Un avance de ultraderecha francesa en elecciones UE podría afectar a migrantes, Macron y Ucrania
La líder ultraderechista francesa Marine Le Pen no está en las boletas de las elecciones de este fin de semana al Parlamento Europeo, pero probablemente saldrá como una de sus principales ganadoras.
Los sondeos apuntan a que su Agrupación Nacional será el más votado en Francia, por encima del partido moderado y pronegocios del presidente, Emmanuel Macron. Y en toda Europa, las ideas nacionalistas y contrarias a la inmigración que defiende Le Pen desde hace años están ganando terreno.
Las elecciones entre el 6 y el 9 de junio en los 27 países de la UE cambiarán la composición del Parlamento Europeo y la dirección marcada por la Comisión Europea, el ejecutivo de la UE, probablemente hacia la derecha y la ultraderecha. Eso podría tener un impacto duradero en la UE e incrementar las opciones de Le Pen de conseguir la presidencia de Francia en 2027, una vieja aspiración.
El principal candidato de la Agrupación Nacional al Parlamento Europeo, Jordan Bardella, está ganando apoyos con su promesa de limitar la libertad de circulación para los migrantes dentro de las fronteras abiertas de la UE, suavizar la presión de Bruselas sobre Rusia y dar marcha atrás en las normas climáticas del bloque.
“Defendemos la idea de repensar el modelo europeo en torno a la idea de las naciones. El modelo de Macron es un modelo del pasado”, dijo Bardella en un mitin en París el domingo.
Mientras, tanto, el movimiento proeuropeo de Macron está perdiendo fuerza y su cabeza de lista, Valerie Hayer, ha tenido problemas para hacerse un hueco. Eso es una preocupación para Macron, que intenta liderar un esfuerzo europeo para defender a Ucrania e impulsar la industria y las defensas de la UE.
Ahora el primer ministro, Gabriel Attal, que es más popular, se ha sumado a Hayer en los actos de campaña y advierte a los votantes que la peleada unidad europea de posguerra —y la propia democracia— están amenazadas por el creciente autoritarismo.
“Europa es mortal, porque la guerra llama a nuestra puerta mientras se lanzan bombas sobre Ucrania, sobre la democracia, sobre nuestros valores, y porque sabemos que si Rusia gana, no se detendrá ahí”, dijo Attal en un mitin la semana pasada.
Attal afirmó que Europa sabe “que no puede depender eternamente de Estados Unidos y necesita protegerse (...) porque se multiplican los desafíos, el cambio climático, las grandes tecnológicas, la inteligencia artificial, y sólo podemos enfrentarlos juntos, los 27”.
Aunque los votantes de la UE elegirán a los miembros del Parlamento Europeo, muchos basarán sus decisiones en preocupaciones nacionales. Y en Francia se espera que muchos utilicen sus boletas para expresar su frustración con la gestión económica de Macron, el sector agrario o la seguridad, en un país a punto de acoger unos Juegos Olímpicos de alto riesgo.
A la izquierda, los sondeos muestran un inesperado repunte del Partido Socialista francés liderado por su candidato Raphael Glucksmann, que promete una política climática más ambiciosa y protecciones para los negocios y trabajadores europeos.
Macron relegó a los antes poderosos socialistas y a los conservadores tradicionales, los Republicanos, cuando llegó al poder en 2017 marcando una posición centrista. Pero la frustración entre los votantes de izquierdas con las medidas cada vez más duras de Macron en seguridad e inmigración, así como con la firme posición propalestina del influyente partido de ultraizquierda Francia Insumisa, ha hecho que algunos acudan a los socialistas tradicionales.
El presidente de Rusia, los líderes del Golfo Pérsico y otras potencias petroleras “pueden muy bien cortar los suministros de gas o petróleo, pero no pueden impedir que el viento sople en (la localidad atlántica francesa) de Saint-Nazaire y que el sol brille en Marsella. Recuperaremos nuestra libertad completando la transformación ecológica”, afirmó Glucksmann a sus seguidores la semana pasada.
Pero es Le Pen —finalista por detrás de Macron en las dos últimas elecciones nacionales— quien se espera que sea la más beneficiada del voto de protesta francés, como ya le ocurrió a su partido en las elecciones europeas anteriores en 2019. Ya no pide abandonar la UE y el euro, pero en su lugar aspira a reducir sus competencias y desarmarla desde dentro.
“En toda Europa, los partidos nacionales surgen no para destruir la Unión Europea, sino para construir una alianza europea de naciones capaz de enfrentarse a los desafíos industriales, medioambientales, migratorios y tecnológicos del siglo XXI", dijo Le Pen a los seguidores del partido la semana pasada. “En toda Francia y toda Europa, estamos ganando la batalla”.