Cómo la “justicia callejera” y la retribución complican la guerra en Ucrania
Los colaboradores de las fuerzas rusas se enfrentan a la justicia, pero no siempre por medios oficiales, como explica Kim Sengupta desde Kramatorsk
Mientras rescataba a los civiles de Kupyansk -una zona retomada por las fuerzas ucranianas, pero aún bajo el intenso fuego ruso-, Dmitry Lozhenko recibió la visita de un grupo desesperado por ser evacuado.
Lo que les diferenciaba de otros residentes que buscaban ayuda era que ofrecían mucho dinero para que les sacaran de allí, y estaban dispuestos a evitar el control que realizan las autoridades ucranianas a quienes abandonan los antiguos territorios ocupados.
“Sospeché mucho que se trataba de colaboradores”, dijo Dmitry, voluntario del grupo “I am Saved”, que ha salvado a miles de residentes de situaciones peligrosas. “Es probable que no pudieran llegar a Rusia y trataran de huir antes de que los atraparan. Por supuesto, no los acepté y pasé la información a las personas correspondientes”.
Mientras las fuerzas ucranianas continúan su rápida y exitosa ofensiva por el noreste y el sur del país, algunos de los que se pusieron del lado de los rusos invasores se encuentran desamparados y ahora están muy preocupados por las represalias.
Algunos han desaparecido, como el alcalde de Kupyansk, Hennaidy Matsegore, que entregó la llave de la ciudad a las fuerzas de Moscú e instó a los ciudadanos a no resistirse. Fue acusado de traición por Ucrania, pero ahora es probable que esté al otro lado de la frontera.
Sin embargo, estar dentro de Rusia no garantiza la seguridad. Cada vez se cree más que Ucrania sancionó el asesinato de Darya Dugina, una periodista partidaria del Kremlin e hija de Alexander Dugin, un ideólogo nacionalista ruso. Dugina fue asesinada cerca de Moscú en agosto por una bomba colocada en un Toyota Land Cruiser de su padre, quien quizás era el verdadero objetivo. La conclusión de los funcionarios estadounidenses de que una mano ucraniana oculta estaba detrás del atentado, tal y como reportó The New York Times, fue la opinión generalizada en los círculos diplomáticos y de seguridad.
El Departamento del Tesoro de EE.UU. había sancionado a Dugina cuatro meses antes de su asesinato por su participación en una operación de desinformación llevada a cabo por Yevgeny Prigozhin, aliado de Putin desde hace mucho tiempo y fundador del Grupo Wagner, cuyos mercenarios luchan en Ucrania.
Mykhailo Podolyak, asesor del presidente Volodymyr Zelensky, negó que el gobierno ucraniano estuviera implicado de alguna manera. “Antes del asesinato de Dugina, el pueblo de Ucrania y los representantes de las autoridades ucranianas no conocían sus actividades públicas ni su influencia en los programas de propaganda”, señaló. No mencionó la opinión de Kyiv sobre las actividades de su padre.
Aunque se cree que Dugina es la primera en sufrir un atentado en el extranjero, casi 35 funcionarios ucranianos que colaboraban con Rusia o fueron nombrados en puestos oficiales por Moscú han sido asesinados y heridos en operaciones dentro de los territorios ocupados.
Los considerados culpables de traición fueron fusilados, apuñalados, volados, envenenados y ahorcados, lo que ilustra la despiadada y letal determinación de quienes los persiguen: funcionarios de la inteligencia ucraniana que trabajan con los partisanos, según diversos relatos. En junio, Dmytro Savluchenko, funcionario de la organización juvenil Nova Rus en Kherson, murió tras la explosión de su auto. La fuerza de la explosión quemó otros dos autos y dañó un edificio de cuatro pisos.
Solo en agosto se produjeron nueve asesinatos o intentos de asesinato. Entre los objetivos se encontraban Volodymyr Saldo, jefe de la administración de ocupación de Kherson, al parecer envenenado por su cocinero personal, pero que sobrevivió; Vitaliy Gura, teniente de alcalde de Nova Kakhova, al parecer asesinado a tiros; Aleksandr Kolesnikov, subjefe de la policía de tráfico de Berdyansk, muerto en una explosión; Ivan Sushko, alcalde Mykhaylivka, en la región de Zaporizhzhya, muerto por un auto bomba.
En septiembre, Artem Bardin, comandante militar de Berdyansk, murió después de que su auto con una bomba explotara en un edificio administrativo, lo que le ocasionó la pérdida de las piernas. Esta semana, Olena Shapurova, jefa de educación de Melitopol, resultó herida en un atentado con auto bomba.
Los colaboradores también son perseguidos por la justicia. Ucrania abrió investigaciones sobre 1.309 sospechosos y puso en marcha 450 procesos. Entre los investigados se encuentran jueces, jefes de policía y alcaldes. Sin embargo, se cuestiona qué es exactamente lo que constituye sedición y cómo se diferencian los actos de coacción, cooperación y colaboración voluntaria.
Los funcionarios ucranianos afirman que muchos de estos ataques atribuidos a los ucranianos eran en realidad el resultado de la rivalidad entre los funcionarios de seguridad rusos y los separatistas prorrusos. Los violentos ajustes de cuentas forman parte de la política de las “Repúblicas Populares” de Donetsk y Luhansk, y hay ejemplos de facciones rivales dentro del aparato de seguridad del Kremlin que se socavan entre sí.
Oleksiy Danilov, secretario del Consejo de Seguridad Nacional y Defensa de Ucrania, afirmó que la inteligencia rusa era responsable de la muerte de Dugina. También afirmó, en los primeros días de la guerra, que los intentos de asesinar al presidente Zelensky por parte de las fuerzas especiales chechenas fueron frustrados, y algunos de ellos murieron, debido a la información recibida de la FSB (inteligencia rusa).
En aquel momento señaló: “Somos muy conscientes de la operación especial que iba a tener lugar bajo la dirección de los kadyrovitas [fuerzas especiales del líder checheno Ramzan Kadyrov] para eliminar a nuestro presidente. Y puedo decir que hemos recibido información del FSB, que ... no quiere participar en esta guerra sangrienta. Y gracias a esto, se destruyó el grupo de élite de Kadyrov, que vino a eliminar a nuestro presidente”.
Es posible que Danilov haya intentado sembrar la división entre Rusia y su aliado. Sin embargo, hay quien señala que Kadyrov, crítico con la actuación de los militares rusos en la guerra, declaró de forma voluntaria que algunos de sus hombres habían muerto en operaciones en los alrededores de Kyiv cuando no se sabía públicamente que habían estado allí.
Funcionarios de seguridad de Gran Bretaña, EE.UU. y Europa del Este declararon a The Independent que no tienen pruebas de que los ataques a los colaboradores se deban a luchas intestinas en las filas rusas o separatistas.
Los funcionarios británicos y estadounidenses insisten en su preocupación por que cualquier implicación ucraniana en la muerte de Dugina pueda provocar represalias por parte del Kremlin, con consecuencias cada vez más graves.
“No puede sorprender demasiado que los ucranianos apliquen una justicia no oficial a quienes consideran traidores”, comentó un funcionario de seguridad occidental. “Los rusos, como sabemos, también fueron responsables de asesinatos de enemigos fuera de su país. Pero el asesinato de Darya Dugina podría tener repercusiones que podrían salirse rápido de control. Eso, creemos, es lo que los estadounidenses han estado inculcando a nuestros amigos ucranianos”.
Algunos de los afectados por los rusos y sus partidarios dentro de Ucrania acogen con satisfacción la retribución.
Sergei Pymonenko fue detenido y golpeado duramente en Kupyansk por interrogadores rusos y separatistas.
“No tengo ningún problema con que se castigue a los traidores”, manifestó. “Comprendo que nuestra gente se ocupe de ellos, que se les aplique la justicia de la calle antes de que huyan a Rusia”.
“Otros que son capturados deben ser juzgados y encarcelados durante mucho tiempo si son declarados culpables, aunque creo que algunos de ellos pueden ser liberados en intercambios de prisioneros”.
Pymonenko dudó en dar su opinión sobre el asesinato de Dugina. “Mira, no conozco los hechos sobre esto. No tengo información, así que no sé si fue necesario o si nuestro gobierno estuvo involucrado... pero no olviden que estamos en guerra”.