Rusia y China buscan impulsar sus agendas en cumbre BRICS de países en desarrollo en Sudáfrica
Rusia y China buscarán obtener mayores avances políticos y económicos en el mundo en desarrollo durante una cumbre a celebrarse esta semana en Sudáfrica, donde una anticipada dosis de quejas suyas contra Occidente podría redituarles más si se concreta una medida formal para incluir a Arabia Saudí.
Representantes de los gobiernos del bloque económico BRICS —compuesto por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica— sostendrán tres días de reuniones en el distrito financiero de Sandton, en Johannesburgo, a las que la asistencia del mandatario chino Xi Jinping pone de relieve el capital diplomático que su país ha invertido en el bloque durante poco más de una década como una vía para alcanzar sus ambiciones.
El presidente ruso Vladímir Putin participará en video a distancia después de que su visita a Sudáfrica se viera obstaculizada por una orden de arresto que la Corte Penal Internacional emitió en su contra debido a la guerra en Ucrania. El mandatario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, el primer ministro indio Narendra Modi y el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa estarán en la cumbre junto a Xi.
Se tiene previsto que la reunión principal del miércoles, y los encuentros suplementarios del martes y el jueves, deriven en llamados generales para una mayor cooperación entre los países del Sur global en medio de su creciente descontento ante la percepción de que Occidente ejerce hegemonía en las instituciones globales.
Es una sensación que Rusia y China con gusto aprovecharán. Gobernantes o representantes de decenas de países en desarrollo se disponen a asistir a las reuniones suplementarias en la cuidad más rica de África, dándole una considerable audiencia a Xi y al ministro del Exterior ruso Serguéi Lavrov, quien irá a Sudáfrica en representación de Putin.
Durante la reunión se tocará, y posiblemente se decidirá, acerca de un punto específico de políticas del grupo: una propuesta de expansión del bloque BRICS, el cual fue fundado en 2009 por Brasil, Rusia, India y China, —todos países considerados mercados emergentes— y al que Sudáfrica se sumó un año después.
Arabia Saudí es uno de más de 20 países que ha solicitado formalmente sumarse al BRICS en otra posible expansión, dicen funcionarios sudafricanos. Cualquier decisión sobre la inclusión del segundo mayor productor de petróleo a nivel mundial en un bloque económico con Rusia y China claramente atraería la atención de Estados Unidos y sus aliados en un clima geopolítico particularmente gélido, y en medio de las recientes medidas que implementó Beijing para ejercer cierta influencia en el Golfo Pérsico.
“Si Arabia Saudí ingresa al BRICS, le dará una extraordinaria importancia a este grupo”, dijo Talmiz Ahmad, exembajador de India en Arabia Saudí.
Incluso un acuerdo en principio sobre la expansión del BRICS, el cual ya cuenta con una enorme porción de las mayores economías del mundo en vías de desarrollo, sería un triunfo moral para la visión que China y Rusia tienen del bloque como un contrapeso al G7, dicen analistas.
Beijing y Moscú están a favor de sumar a más países para reforzar una especie de coalición — incluso si es únicamente simbólica — en medio de las fricciones económicas de China con Estados Unidos y un enfrentamiento similar al de la Guerra Fría entre Rusia y Occidente debido a la guerra en Ucrania.
Varios países, desde Argentina hasta Argelia, Egipto, Irán, Indonesia y Emiratos Árabes Unidos, han solicitado formalmente su ingreso junto con los saudíes, y podrían ser algunos de los nuevos integrantes del bloque.
Si se incluye a varios de ellos, “entonces terminas con un bloque económico más grande, y a partir de ello una sensación de poder”, dijo el profesor Alexis Habiyaremye de la Facultad de Negocios y Economía de la Universidad de Johannesburgo.
Aunque Brasil, India y Sudáfrica se muestran menos inclinados a una expansión que debilite su influencia en lo que actualmente es un club exclusivo de economías en vías de desarrollo, hay cierto impulso para que sí ocurra. Sin embargo, aún no se ha tomado una decisión, y los cinco países primero deben ponerse de acuerdo en los criterios que los nuevos integrantes deben cumplir. Ese punto forma parte de la agenda en Johannesburgo en medio de la presión de Beijing.
“La expansión del BRICS ha sido el tema de mayor tendencia en este momento”, dijo Chen Xiaodong, el embajador de China ante Sudáfrica. “La expansión es crucial para mejorar la vitalidad del mecanismo del BRICS. Creo que en la cumbre de este año se verá un nuevo y sólido paso en este frente”.
Estados Unidos ha recalcado sus nexos bilaterales con Sudáfrica, Brasil e India en un intento por contrarrestar cualquier influencia desmedida de Rusia y China que emane del BRICS. De cara a la cumbre, el Departamento de Estado estadounidense dijo que Washington estaba “sumamente comprometido con muchos de los principales miembros de la asociación BRICS”.
La Unión Europea también seguirá de cerca los eventos en Johannesburgo, pero concentrándose prácticamente por completo en la guerra en Ucrania y en las labores continuas del bloque para obtener un repudio generalizado a la invasión rusa de parte del mundo en vías de desarrollo, algo que hasta ahora no ha logrado.
Ante el encuentro de Xi, Lula, Modi y Ramaphosa, el portavoz de la Comisión Europea, Peter Stano, dijo que la UE les hace un llamado con el fin de que utilicen el momento para defender el derecho internacional.
“Esperamos su contribución para hacer que Putin ponga fin a su comportamiento ilegal y desestabilizador”, declaró Stano.
Si la reunión de ministros de relaciones exteriores del BRICS en junio pasado en Ciudad del Cabo — precursora de la cumbre principal — sirve de antecedente, no habrá ninguna condena pública a Rusia ni a Putin por la guerra. Posiblemente el único rechazo que se escuche sea el de las protestas que planean realizar el grupo Amnistía Internacional y la Asociación Ucraniana de Sudáfrica frente al Centro de Convenciones de Sandton.
Si acaso, Rusia podría ver la cumbre como una oportunidad para sumar algo de respaldo.
Después de que el mes pasado suspendió un acuerdo que permitía los embarques de cereales ucranianos, Putin podría usar la cumbre del BRICS para anunciar más cargamentos gratuitos de granos rusos a países en vías de desarrollo, tal como lo ha hecho para varias naciones africanas, dijo Maria Snegovaya, integrante del Programa de Europa, Rusia y Eurasia en el Centro para Estudios Estratégicos e Internacionales, con sede en Washington.
Esto le permitiría a Putin demostrar “buena voluntad” hacia el mundo en vías de desarrollo, dijo Snegovaya, al tiempo que deja a Ucrania fuera del proceso.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que Putin tendrá “participación completa” en la cumbre a pesar de aparecer en video, y pronunciará un discurso.
Lo que probablemente se emitirá con regularidad durante los próximos tres días desde Johannesburgo serán las quejas del mundo en vías de desarrollo en torno a los sistemas financieros globales de la actualidad. En las semanas y meses previos a la cumbre, eso se ha centrado en críticas sobre el dominio del dólar estadounidense como la moneda global para el comercio internacional.
En general, los expertos del BRICS coinciden en resaltar las dificultades que tiene el bloque para implementar políticas debido a las distintas prioridades políticas y económicas de sus cinco integrantes, además de las tensiones y la rivalidad entre China e India.
Pero un enfoque para que haya más comercio con pagos en divisas locales es algo en lo que todos ellos pueden coincidir, dijo Cobus van Staden, analista de China Global South Project, organismo que da seguimiento a los compromisos de Beijing con el mundo en desarrollo.
Van Staden ve al BRICS impulsando un distanciamiento del dólar en el comercio regional en algunas partes del mundo de la misma manera en que ve la cumbre en su totalidad.
“Nada de esto es la enorme espada que acabará con el dólar. No se trata de eso”, dijo. “No es la herida causada por una enorme espada, (sino que) son muchos cortes causados por hojas de papel. Esto no matará al dólar, pero definitivamente hace que el mundo sea un lugar más complicado”.
“Ellos no necesitan derrotar al dólar... y no necesitan derrotar al G7. Todo lo que quieren en particular es plantear una alternativa para ello. Es una jugada a mucho más largo plazo”, agregó.
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Los periodistas de The Associated Press Matthew Lee en Washington; Ashok Sharma en Nueva Delhi, Lorne Cook en Bruselas; Jim Heintz en Tallin, Estonia; y Jon Gambrell en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, contribuyeron a este despacho.