Zimbabue y Namibia sacrificarán elefantes para aliviar el hambre en tiempos de sequía
Zimbabue y Namibia sacrificarán fauna salvaje para enfrentar la crisis alimentaria causada por la sequía en el sur de África
Zimbabue y Namibia anunciaron planes para sacrificar cientos de elefantes salvajes y otras especies animales con el fin de alimentar a miles de personas afectadas por la grave crisis alimentaria, resultado de la devastadora sequía que asola el sur de África.
El lunes, Zimbabue autorizó la caza de 200 elefantes para distribuir su carne entre las comunidades que sufren hambre, mientras que en Namibia, un plan iniciado hace tres semanas contempla el sacrificio de más de 700 animales salvajes, incluidos 83 elefantes, como respuesta a la grave crisis alimentaria que enfrenta la región.
Tinashe Farawo, portavoz de la Autoridad de Gestión de Parques Nacionales y Vida Silvestre de Zimbabue, informó que se otorgarán permisos a las comunidades más afectadas para la caza de elefantes, mientras que la propia agencia también se encargará de sacrificar parte de los 200 animales destinados para este fin.
“Comenzaremos con los sacrificios tan pronto como hayamos concluido la emisión de los permisos”, afirmó Farawo.
Además, explicó que extraerán los elefantes de una zona donde la población ha crecido de forma insostenible. La caza se realizará en áreas como el Parque Nacional Hwange, en el árido oeste de Zimbabue, donde la competencia entre humanos y fauna salvaje por comida y agua ha aumentado debido al incremento de las temperaturas, lo que redujo la disponibilidad de recursos.
Farawo explicó que el Parque Nacional Hwange alberga más de 45.000 elefantes, pese a que su capacidad máxima es de apenas 15.000. Los responsables afirman que la población total de elefantes en Zimbabue, que ronda los 100.000 ejemplares, duplica la capacidad que los parques nacionales pueden soportar.
El fenómeno meteorológico El Niño empeoró la situación, y en diciembre la agencia de parques comunicó que más de 100 elefantes murieron debido a la sequía. Farawo advirtió que más animales podrían morir de sed y hambre en las próximas semanas, ya que el país se aproxima al periodo más caluroso del año.
La semana pasada, la ministra de Medio Ambiente de Zimbabue, Sithembiso Nyoni, informó al Parlamento que había aprobado el programa de sacrificio.
“En realidad, Zimbabue tiene más elefantes de los que necesitamos, más de los que nuestros bosques pueden soportar”, declaró Nyoni.
Nyoni indicó que el gobierno estaba listo para seguir el modelo de Namibia, que consiste en “sacrificar elefantes” y organizar a las mujeres para secar la carne, empaquetarla y asegurarse de que llegue a las comunidades que necesitan proteínas.
El mes pasado, el gobierno de Namibia aprobó el sacrificio de 723 animales, incluidos 83 elefantes, 30 hipopótamos, 60 búfalos, 50 impalas, 300 cebras y 100 elands.
El gobierno de Namibia obtendrá los animales de cinco parques nacionales, con el objetivo de reducir la población de elefantes y disminuir los conflictos entre los habitantes y la vida silvestre.
“Esta acción es necesaria y está alineada con nuestro mandato constitucional, que establece que los recursos naturales deben utilizarse en beneficio de los ciudadanos namibios”, afirmó Romeo Muyunda, portavoz del Departamento de Medio Ambiente. “Es también un claro ejemplo de cómo la conservación a través de la caza puede ser realmente beneficiosa”, añadió.
Botsuana, ubicada entre Zimbabue y Namibia, alberga la mayor población de elefantes del mundo, con 130.000 ejemplares. Sin embargo, a diferencia de sus países vecinos, no considera sacrificar elefantes para alimentar a su población.
Guyo Roba, experto en seguridad alimentaria y agricultura del Observatorio Jameel, un grupo de reflexión ambiental con sede en Kenia, señaló que las medidas adoptadas por los gobiernos de Zimbabue y Namibia eran comprensibles si se considera la severidad de la sequía y la situación de sus poblaciones animales.
“Están lidiando con una población de fauna salvaje que supera la capacidad de su entorno”, afirmó Roba.
Además, añadió: “Puede parecer controvertido al principio, pero los gobiernos enfrentan el dilema de cumplir con sus compromisos internacionales de conservación mientras intentan atender las necesidades de su población”.
Traducción de Leticia Zampedri