Primeros 100 días de Trump: pisotear al gobierno, mano dura a aliados e iniciar guerras comerciales
En sus primeros 100 días de su segundo mandato, el presidente Donald Trump ejerció su poder en un alcance y escala para las que no es fácil hallar algo comparable en la historia de Estados Unidos.
Sus acciones apuntan a la arquitectura del New Deal y la Gran Sociedad, pero difícilmente se detienen ahí. También está reescribiendo la ortodoxia republicana del presidente Ronald Reagan sobre el libre comercio y las alianzas internacionales sólidas. Todo ello con el objetivo de alterar radicalmente el papel del gobierno en la vida estadounidense y el sitio que ocupa el país en el mundo.
Para implementar partes de su visión, utilizó los servicios de la persona más rica del mundo, Elon Musk, para desmantelar la fuerza laboral federal, y sólo después de actuar sopesó si los recortes habían ido demasiado lejos.
Trump también ha declarado unilateralmente el poder de rehacer la alianza con Europa posterior a la Segunda Guerra Mundial, que en gran medida ha mantenido la paz durante casi 80 años. El presidente republicano ha efectuado declaraciones de emergencia extraordinarias para reescribir las reglas del comercio global, lo cual ha desatado pánico en mercados y capitales de todo el mundo. Y ha ordenado la deportación de migrantes a una prisión en El Salvador sin una revisión judicial previa.
Y lo que es más, le ha apuntado directamente al poder judicial, los medios, la salud pública y la cultura, intentando someterlos, y ha obtenido algún éxito sorprendente.
Muchas de sus acciones las prometió durante su campaña, pero las implementó con una agresividad contundente.
A continuación presentamos un vistazo a los primeros 100 días más trascendentales de una presidencia estadounidense desde la de Franklin D. Roosevelt.
Economía
Trump ha intentado someter la economía de Estados Unidos a su voluntad. Pero una fuerza permanece intacta: los mercados financieros.
El mandatario dice que a la larga el desenlace de sus aranceles será "hermoso". Hasta ahora ha sido un trimestre difícil, en el que la confianza del consumidor ha caído en picada, los mercados de valores se han convulsionado y los inversores han perdido confianza en la credibilidad de las políticas de Trump. Se ha convertido en un tiempo de ansiedad en lugar de su prometida era dorada de prosperidad.
Trump ha logrado remodelar la economía a través del poder ejecutivo, en gran medida pasando por alto al Congreso controlado por los republicanos. Ha impuesto cientos de miles de millones de dólares en aranceles, incluidos a los dos mayores socios comerciales de Estados Unidos, México y Canadá. Los bienes chinos están siendo gravados a un 145% en total.
Las sanciones comerciales incrementaron las tensiones con la Unión Europea y provocaron que Japón y Corea del Sur se apresuraran a negociar. A pesar de la evidencia clara de la supremacía económica estadounidense, Trump alega que Estados Unidos ha sido estafado en el comercio.
El presidente dice que sus aranceles crearán empleos en fábricas nacionales, cubrirán el costo de un plan de recorte del impuesto sobre la renta que podría superar los 5 billones de dólares en 10 años, pagarán la deuda nacional de 36 billones de dólares y también servirán de influencia para renegociar el comercio en términos favorables a Estados Unidos. Pero sus aranceles podrían reducir en 4.900 dólares el ingreso disponible de un hogar promedio, según el Laboratorio de Presupuesto de la Universidad de Yale.
Trump ha utilizado su cargo para promover anuncios de inversión que aún no han tenido gran impacto económico. El mandatario habló de una inversión de 500 mil millones de dólares en inteligencia artificial por parte de OpenAI, Oracle y SoftBank. Invitó a ejecutivos de Hyundai a la Casa Blanca para el anuncio de una nueva planta siderúrgica en Luisiana. Pero la construcción de fábricas disminuyó en febrero, y los analistas externos han incrementado la probabilidad de que haya una recesión este año.
Ha recompensado a los sectores del carbón y el petróleo a través de ataques a energías alternas, pero sus aranceles provocaron aumentos en el precio del acero y otros materiales que la industria energética necesita para expandir la producción.
El secretario de Comercio, Howard Lutnick, ha dicho que Trump asumirá pleno control y responsabilidad de la economía en los últimos tres meses de este año, cuando las políticas del gobierno hayan sido implementadas completamente.
— Por Josh Boak
DOGE
Trump prometió enfrentar lo que llamó despilfarro, fraude y abuso en el gobierno. Nombró a Musk para encabezar esa iniciativa.
Musk convirtió su plan para un Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) en una de las piezas más controvertidas y trascendentales de los primeros 100 días de Trump.
El empresario abordó la tarea con una mentalidad de magnate tecnológico: romper cosas, y luego ver qué se desea arreglar. Los despidos fueron generalizados e indiscriminados. Se eliminaron programas sin que se analizaran a fondo. Las consecuencias humanas les fueron dejadas a otros para que las resuelvan.
El equipo de Musk tuvo acceso a bases de datos delicadas y se adentró en departamentos poco conocidos responsables de gestionar la fuerza laboral gubernamental y las propiedades federales.
Desde hace tiempo los republicanos han soñado con reducir la burocracia. Pero incluso algunos veteranos de los enfrentamientos presupuestarios de Washington quedaron atónitos por la velocidad e intensidad del trabajo de Musk.
El DOGE también cometió errores. Los alegatos de que se habían logrado ahorros masivos no cuadraban. Musk infló enormemente las estimaciones de cuánto dinero de los contribuyentes se pierde por fraude. Sus ataques contra el Seguro Social, del que dijo era una "estafa piramidal", inquietaron a los jubilados.
Es poco probable que Musk logre sus objetivos a gran escala. Sus planes para recortar 1 billón de dólares del presupuesto se redujeron a 150 mil millones.
Trump y Musk se prodigan elogios mutuamente. Pero el tiempo de Musk en el gobierno es limitado y Trump ha comenzado a hablar del trabajo del multimillonario en tiempo pasado.
"Este tipo hizo un trabajo fantástico", declaró Trump durante una reciente reunión del gabinete.
— Por Chris Megerian
Inmigración
Reprimir la inmigración ilegal fue el himno de la campaña de Trump, y es el tema en el que tiene mayor apoyo.
Ha cumplido a través de la implementación de algunas de las políticas de inmigración más duras en la historia de la nación, incluso después de que las prometidas deportaciones masivas aún no se materializan.
Trump invocó la Ley de Enemigos Extranjeros de 1798 para deportar a migrantes con un debido proceso limitado, y luego la usó para enviar a cientos de presuntos pandilleros venezolanos a una megaprisión en El Salvador, en desacato de una orden judicial.
Su gobierno se ha resistido a la orden de la Corte Suprema, emitida sin que se sepa de disidencias, de que debe hacer lo necesario para traer de vuelta a Estados Unidos al salvadoreño Kilmar Ábrego García, quien vivía en Maryland y fue deportado erróneamente a El Salvador.
Trump envió soldados a la frontera con México y deportó temporalmente a migrantes por medio de vuelos militares. Declaró que ciertas pandillas eran organizaciones terroristas extranjeras y les prohibió a los migrantes que arriban a la frontera sur solicitar asilo en Estados Unidos. Las autoridades convirtieron una aplicación implementada durante el gobierno del presidente Joe Biden llamada CBP One —que unas 900.000 personas habían usado con el fin de programar citas para ingresar legalmente a territorio estadounidense— en un mecanismo para instar a los migrantes a autodeportarse.
El gobierno se comprometió a poner fin a la ciudadanía por nacimiento para las personas que nacieron en el país, y a la vez propuso otorgar "tarjetas doradas" que permitirían a los extranjeros naturalizarse estadounidenses a cambio de 5 millones de dólares.
Funcionarios han intentado expulsar a migrantes de muchos países que habían recibido estatus legal temporal, y cancelaron los números de Seguro Social que algunos habían recibido legalmente, trasladándolos a listas de personas fallecidas.
Antes de hacerlo a El Salvador, el gobierno de Trump envió migrantes a la Bahía de Guantánamo, Cuba, mientras también requería que los canadienses se registraran al cruzar a Estados Unidos. Funcionarios presionaron al Servicio Interno de Impuestos (IRS, por sus siglas en inglés) para que entregara datos delicados de cientos de miles de personas que están en el país ilegalmente, lo que podría facilitar hallarlos.
Los cruces ilegales de fronteras bajaron enormemente. En marzo, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza indicó que 7.181 personas fueron detenidas a nivel nacional entre cruces fronterizos, una disminución del 14% desde febrero y una caída del 95% desde marzo de 2024.
Una encuesta del Centro NORC de Investigación de Asuntos Públicos y The Associated Press encontró que el 46% de los adultos en Estados Unidos aprueban la forma en que Trump ha manejado la inmigración, mientras que aproximadamente la mitad dice que ha "ido demasiado lejos" cuando se trata de deportar a inmigrantes que viven ilegalmente en el país.
No obstante, el gobierno está sopesando invocar la Ley de Insurrección de 1807, que permite al presidente desplegar al ejército en suelo estadounidense, incluso para ayudar a detener a migrantes.
— Por Will Weissert
Desquite
Trump asumió el cargo prometiendo un "desquite" en favor de sus seguidores.
Cumplió con eso desde su primer día y prácticamente cada semana desde entonces, con acciones contra los fiscales que lo investigaron y los bufetes de abogados que los emplearon. Atacó a exfuncionarios que lo criticaron o declararon —correctamente— que había perdido las elecciones presidenciales de 2020 ante el demócrata Joe Biden.
Trump ordenó la suspensión de las autorizaciones de seguridad de más de cuatro docenas de exfuncionarios de inteligencia que firmaron una carta durante la campaña de 2020 en la que afirmaban que la saga de la laptop de Hunter Biden, hijo del exmandatario, tenía las características de una campaña de influencia rusa.
El Departamento de Justicia de Trump despidió a los fiscales que lo investigaron dentro del equipo del fiscal especial Jack Smith y exigió que le proporcionaran los nombres de los agentes del FBI que participaron en investigaciones sobre los disturbios del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos.
Las órdenes ejecutivas estuvieron dirigidas a algunos de los bufetes de abogados más destacados del país, en algunos casos porque emplean o alguna vez emplearon a fiscales que investigaron a Trump. Esas órdenes han buscado castigar a los bufetes retirándoles las autorizaciones de seguridad a sus abogados, prohibiéndoles el acceso a edificios federales y rescindiendo contratos federales.
Algunos bufetes han demandado con éxito para detener la aplicación de disposiciones clave de las órdenes, pero varios más han llegado a acuerdos con la Casa Blanca, accediendo a proporcionar cientos de millones de dólares en servicios jurídicos gratuitos a causas defendidas por Trump.
Las universidades más destacadas del país tampoco se han salvado de la embestida.
El gobierno retiró 400 millones de dólares en subvenciones de investigación y otros fondos para la Universidad de Columbia debido a la forma en que la escuela manejó las protestas contra la campaña militar de Israel en Gaza. Columbia accedió a implementar los cambios exigidos por el equipo de Trump.
Se suspendió la entrega de unos 175 millones de dólares en fondos federales a la Universidad de Pensilvania debido a un nadador transgénero que compitió por última vez para esa institución educativa en 2022.
Harvard, cuya recepción de 9 mil millones de dólares en fondos gubernamentales está en riesgo, se negó a cumplir las exigencias de Trump. El gobierno respondió congelando subvenciones y abriendo una investigación sobre el estatus de exención de impuestos de la universidad.
El presidente también ha señalado a individuos. Memorandos presidenciales piden un escrutinio de Miles Taylor, exfuncionario del Departamento de Seguridad Nacional del primer gobierno de Trump que se ha convertido en crítico del mandatario, y de Chris Krebs, exdirector de la Agencia de Seguridad Cibernética y de la Infraestructura (CISA, por sus siglas en inglés) que hizo enfurecer a Trump después de declarar que las elecciones de 2020 fueron seguras y los conteos de votos eran correctos.
El jueves, Trump también se enfocó en ActBlue, una plataforma demócrata de recaudación de fondos. Le ordenó al Departamento de Justicia que la investigue.
— Por Eric Tucker
Tribunales, jueces y el Estado de derecho
Trump ha dicho reiteradamente que acataría una orden de jueces federales. Pero eso no ha impedido que se hable de una posible crisis constitucional por desafiar a los tribunales.
Sus órdenes ejecutivas que remodelan el gobierno federal enfrentan más de 150 demandas sobre temas que van desde trabajadores federales despedidos e inmigración hasta derechos de las personas transgénero.
Los jueces han fallado en contra del gobierno docenas de veces, bloqueando partes de su agenda por ahora. El gobierno ha argumentado que los jueces individuales no deberían poder emitir mandatos judiciales a nivel nacional.
Trump emitió una exhortación extraordinaria para el juicio político de un juez federal que falló en su contra en el caso de migrantes venezolanos acusados de ser pandilleros. Eso provocó una inusual reprimenda del presidente de la Corte Suprema, John Roberts, quien no mencionó al presidente por su nombre pero declaró que el juicio político no es una respuesta apropiada a desacuerdos sobre decisiones judiciales.
El gobierno también ha contraatacado en tribunales, y rápidamente ha apelado varias órdenes ante la Corte Suprema de mayoría conservadora.
Hasta ahora, Trump tiene un historial dispar ante el máximo tribunal en una serie de apelaciones de emergencia. Los jueces han emitido algunos fallos en gran medida procesales a favor del gobierno. También han rechazado los extensos argumentos de Trump en varios casos, incluido el que involucra a los venezolanos y otro en el de Ábrego García.
— Por Lindsay Whitehurst
Diplomacia y relaciones internacionales
Trump ha rechazado el orden posterior a la Segunda Guerra Mundial que ha sido la base para la estabilidad y seguridad global.
Ha rechazado alianzas de larga data y ha insinuado reducir la presencia de fuerzas estadounidenses en Europa. Antiguos aliados como Alemania y Francia han dejado entrever que ya no pueden contar con Washington.
Trump también prometió lograr que las guerras en Ucrania y Gaza concluyan rápidamente, hasta ahora con poco éxito.
Estableció un nuevo estándar para recibir a un líder de otro país cuando reprendió abiertamente al presidente ucraniano Volodymyr Zelenskyy. Trump ha dicho repetidamente, e incorrectamente, que Ucrania comenzó la guerra. El conflicto empezó cuando Moscú invadió territorio ucraniano en febrero de 2022.
Sus acciones han llevado a aliados en Europa, junto con Canadá, Japón y Corea del Sur, a cuestionar su dependencia de Estados Unidos y a preguntarse si los compromisos que han perdurado durante mucho tiempo ya no se aplican.
Trump le ha pedido al secretario de Estado Marco Rubio que haga recortes drásticos de personal y programas en el Departamento de Estado. Rubio ha cumplido y dijo que algunos en el departamento tenían una ideología "radical".
El presidente ha afectado a otras organizaciones multilaterales. Retiró inmediatamente a Estados Unidos de la Organización Mundial de la Salud, canceló la participación del país en el acuerdo de París para combatir el cambio climático, y tomó medidas contra la Corte Penal Internacional.
Prácticamente ha cerrado la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), considerada durante mucho tiempo un ejemplo de una herramienta efectiva para proporcionar ayuda humanitaria y generar buena voluntad, a pesar de que algunos de sus programas eran presa de corrupción.
Al mismo tiempo, ha exhortado repetidamente a que Washington se anexe Groenlandia, que es un territorio danés; a retomar el control del Canal de Panamá y a hacer de Canadá el estado número 51 de Estados Unidos.
— Por Matthew Lee
El Congreso
El Congreso está demostrando no estar a la altura para ser un contrapeso de esta Casa Blanca.
Trump está poniendo a prueba, desafiando e incluso intimidando al Congreso de maneras sin precedentes —recortando agencias gubernamentales, deportando migrantes legales, investigando a quienes considera enemigos y generando gran agitación en la economía—, y prácticamente desafiando a los legisladores a objetar.
Ahora que los republicanos tienen el control de la Casa Blanca y el Congreso, su partido tiene una inusual oportunidad de impulsar una ambiciosa agenda partidista.
Pero Trump ha demostrado que no necesariamente quiere o necesita al Congreso para lograr sus objetivos.
El presidente ha emitido casi 10 veces más órdenes ejecutivas que los primeros cinco presidentes del país juntos, pasando por alto a los legisladores. El DOGE está recortando programas, empleos y agencias enteras, incluido el Departamento de Educación, que por ley reciben fondos bajo la supervisión del Congreso, al que la Constitución le da la facultad de asignar dinero a las agencias.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Mike Johnson —el segundo en la línea de sucesión presidencial—, dice ser el "quarterback" para el "entrenador" —Trump—, quien dice qué jugada implementar. En la cámara alta, los senadores republicanos confirmaron a algunos de sus nominados más controvertidos con sólo algunas objeciones insignificantes.
Los demócratas advierten que el autoritarismo está deslizándose en la democracia estadounidense. "Nuestros Padres Fundadores estaban muy al tanto de que un poder ejecutivo fuerte podría en esencia desplazar la democracia y convertirse en un autócrata", recordó el senador demócrata Chris Murphy.
Tras bambalinas, muchos republicanos están tratando de resistir a las iniciativas de Trump, por cuestiones locales fundamentales como la agricultura y el comercio, pero hasta ahora la mayoría está cediendo ante el presidente.
— Por Lisa Mascaro
Las fuerzas armadas
Durante los últimos tres meses, el Pentágono se ha visto sacudido por la destitución de altos mandos militares, incluidas sus únicas oficiales femeninas de cuatro estrellas, su jefe del Estado Mayor Conjunto —un general negro— y sus principales abogados militares.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, ha estado tambaleándose debido a controversias.
Fue un participante clave en el chat de Signal establecido por el asesor de Seguridad Nacional Mike Waltz, enviando detalles de operaciones militares delicadas a través de ese canal no seguro. Hegseth también usó un segundo chat en Signal para enviar información similar a un grupo que incluía a su esposa y hermano. A eso le siguió la purga de su personal de alto rango: destituyó o trasladó al menos a cinco de ellos, incluidos tres que dijo estaban siendo investigados por filtraciones.
Trump ha dicho que las fuerzas armadas se han vuelto “progresistas” y actuó rápidamente para revertir políticas establecidas hace tiempo.
Emitió una orden ejecutiva para expulsar a los militares transgénero, la cual fue bloqueada en tribunales. Hegseth le ordenó a las fuerzas armadas eliminar cualquier programación, libros o imágenes que celebren la diversidad.
Se aproximan más cambios.
Hegseth, quien desde hace tiempo se opone a que mujeres estén en puestos de combate en el frente, ha ordenado una revisión amplia de los estándares militares para garantizar que sean los mismos para mujeres y hombres. Decenas de miles de civiles que han hecho carrera en el Departamento de Defensa se encuentran ante la opción de salir voluntariamente de la agencia o ser expulsados a través de una reducción de personal.
Los cambios internos ocurren en un momento en que las fuerzas armadas están siendo reestructuradas para un posible combate contra China en el futuro, y en un momento en que posiblemente reciban una inyección de fondos mientras Trump sopesa un presupuesto de casi 1 billón de dólares para el departamento.
Las publicaciones en redes sociales que celebraban a las mujeres militares o la diversidad cultural han desaparecido. En cambio, las fuerzas armadas están promoviendo públicamente incrementos en los alistamientos, pese a que los totales más recientes reflejan nuevos programas de reclutamiento y mejoras que comenzaron mucho antes de que Trump fuera elegido.
Las fuerzas armadas han dedicado recursos significativos a la amplia orden de Trump de garantizar la seguridad en la frontera con México. Él ha transferido el control de una franja delgada de tierra a lo largo de la frontera al Departamento de Defensa para que los soldados puedan arrestar a migrantes por entrar ilegalmente a terrenos que pertenecen a los militares.
— Por Tara Copp y Lolita C. Baldor
Salud pública
En el Departamento de Salud y Servicios Humanos se han eliminado 10.000 empleos. Se suspendió la transferencia de miles de millones de dólares para investigaciones que solían darse a científicos y universidades. Se han cancelado reuniones públicas para hablar sobre vacunas contra la gripe y otras.
El flúor en el agua potable podría ser lo siguiente que desaparezca, según el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr.
Kennedy ha agilizado su campaña "Hacer a Estados Unidos saludable de nuevo" en guarderías, escuelas y centros de salud en todo el país, en la cual ha prometido trabajar con otros líderes de agencias del gobierno de Trump para prohibir los refrescos en el Programa de Asistencia Nutricional Suplementaria federal, limitar los colorantes en el suministro de alimentos y pedir que se elimine el flúor del agua potable.
La resistencia de Kennedy a lanzar una campaña de vacunación luego de que se ha agudizado un creciente brote de sarampión —por el cual cientos de personas han resultado infectadas y dos niños pequeños han muerto— ha suscitado preocupaciones de médicos, expertos en salud pública y legisladores.
Esas preocupaciones se profundizaron después de que eliminó miles de empleos en las agencias de salud pública del país, incluidos los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, la Administración de Alimentos y Medicamentos y los Institutos Nacionales de Salud. La medida, según pronosticaron funcionarios del departamento, les ahorrará a los contribuyentes 1,8 mil millones de dólares.
Pero algunos han logrado librarse de recortes profundos. Este mes, los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid anunciaron un aumento de tarifas inusualmente pronunciado para las aseguradoras de salud privadas que proporcionan planes para estadounidenses de edad avanzada a través de Medicare Advantage.
Costará 25 mil millones de dólares adicionales.
— Por Amanda Seitz
Energía y medio ambiente
Trump ha revertido el enfoque de Biden para combatir el cambio climático, y en lugar de ello intenta alcanzar lo que el republicano llama "dominio energético" de Estados Unidos en el mercado global.
Creó un Consejo Nacional de Dominio Energético, encabezado por el secretario del Interior Doug Burgum y el secretario de Energía Chris Wright, y le ordenó movilizarse rápidamente para incrementar la producción energética de Estados Unidos —que ya se encuentra en niveles récord—, especialmente de combustibles fósiles como el petróleo y el gas natural, y eliminar las barreras regulatorias que pudiesen ralentizar eso.
Trump retiró a Estados Unidos del acuerdo climático de París, pero se ha movilizado aún más enérgicamente en su segundo mandato para desmantelar importantes regulaciones ambientales, incluidas normas contra la contaminación generada por plantas de energía a carbón, vehículos motorizados y fabricantes.
El administrador de la Agencia de Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés), Lee Zeldin, ha anunciado una serie de acciones para revertir regulaciones históricas, incluido un hallazgo científico que ha sido durante mucho tiempo la base central para la acción de Estados Unidos contra el cambio climático. El plan de Zeldin reescribiría el hallazgo de la EPA en 2009 de que los gases de efecto invernadero que calientan el planeta ponen en peligro la salud pública y el bienestar, la base jurídica para una serie de regulaciones climáticas.
Zeldin dice que los cambios, incluidos más de 30 anunciados en un solo día el mes pasado, atravesarán con una daga el corazón de lo que él llama la "religión del cambio climático".
Ambientalistas y científicos del clima dicen que el así llamado hallazgo de la peligrosidad es una piedra angular de la ley estadounidense y que cualquier intento de deshacerlo tiene pocas posibilidades de éxito.
Mientras que el gobierno de Trump ha bloqueado fuentes de energía renovable como la eólica en el mar, ha intentado impulsar lo que él llama "hermoso" carbón, otorgando a casi 70 plantas de energía a carbón una exención de dos años de los requisitos federales para reducir las emisiones de productos químicos tóxicos, tales como el mercurio, el arsénico y el benceno.
Grupos ambientalistas y de defensa de la salud pública dicen que el plan podría permitir que cientos de empresas evadan leyes destinadas a proteger el medio ambiente y la salud pública.
— Por Matthew Daly
Artes y cultura
Dana Gioia, poeta y expresidente del National Endowment for the Arts (NEA), solía decir que una clave para mantener el apoyo a esa agencia y a otras organizaciones federales era asegurarse de que respaldaran proyectos en la mayor cantidad posible de distritos legislativos.
Fue una fórmula bipartidista que duró unos 60 años, a lo largo de gobiernos demócratas y republicanos, hasta el segundo mandato de Trump.
Desde que regresó al cargo, Trump ha destituido a líderes, puesto a personal bajo licencia administrativa y recortado cientos de millones de dólares en fondos con los que artistas, bibliotecas, museos, teatros y otros en la comunidad cultural habían contado durante mucho tiempo. Actuando sin autorización del Congreso, ha declarado que instituciones que van desde el Centro John F. Kennedy para las Artes Escénicas hasta el National Endowment for the Humanities (NEH) se han convertido en frentes de una agenda "progresista" que amenaza con socavar lo que él llama "nuestra visión para una Edad de Oro en las artes y la cultura".
Las organizaciones que él ha atacado se remontan principalmente a mediados de la década de 1960, en el apogeo de los programas internos de la "Gran Sociedad" del presidente Lyndon Johnson, cuando el gobierno gozaba de un alto apoyo público y la promoción de las artes era una prioridad nacional. El Centro Kennedy, el NEA, el NEH y el Instituto de Servicios de Museos y Bibliotecas fueron establecidos con un amplio respaldo de los dos partidos.
Las humanidades "son los idiomas, religiones, leyes, filosofías y costumbres que nos hacen distintos", dice una declaración en el sitio web del NEH. "Son nuestra historia y nuestras culturas, las ideas y movimientos que han moldeado sociedades a lo largo del tiempo".
El NEH y otros también citan beneficios prácticos; las artes y la cultura son buenas para la economía.
En el sitio web del NEH se incluye un titular que dice que ese fondo "apoya a las humanidades en cada estado y jurisdicción de Estados Unidos". El sitio web del NEA destaca un estudio reciente del gobierno que muestra que las artes agregaron 1,2 billones de dólares a la economía en 2023 y, en un momento en que Trump ha impuesto aranceles elevados a naciones de todo el mundo, señala que "el valor total de las exportaciones de artes de la nación fue casi 37 mil millones de dólares mayor que el valor de las importaciones de artes de otros países".
— Por Hillel Italie
Medios de comunicación
Muchos periodistas pensaron que un segundo mandato de Trump sería un desafío para su sector. Pocos se percataron de hasta qué punto.
El nuevo gobierno ha librado un combate enérgico, incluso en forma innovadora, contra la prensa desde que asumió el cargo. Ha peleado contra CBS News y The Associated Press en los tribunales, ha intentado desmantelar la Voz de América administrada por el gobierno, y envió a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés) a perseguir a los que el gobierno percibe son rivales suyos en los medios de comunicación.
La Casa Blanca ha establecido cuentas de respuesta rápida en redes sociales que mantienen un flujo constante de réplicas para "responsabilizar a las noticias falsas".
"El gobierno de Trump está en una campaña para hacer todo lo que pueda con el fin de disminuir y obstruir el periodismo en Estados Unidos", observó Bill Grueskin, profesor de periodismo de la Universidad de Columbia.
El futuro de Voice of America, Radio Free Europe/Radio Liberty y servicios similares que durante generaciones han entregado noticias imparciales a países donde escasean está siendo sujeto de un forcejeo en los tribunales.
Trump demandó a CBS News porque creía que "60 Minutes" editó un segmento a fines del año pasado en beneficio de Kamala Harris, rival electoral de Trump. La demanda aún pende sobre la cadena. Pero de todas formas esa revista de noticias ha producido varios segmentos contundentes contra el gobierno durante sus primeros 100 días, ante lo cual Trump emitió una respuesta airada en redes sociales el 13 de abril.
El presidente de la FCC de Trump, Brendan Carr, también está investigando a CBS News, al igual que a ABC News, NBC News, NPR, PBS, Comcast y, más recientemente, la Walt Disney Co., esta última por promover políticas de diversidad, equidad e inclusión.
La AP demandó al gobierno después de que redujo el acceso de la agencia de noticias a eventos presidenciales por no seguir el ejemplo de Trump de renombrar el Golfo de México, ganando un fallo judicial de que el gobierno no podía castigar a la organización por ejercer la libertad de expresión. El gobierno dice que piensa apelar. También ha intentado modificar el tipo de integrantes del cuerpo de prensa que lo cubre, introduciendo nuevos medios —término que algunos consideran un eufemismo para referirse a prensa amigable con el gobierno—, y quiere tener más control sobre quién le hace preguntas a Trump.
Fox News es nuevamente la fuente a la cual acudir para escuchar la forma de pensar de Trump, o el de personas que intentan influir en él.
El mayor bochorno del joven gobierno llegó cuando invitó sin querer a un periodista a un chat grupal donde se habló sobre planes militares. Aún peor, es un personaje que presuntamente le cae mal a Trump: el editor en jefe de la revista Atlantic, Jeffrey Goldberg.
Los asistentes de prensa de Trump casi no dejan escapar oportunidades para promover el punto de vista de su jefe, regañar a los medios o ambos simultáneamente: dicen que no responden a preguntas de reporteros que citan pronombres personales en sus biografías.
— Por David Bauder
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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.