Un médico ruandés es condenado a 24 años en Francia por su papel en el genocidio de 1994
Un médico de Ruanda fue condenado el miércoles a 24 años de prisión en una corte de París por su papel en el genocidio de 1994 en su país natal.
Sosthene Munyemana, de 68 años, fue condenado por cargos de genocidio, crímenes contra la humanidad y ayudar a preparar un genocidio.
Sus abogados indicaron que apelaría la decisión. Munyemana no ha sido detenido y siguió libre durante el juicio. No irá a prisión mientras se tramita la apelación.
Munyemana, que se instaló en Francia meses después del genocidio y no tardó en provocar sospechas entre la comunidad ruandesa local, ha negado las acusaciones.
El veredicto se emitió casi tres décadas después del genocidio, en el que fueron asesinados más de 800.000 miembros de la minoría tutsi y hutus moderados que intentaron protegerlos.
Munyemana era entonces un ginecólogo de 38 años en Tumba, en el distrito universitario sureño de Butare.
Estaba acusado de ser uno de los firmantes de una “moción de apoyo” en abril de 1994 al gobierno interino que dirigió el genocidio y de participar en un comité local y en reuniones que organizaron detenciones masivas de civiles tutsis.
El médico era amigo de Jean Kambanda, líder del gobierno interino.
Aunque reconoció haber participado en patrullas nocturnas locales, organizadas para buscar a personas tutsis, dijo que lo había hecho para proteger a la población local. Varios testigos le vieron en controles de seguridad colocados en la localidad donde supervisaba las operaciones, según la fiscalía.
También fue acusado de detener a varias docenas de civiles tutsis en la oficina del gobierno local, que estaba “bajo su autoridad en ese momento”, y de transmitir “instrucciones de las autoridades a la milicia y residentes locales que llevaron a la detención de los tutsis”, entre otras cosas.
La fiscalía añadió que había pruebas de que se había reunido a la gente “de forma deliberada con el objetivo de exterminarla” y que Munyemana “no podía ignorar” que los detenidos iban a ser asesinados.
Munyemana llegó a Francia en septiembre de 1994. Allí vivió y trabajó hasta jubilarse hace poco. Miembros de la comunidad ruandesa en Francia presentaron una primera denuncia en su contra en 1995.
En los últimos años han mejorado las relaciones bilaterales con Ruanda, que acusó durante años a Francia de “permitir” el genocidio. París ha incrementado sus esfuerzos por detener a sospechosos de genocidio y enviarlos a juicio.
Este era el sexto caso relacionado con el genocidio en Ruanda juzgado en París, todos ellos en la última década.