Sunak cumple 100 días de premier en medio de problemas
El primer ministro británico Rishi Sunak cumple 100 días en el puesto, más del doble que su predecesora Liz Truss, cuyo gobierno fue sumamente breve
El primer ministro británico Rishi Sunak tiene a sindicatos indignados a su izquierda, a legisladores ansiosos del Partido Conservador a su derecha y, en medio, a millones de votantes que debe granjearse para evitar una derrota electoral.
Es una situación desafiante para Sunak, que el lunes cumple 100 días en el puesto, más del doble que su predecesora Liz Truss, cuya gestión fue sumamente breve. Elegido líder de los conservadores después de que el plan de Truss para efectuar enormes recortes fiscales desatara pánico, Sunak, de 42 años, apaciguó a los mercados financieros y evitó una debacle económica tras asumir el puesto de primer ministro el 25 de octubre.
Tras ello, el líder más joven de Gran Bretaña en dos siglos —y su primer premier con ascendencia en el sureste asiático— ha prometido domar la enorme inflación, hacer crecer la aletargada economía, disminuir la presión que enfrenta el sobrecargado sistema de atención médica y “devolver la integridad a la política” tras años de escándalos durante el gobierno del exprimer ministro Boris Johnson.
Es más fácil decirlo que hacerlo.
“Las cosas que ocurrieron antes de que yo fuera primer ministro, no puedo hacer nada con respecto a ellas”, les dijo Sunak a un grupo de trabajadores de salud esta semana. “Lo que pienso que ustedes pueden exigirme es que les rinda cuentas por la forma en que maneje las cosas que surjan durante mi gestión”.
Jill Rutter, investigadora sénior del grupo de expertos Instituto para el Gobierno, dijo que Sunak había tenido éxito en lograr que Gran Bretaña dejara atrás la impresión que daba de que “tenía un gobierno totalmente lunático”.
“Uno diría que esa era la primera cosa que tenía por resolver en su lista de pendientes”, señaló. “Por lo demás, es un poco difícil ver logros concretos”.
Sunak fue secretario del Tesoro, y su principal prioridad ha sido atender los problemas económicos del país. El producto interno bruto sigue siendo más bajo de lo que era antes de la pandemia de COVID-19, y el Fondo Monetario Internacional pronosticó esta semana que la de Gran Bretaña será la única de las economías más destacadas en contraerse este año, encogiéndose 0,6%.
Sunak culpa de ello a fuerzas externas: Las afectaciones por la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania. Los críticos dicen que el origen real del problema y del que no se quiere hablar es el Brexit, que ha llevado a una aguda reducción en el comercio entre Gran Bretaña y la Unión Europea.
Sunak, partidario durante largo tiempo de la salida británica del bloque, insistió el miércoles que la crisis del costo de la vida “no tiene nada que ver con el Brexit”.
Cualesquiera que sean las causas, Sunak tiene poco margen de maniobra en el tema económico. La inflación anual alcanzó 11,1% en octubre —su mayor nivel en cuatro décadas— y en diciembre se ubicó en un doloroso 10,5%. Gran Bretaña se encuentra en medio de su mayor ola de huelgas en décadas, en las que enfermeros, paramédicos, profesores, agentes fronterizos y otros trabajadores exigen aumentos salariales para compensar el creciente costo de la vida y el estrés de tener un empleo en un sector público cada vez más desgastado.
Mientras tanto, una facción del Partido Conservador está presionando para que se apliquen recortes fiscales inmediatos con el fin de alentar el crecimiento, a pesar del daño provocado por las estrategias económicas de Truss hace sólo unos meses.
“Necesitamos crecimiento o nuestras deudas aumentarán”, dijo el legislador Iain Duncan Smith, ex líder conservador, esta semana. “Las reducciones fiscales específicas lograrán eso”.
Sunak está resistiéndose a los sindicatos y a los conservadores partidarios de los recortes fiscales. Argumenta que incrementos salariales de dos dígitos en el sector público provocarían un aumento aún mayor de la inflación, y que “el mejor recorte de impuestos en este momento es un recorte en la inflación”.
Los economistas dicen que la inflación en Gran Bretaña probablemente descenderá durante 2023, lo que le permitirá a Sunak alcanzar una de sus promesas cruciales. Otras metas probablemente van a ser más difíciles de cumplir.
Intenta mejorar las relaciones con la UE. Ambas partes han logrado avances para solucionar una disputa en torno a las regulaciones comerciales de Irlanda del Norte, que han sido una carga para las empresas y derivaron en una parálisis que tiene suspendido al gobierno regional de Belfast.
Pero cualquier acuerdo hará enfurecer a los conservadores euroescépticos, los cuales probablemente considerarán que un acercamiento con Bruselas es una traición al Brexit. Una solución negociada también enfrenta oposición de parte de los unionistas británicos norirlandeses, que dicen que las revisiones aduanales posteriores al Brexit socavan el sitio que ocupa Irlanda del Norte en el Reino Unido.
Sunak también ha pasado apuros para librar al Partido Conservador de su reputación de escándalos e inmoralidad. Un miembro de su gabinete, Gavin Williamson, renunció en noviembre por acusaciones de hostigamiento. El domingo, Sunak despidió al presidente del partido, Nadhim Zahawi, por no decir la verdad acerca de una disputa fiscal de millones de dólares. El viceprimer ministro Dominic Raab está siendo investigado por acusaciones de que hostigó a empleados civiles, algo que rechaza.
El líder del opositor Partido Laborista, Keir Starmer, alegó el miércoles que Sunak era “demasiado débil” para hacer frente al comportamiento indebido.
Los votantes británicos aún no han dado su opinión sobre Sunak, que fue elegido líder del partido por los 357 miembros conservadores del Parlamento. El gobierno no tiene que convocar a elecciones generales sino hasta fines de 2024, por lo que Sunak podría tener el tiempo a su favor.
O tal vez no. Los conservadores se encuentran 20 o más puntos detrás de los laboristas en los sondeos de opinión, y si obtienen resultados deslucidos en los comicios locales de mayo ello podría desatar peticiones para que haya un nuevo cambio de líder.
Algunos conservadores anhelan un regreso de Johnson, cuyas últimas palabras ante el Parlamento siendo primer ministro —"Hasta la vista, baby"— parecerían una insinuación de que volverá.
Hay analistas que dicen que podría ser demasiado tarde para que cualquier líder conservador pueda evitar una derrota. Una encuesta de Ipsos difundida esta semana, que se considera tiene un margen de error de 4 puntos porcentuales, halló que el 66% de los que respondieron querían un cambio de partido gobernante. Sólo el 10% pensaba que los conservadores habían hecho un buen trabajo.
Steven Fielding, profesor emérito de política en la Universidad de Nottingham, comparó el estado de ánimo actual con los últimos años del gobierno del primer ministro John Major, que fue barrido por la abrumadora victoria electoral de los laboristas de Tony Blair en 1997, lo que puso fin a 18 años de gobiernos conservadores.
“La gente sólo está esperando que ellos se vayan”, declaró Fielding. “Y entre más tiempo estén allí, más irritados están (los votantes) con ellos”.
Sunak “está haciendo su mayor esfuerzo. Pero la gente no está escuchando”, agregó.