China sanciona a dos compañías de EEUU por "apoyo a ventas de armas a Taiwán"
China anunció sanciones el jueves contra dos compañías estadounidenses de defensa por lo que describió como su apoyo a ventas de armas a Taiwán, una democracia insular autogobernada que Beijing reclama como parte de su territorio, a recuperar por la fuerza si es necesario.
El anuncio congeló los activos de General Atomics Aeronautical Systems y General Dynamics Land Systems en China. La medida también impide a los ejecutivos de las compañías entrar en el país.
Según documentos oficiales, General Dynamics gestiona media docena de servicios de aviación en China, que sigue siendo muy dependiente de la tecnología aeroespacial extranjera pese a sus esfuerzos por desarrollar su participación en el sector.
La compañía participa en la fabricación del modelo de tanque Abrams que va a comprar Taiwán para sustituir modelos blindados anticuados de cara a disuadir o resistir una invasión de China.
Por su parte, General Atomics produce los drones Predator y Reaper utilizados por el ejército estadounidense. Las autoridades chinas no detallaron la implicación de la firma en el suministro de armas a Taiwán.
Hace tiempo que Beijing amenaza con sanciones similares, pero rara vez las emite porque su economía aún no se recupera de la pandemia del COVID-19, un alto desempleo y el brusco descenso de la inversión extranjera.
“Las continuas ventas de armas de Estados Unidos a la región china de Taiwán violan gravemente el principio de una sola China y las disposiciones de los tres comunicados conjuntos de China y Estados Unidos, interfieren en los asuntos internos de China y socavan la soberanía y la integridad territorial de China”, declaró el Ministerio de Relaciones Exteriores chino en un comunicado. Insistió que el territorio continental de China y la isla a la que huyeron las fuerzas nacionalistas de Chiang Kai-shek en medio de la guerra civil de 1949 siguen formando parte de una única nación china.
Las sanciones se impusieron en virtud de la recién promulgada Ley de la República Popular China para Contrarrestar las Sanciones Extranjeras, cuyo objetivo es tomar represalias contra las restricciones financieras y de viaje impuestas por Estados Unidos a funcionarios chinos acusados de abusos contra los derechos humanos en China continental y Hong Kong.
Las entidades propiedad de General Dynamics en su totalidad están registradas en Hong Kong, la ciudad semiautónoma del sur de China sobre la que Beijing no ha dejado de aumentar su control político y económico hasta el punto que no se enfrenta a ninguna oposición vocal y ha visto cómo sus detractores ha sido silenciados, encarcelados o forzados al exilio.
Las dos empresas no han respondido de momento a solicitudes de comentarios.
China ha amenazado con tomar medidas contra las empresas y gobiernos extranjeros que ayudan a la defensa de Taiwán y a la presencia militar estadounidense en la región, lo que ha provocado boicots comerciales y enfrentamientos diplomáticos.
China prohibió el acceso al mercado chino de las empresas estadounidenses Lockheed Martin Corp. y Raytheon Missiles & Defense en represalia por el uso de uno de sus aviones y un misil para derribar un presunto globo espía que sobrevoló el territorio continental de Estados Unidos el año pasado. Con frecuencia se han descubierto globos similares flotando sobre Taiwán y en el océano Pacífico.
A pesar de la falta de lazos diplomáticos formales —una concesión que Washington hizo a Beijing cuando establecieron relaciones en 1979—, Estados Unidos sigue siendo la fuente más importante de apoyo diplomático a Taiwán y su proveedor de material militar, desde aviones de combate a sistemas de defensa antiaérea.
Taiwán también ha invertido mucho en su propia industria de defensa, produciendo sofisticados misiles y submarinos.
El miércoles y el jueves, 14 aviones de combate y seis buques de la Armada china operaron en torno a Taiwán, y seis de ellos cruzaron la zona de identificación de defensa aérea taiwanesa, una táctica para poner a prueba las defensas de Taiwán, desgastar sus capacidades e intimidar a la población.
De momento, ha surtido poco efecto, ya que la gran mayoría de los 23 millones de habitantes de la isla se opone a la unificación política con China.