Vladimir Putin, López Obrador y la incansable lucha por el control de la información
El presidente ruso y el mandatario mexicano tienen algo en común: ambos están interesados en propagar su posverdad, con el objetivo de ensalzar sus logros políticos y justificar sus acciones que, en muchas ocasiones, no representan la voz popular de las naciones que gobiernan
En ocasiones, Vladimir Putin, presidente de Rusia; y Andrés Manuel López Obrador (AMLO), presidente de México, son llamados “demagogos”, ya que como la RAE (Real Academia Española) inscribe el término, se trata de políticos que, “mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder”; uno propagando una guerra en Ucrania y amedrentando a la prensa crítica, y el otro arremetiendo contra cualquier institución o persona que considere que atenta contra la transformación nacional.
Putin y AMLO no son muy diferentes. Ambos ganaron las elecciones presidenciales de sus países de origen –en 2000 y 2018 respectivamente– con más del 50 por ciento de los votos. Y los dos capitalizaron el descontento popular y el debilitamiento de la oposición para impulsar su proyecto de campaña, en ocasiones, desconocido en rubros como economía, áreas de desarrollo comercial o política exterior; pero la mayor parte del tiempo, apoyado por sus simpatizantes.
Ambos candidatos –hoy mandatarios– prometieron enfocar su eje de gobierno en atender las demandas populares, entre ellas, educación, salud y el desarrollo de los jóvenes y la ciencia. Sin embargo, ambos se han caracterizado por arremeter contra sus críticos y descalificarlos a nivel nacional, ya sea a través de los medios de comunicación o vía comunicados de prensa para minimizar el impacto en la toma de decisiones.
Luego de que estalló la guerra entre Rusia y Ucrania, el gobierno de Putin implementó una serie de medidas restrictivas en los medios de comunicación para impedir que, desde la nación que él lidera, se propagaran noticias falsas e, inclusive, surgieran transmisiones en vivo que detallaran cómo se está viviendo la guerra al interior de Rusia. ¿Cuál es el objetivo de Putin? Que prevalezca una sola versión de la guerra, la cual presupone que la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) con la venia de EE.UU. fijen puntos estratégicos en países que, antes de su colapso en 1989, eran gobernados por la Unión Soviética.
Por su parte, AMLO ha proliferado un discurso radical entre “buenos” y “malos”, donde según expertos, se han dejado de lado las ideas, los datos, el argumento y, en ocasiones, hasta la ciencia, para enfocarse en la identidad de las personas. Una de las estrategias por controlar la información surgió durante el inicio de la pandemia del covid-19, cuando AMLO intentó minimizar el impacto de la crisis de salud en México y, al final, tuvo que aceptar que el coronavirus y sus variantes sí provocaron muertes; sin embargo, siempre mantuvo en vilo a la población al asegurar que no habían sido tantas como aseguraban algunos conteos e, inclusive, organismos internacionales como la Universidad Johns Hopkins.
Tanto AMLO como Putin han emitido declaraciones que han puesto ‘en jaque’ a sus diplomáticos. En el caso del gobernante ruso, en una conferencia de prensa expresó que Ucrania “nunca tuvo una tradición de Estado genuino” y que “fue creado por Rusia”; admitiendo únicamente la soberanía de las regiones ucranianas de Donetsk y Luhansk, controladas por separatistas prorrusos desde la guerra de 2014.
En el caso del presidente mexicano, hace unas semanas envió una carta de respuesta al PE (Parlamento Europeo), luego de que este condenara las amenazas y asesinatos de periodistas y defensores de derechos humanos en el país azteca e instara a que se investigaran “rápida, exhaustiva, independiente e imparcial”. AMLO reveló que la misiva del PE fue un “asunto político” y no un “tema diplomático”, por lo que reviró a la carta de forma tajante: “México es un país pacifista que ha optado por la no violencia y somos partidarios del diálogo, no de la guerra; no enviamos armas a ningún país bajo ninguna circunstancia, como ustedes lo están haciendo ahora”.
De acuerdo con la organización RSF (Reporteros Sin Fronteras), Rusia se ubica en la posición 150 de la “Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa 2021”; mientras que México se ubica en el puesto 143. La organización define la libertad de expresión en Rusia como una “atmósfera asfixiante para las voces independientes”; mientras que a México lo cataloga como un país con “violencia y miedo cotidianos”.
Por si fuera poco, en Rusia “el ambiente se vuelve asfixiante para aquellos que cuestionan el discurso patriótico y neoconservador del gobierno o que, simplemente, buscan defender un periodismo de calidad. La legislación difusa y aplicada de forma selectiva sirve de pretexto para encarcelar a periodistas y blogueros”, revela RSF.
Mientras que en México –según el mismo organismo– “cuando los periodistas investigan temas molestos para el gobierno o relacionados con el crimen organizado a nivel local, sufren amenazas e intimidaciones, y pueden ser asesinados a sangre fría”.
Cuando críticos y opositores de ambas figuras políticas comparan a Putin con AMLO o a AMLO con Putin, algunas referencias pueden ser ciertas o ampliamente debatibles.