Natalia Lafourcade mira hacia el pasado y el futuro a sus 40 años
Natalia Lafourcade ha festejado a lo grande llegar al cuarto piso, ser señora de las cuatro décadas, volverse una orgullosa cuarentona.
“Llevo cuatro días celebrando o cinco ya no sé cuántos. Más bien toda la semana”, dijo en un encuentro reciente con cerca de una cuarentena de fans en los estudios de Sony Music a las afueras de la Ciudad de México. “Estoy muy emocionada, muy agradecida”.
Dentro de sus celebraciones, la artista galardonada con cuatro Grammy y 17 Latin Grammy, compartió con sus hermanas de Chile, hizo una fiesta en su casa en Veracruz y nadó en la playa que inspiró su canción “Canta la arena”. También hizo una gran fiesta en el Salón Barba Azul de la capital mexicana con su esposo Juan Pablo López-Fonseca. “Hubo un momento que era tanta la excitación en la pista (de baile) que fue muy bello poder tirar los 40 años en la pista, trapear la pista, literal, con mi ser”, recordó sobre esa noche.
Pero la cantante nacida el 26 de febrero de 1984 en la Ciudad de México también quería compartir con su público y hacer una “reflexión” por sus 40 años. En el encuentro leyó un texto sobre sus 40 veranos, otoños, primaveras e inviernos. Interpretó con una guitarra acústica algunos de sus temas más populares como “El lugar correcto”, “Mi manera de querer”, “Soledad y el mar”, “Hasta la raíz” y una nueva canción inspirada en la vida que quiere cuando tenga 80, cuyo título no reveló, pero tiene varios versos con la palabra “cancionera”. Tampoco podían faltar “Las mañanitas” y un pastel.
Cerca de cumplir 25 años de carrera, Lafourcade dijo que quiere hacer un libro de memorias en el que incluirá un capítulo sobre la ocasión en la que el público del festival Vive Latino la rechazó lanzándole botellas, aunque ella se mantuvo incólume.
Los fans que la acompañaron en esta fiesta la han seguido desde los comienzos de su carrera. Uno dijo que tenía un cassette que ella misma vendía cuando tenía unos 12 años.
Lafourcade les pidió que le escribieran preguntas, algunas de las cuales fueron incluidas a continuación. Las respuestas fueron editadas para una mayor claridad y brevedad:
P: ¿Volverás a tu estilo rockero?
NL: Yo pienso que sí, creo que sigo siendo rockera, la verdad, lo que pasa es que se ha transformado. Siento que no hay manera de volverte a repetir como en el pasado, siento que vas cambiando. Siento que mi relación también ha cambiado con la música, pero lo que sí veo en mí es mi espíritu rockero. Yo creo que para mí “Muerte” en este disco (“De todas las flores”) fue mi consagración de rock and roll y de ir contracorriente.
P: Como artista, ¿algún consejo para alguien en sus 30 que acaba de pasar por pérdidas?
NL: Una cosa que nos hace mucho bien saber es que no eres la única. Supongo que la vida es eso, es venir y aprender a llevar lo muy bello de la vida y tener momentos muy fuertes, muy rudos, muy densos, confusos. El contrato firmado para venir a vivir es vivir con lo que conlleva, enfermarse, morirse, volverse a reinventar, es sentirte pleno. Hay que darnos el espacio de vivir el duelo y a veces no nos damos ese chance. El duelo puede ser llorar, puede ser tomarte un tiempo. Una cosa que he aprendido es que el llanto es una medicina de renovación de tu ser, de tu cuerpo. De verdad que te dejes llorar, conectada con tu llanto, va a haber un momento, que si prestas atención, algo dentro de ti va a decir qué es lo que tienes que hacer.
P: ¿Cuál es el secreto para un crecimiento personal en la adolescencia y la veintena?
NL: Los 20 son padrísimos, son una década rarísima. Creo que fue mi época de deconstrucción total, tiré todo y me fui a Canadá, enfiesté muchísimo, no es que tú tengas que enfiestar, nomás comparto mi experiencia. Es mi década de valentía total, es la época en la que no era tan consciente del miedo, quizás, hice cada locura... Y al mismo tiempo también sufrí mucho, como que los contrastes eran, por un lado, libertad total, inconsciencia, irme a la playa sola con una amiga, al lugar más peligroso de México, ese tipo de cosas. Pero sí, la parte difícil de los 20 fueron las energías de la inseguridad, de la búsqueda, la de compararme con otras personas en vez de entender y saber, pero es que no lo sabía, era muy joven, de mi propia fuerza interior y de mi autenticidad, que todos la tenemos. Con el tiempo fui superando eso. Hay que prepararse, hay que leer y leer. No te quedes con la primera respuesta, no te quedes con lo que ves en la tele, no te quedes con lo que ves en Instagram.
P: ¿Cómo es volver a tu raíz, qué implica?
NL: Durante muchos años me ayudó mucho rescatar mi identidad, sentirme más mexicana, mis raíces mexicanas, mis raíces chilenas también, hacer algunos viaje a Chile con mi padre, con mis hermanas. Encontrar una casa, construir una casa... Me ayudó muchísimo, lo soñamos, lo hicimos en pareja, fue un trabajo muy bonito. Y siempre decía “esta es mi raíz, ahí está mi raíz”. Con el tiempo, en estos últimos años, he dicho: “No, mi raíz está aquí adentro”. Yo puedo viajar al lugar que sea del mundo, pero me he dado cuenta que la raíz es adentro y cuando ya empiezas a conectar a ese nivel es otra cosa, es el más alto nivel que pueda haber, es conectar a la raíz interna.