Siria: Se demora la restauración de Palmira y otros sitios históricos dañados por la guerra
En el momento más álgido de la devastación provocada por el grupo Estado Islámico en Siria, el mundo observó horrorizado a los extremistas dinamitar un arco y templo icónicos en las afamadas ruinas romanas de Palmira en el país
En el momento más álgido de la devastación provocada por el grupo Estado Islámico en Siria, el mundo observó horrorizado a los extremistas dinamitar un arco y templo icónicos en las afamadas ruinas romanas de Palmira en el país.
Ocho años después, el EI ha perdido el control de la región, pero las labores de restauración en el lugar se han visto retrasadas por problemas de seguridad, minas antipersonales que sembraron los extremistas y carencia de fondos.
Otros sitios arqueológicos en toda Siria enfrentan problemas similares, tanto en áreas controladas por el gobierno como en otras dominadas por la oposición. Resultaron dañados por la guerra o, más recientemente, por el letal terremoto de 7,8 de magnitud que sacudió un amplia región de la vecina Turquía y también a Siria en febrero.
Yussef Kanjou, exdirector del Museo Nacional de Alepo en Siria, dijo que la situación de los sitios históricos en su país es un “desastre”.
Sin una iniciativa coordinada de preservación y restauración, dijo Kanjou, en la actualidad investigador de la Universidad de Tubinga en Alemania, “perderemos lo que no fue destruido por la guerra o el terremoto”.
Antes de la guerra, Palmira —uno de los seis sitios en Siria que la UNESCO ha declarado patrimonio mundial— era la joya de la corona arqueológica del país, una atracción turística que miles de personas visitaban cada año. La antigua ciudad era la capital de un Estado árabe subordinado al Imperio Romano que se rebeló brevemente y forjó su propio reinado en el siglo III d.C., encabezado por la reina Zenobia.
En épocas más recientes se registraron sucesos lúgubres en el área. Allí se encontraba la prisión de Tadmur, donde miles de opositores al régimen de la familia Assad presuntamente fueron torturados. El grupo Estado Islámico demolió la cárcel tras capturar el poblado.
Posteriormente los extremistas destruyeron los templos históricos de Bel y Baalshamin y el Arco de Triunfo de Palmira por considerarlos monumentos a la idolatría, y decapitaron a un anciano experto en antigüedades que había dedicado su vida a supervisar las ruinas.
En la actualidad, el camino a través del desierto desde la ciudad de Homs a Palmira está salpicado de retenes del ejército sirio. En Tadmur, la localidad adyacente a las ruinas arqueológicas, algunas tiendas han reabierto, pero aún es posible ver indicios de la guerra en forma de vehículos calcinados y tiendas y casas quemadas o tapiadas.
El Museo de Palmira está cerrado, y la muy apreciada estatua de un león que solía estar frente a él ha sido trasladada a Damasco para ser restaurada y resguardada.
A pesar de todo, los turistas sirios y extranjeros han comenzado a volver a cuentagotas.
“Pensábamos que era imposible que los extranjeros regresarían a Palmira”, dijo Qais Fathala, que solía manejar un hotel allí pero huyó a Homs cuando el EI se apoderó de las ruinas. Ahora está de vuelta en Palmira, operando un restaurante, en el que dijo sirve a turistas con regularidad.
En un día reciente, un grupo de turistas de diversos países, entre ellos Gran Bretaña, Canadá y China, junto con estudiantes de la universidad siria, deambulaban por las ruinas.
Algunos de los turistas sirios ya habían visitado el sitio en épocas mejores. Para Fares Mardini, estudiante de ingeniería en comunicación, era la primera vez.
“Ahora he venido finalmente, y veo tanta destrucción. Es algo realmente molesto”, declaró. “Espero que pueda ser restaurada y vuelva a ser lo que era”.
En 2019, expertos internacionales convocados por la UNESCO indicaron que sería necesario realizar estudios detallados antes de iniciar restauraciones en gran escala.
Youmna Tabet, especialista de programas en la unidad para Estados árabes del Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO, dijo que con frecuencia el trabajo de restauración involucra decisiones difíciles, especialmente si no hay suficiente material original para reconstruir.
“¿Vale la pena reconstruirlo con muy poca autenticidad, o más bien deberíamos enfocarnos en tener documentación en tercera dimensión sobre cómo era?”, señaló.
En un principio las misiones al sitio se vieron demoradas por cuestiones de seguridad, entre ellas la presencia de minas antipersonales que tenían que ser retiradas. En ocasiones células del EI aún efectúan ataques en el área.
El dinero también es un problema.
“Hasta ahora hay una gran falta de financiamiento, para todos los sitios en Siria”, declaró Tablet, e hizo notar que los donantes internacionales se han mostrado recelosos de infringir las sanciones al gobierno sirio, que han sido impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea y otros.
Las sanciones estadounidenses exentan actividades relacionadas con la preservación y la protección de sitios de patrimonio cultural, pero aún hay obstáculos relacionados con las sanciones, tales como una prohibición de exportar a Siria artículos fabricados en Estados Unidos.
Rusia, aliada del gobierno del presidente sirio Bashar Assad, ha comenzado a restaurar el arco triunfal de Palmira, el proyecto de mayor envergadura en curso en el sitio hasta la fecha.
“Tenemos algo de financiamiento de parte de algunos amigos en algunos sitios, pero es insuficiente con respecto al desastre que ocurrió”, dijo Mohamad Nazir Awad, director general del Departamento de Antigüedades y Museos de Siria.
No tiene que ser así, manifestó Mamoun Abdulkarim, que dirigía el departamento de antigüedades en la época en que el EI incursionó en Palmira. Abdulkarim hizo notar la iniciativa internacional para recuperar sitios históricos dañados en la ciudad de Mosul en el vecino Irak, que también estuvieron controlados por los extremistas durante cierto tiempo, como un ejemplo de una restauración exitosa.
“Necesitamos hacer alguna separación entre asuntos políticos y asuntos de patrimonio cultural”, señaló Abdulkarim, ahora profesor de la Universidad de Sharjah. Advirtió que las estructuras dañadas corren peligro de deteriorarse más o desplomarse mientras las labores de rehabilitación sigan demorándose.
El letal terremoto del 6 de febrero provocó más destrucción en algunos sitios que ya habían sido dañados en la guerra. Esto incluye la ciudad vieja de Alepo, que está bajo control del gobierno, y la iglesia bizantina de San Simeón en la campiña de Alepo, en un área controlada por fuerzas opositoras respaldadas por Turquía.
Aproximadamente una quinta parte del templo resultó dañada en el sismo, incluido el arco de la basílica, dijo Hassan al Ismail, investigador de la organización no gubernamental Sirios por el Patrimonio. Indicó que el terremoto agravó los daños previos provocados por bombas y vandalismo.
El grupo intentó estabilizar la estructura con soportes de metal y de madera, y de preservar las piedras que cayeron de ella para su uso posterior en la restauración.
Ayman al Nabo, director de antigüedades en la ciudad de Idlib —controlada por la oposición_, exhortó a recibir asistencia internacional para estabilizar y restaurar sitios dañados por el terremoto.
Las antigüedades deberían ser vistas como “neutrales a la realidad política”, señaló. “Este es patrimonio global de la humanidad, que pertenece a todo el mundo, no sólo a los sirios”.
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Sewell reportó desde Beirut. Los reporteros de The Associated Press Omar Sanadiki en Pamira y Omar Albam en Deir Semaan, Siria, contribuyeron a este despacho.