proyecto que ha ayudado a establecer alrededor de 650 estaciones locales de monitoreo meteorológico de bajo costo en colaboración con escuelas y otras entidades en 20 países africanos. No todas esas estaciones de monitoreo de superficie están en operación debido a problemas que incluyen amenazas de grupos extremistas que limitan el acceso para su mantenimiento en áreas como el lago Chad.
“Para ser claros, TAHMO nunca podrá reemplazar a los servicios meteorológicos nacionales eficientes y eficaces”, afirmó Van de Giesen, añadiendo que muchos gobiernos africanos todavía no cuentan con los recursos o la financiación necesarios.
La falta de datos meteorológicos en gran parte de África también complica los esfuerzos por vincular ciertos desastres naturales con el cambio climático.
A principios de este año, un grupo de investigadores del clima conocido como World Weather Attribution advirtió en un informe que los datos limitados hacían imposible “evaluar con confianza” el papel del cambio climático en las inundaciones que mataron a cientos de personas en el Congo y Ruanda alrededor del lago Kivu en mayo.
“Necesitamos urgentemente datos e investigaciones climáticos sólidos en esta región altamente vulnerable”, concluyó su informe.
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