Ganaderos de EEUU esperan que aranceles aumenten demanda, pero temen incertidumbre del mercado

Josh Funk
Martes, 15 de abril de 2025 10:53 EDT
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EEUU-ARANCELES-GANADERÍA (AP)

El ganadero Brett Kenzy espera que los aranceles del presidente estadounidense Donald Trump hagan que la carne importada sea lo suficientemente cara como para que los estadounidenses recurran al ganado del país para preparar todas sus hamburguesas y filetes.

Eso podría hacer que los precios aumenten lo suficiente como para dar a Kenzy y a otros ganaderos el incentivo que necesitan para expandir el número de su ganado por primera vez en décadas. Pero hacerlo tomaría al menos dos años, y no está claro si los aranceles que Trump impuso a la mayor parte del mundo, además de China, son lo suficientemente altos como para que valga la pena la inversión.

El ranchero de Dakota del Sur expresó: “Si podemos arreglar algunas cosas clave, creo que podemos revitalizar la parte rural de Estados Unidos. Solo controlen estas importaciones, llévenlas a un nivel que podamos entender y planificar, y luego déjennos llenar el vacío. Y creo que el ganadero estadounidense puede hacerlo”.

En sus tres campañas presidenciales, Trump obtuvo un apoyo abrumador en las zonas rurales del país. Aun así, la incertidumbre creada por la guerra comercial que él inició ha hecho que algunos ganaderos hagan una pausa mientras observan cómo caen los precios del ganado tras el anuncio de los aranceles.

Bryant Kagay, quien cría y alimenta ganado además de cultivar en su granja en el noroeste de Missouri, comentó: “Simplemente no me gustan los mercados manipulados porque alguien va a ganar artificialmente y alguien va a perder artificialmente. ¿Y cómo sé que no voy a ser yo?”

Los ganaderos se muestran cautelosamente optimistas

Los ganaderos esperan que los aranceles puedan generar un incentivo para que críen más ganado, y el grupo comercial National Cattlemen está expectante ante la idea de vender más cortes de carne en el extranjero si los aranceles generan nuevos acuerdos comerciales con países que no compran mucha carne de Estados Unidos.

Pero esto es solo una esperanza: Trump ha dicho que docenas de países se han acercado para negociar nuevos acuerdos comerciales, pero no se ha alcanzado ningún convenio.

Lo único claro hasta ahora es que los ganaderos estadounidenses probablemente perderán uno de sus mayores mercados como resultado de los aranceles del 125% impuestos por China en respuesta a Trump. El año pasado, vendieron 1.600 millones de dólares en carne en ese país, y dado que muchos ganaderos también cultivan, sienten dudas ante la perspectiva de perder a China como mercado también para esos productos.

La mayoría de las exportaciones de carne a China están en espera porque los certificados de ese país que necesitan las plantas productoras de carne de Estados Unidos no se renovaron para la mayoría de ellas tras su expiración en marzo. Así que la Federación de Exportación de Carne de Estados Unidos dijo que pocas plantas estadounidenses son elegibles para enviar a China en este momento.

Kenzy espera que los aranceles de Trump representen un cambio duradero en la política comercial de Estados Unidos. Hasta ahora, dichos gravámenes han cambiado tanto desde que se anunciaron que los ganaderos aún no pueden contar con ellos.

“Si esto es solo una táctica de negociación a corto plazo —Tarzán golpeándose el pecho— entonces diría que sería un fracaso épico porque no produciría la reubicación de la industria”, dijo Kenzy.

El problema, según Kenzy y otros miembros del Fondo de Acción Legal de Rancheros y Ganaderos de Estados Unidos, es que las más de 1.814 millones de kilogramos (4.000 millones de libras) de carne que se importan cada año, junto con el ganado proveniente de otros países para ser sacrificado en Estados Unidos, mantienen más bajos los precios del ganado.

Gran parte de lo que se importa son recortes magros de carne que los empacadores de carne mezclan con carne más grasosa producida en Estados Unidos para producir las variedades de carne molida que los consumidores locales desean. Aunque Trump puso en espera la mayoría de sus aranceles propuestos, los gravámenes generales del 10% que impuso por 90 días harán que la carne importada sea más cara, por lo que es probable que los consumidores vean un aumento en el precio de las hamburguesas.

Aun si los rancheros decidieran criar más ganado para ayudar a reemplazar esas importaciones, tomaría al menos dos años criarlos. Eso significa que los procesadores de carne probablemente pagarán precios más altos por esa carne importada durante al menos ese tiempo. Y la sequía continua en la mayor parte del oeste seguirá dificultando la cría de más ganado.

Además, si los rancheros estadounidenses quieren producir más de esa carne magra, podrían tener que cambiar la forma en que crían a sus animales porque todo el sistema en este país está diseñado para producir carne más grasosa para obtener filetes deliciosamente marmoleados y tiernos que ayudan a los rancheros a ganar más dinero. Glynn Tonsor, economista agrícola de la Universidad Estatal de Kansas, dijo que la mayor parte de la carne magra que Estados Unidos compra proviene de Australia y Nueva Zelanda, donde el ganado se alimenta de pasto — no de grano — durante toda su vida, lo que constituye un sistema completamente diferente.

Ganaderos estadounidenses esperan que los aranceles nivelen el campo de juego, pero persiste la incertidumbre

El número de ganado criado en todo el país ha disminuido durante décadas hasta alcanzar los mínimos históricos actuales de alrededor de 28 millones de cabezas, pero el economista de ganado de la Universidad Texas A&M, David Anderson, dijo que, aunque eso es menos de dos tercios del número de ganado que había en 1975, en realidad se produjo más carne el año pasado: unos 12.110 millones de kilogramos (26.700 millones de libras). Eso se debe a que la industria de la carne de res estadounidense se ha vuelto tan buena en alimentar ganado y criar animales más grandes que ahora cada cabeza produce más carne. Anderson dijo que eso significa que hay menos incentivos para aumentar el número de reses.

Casey Maher, propietario del Maher Angus Ranch en Morristown, Dakota del Sur, dijo que espera que los aranceles de Trump nivelen el campo de juego para los productores de carne de res estadounidenses.

Maher, ganadero de tercera generación, afirmó: “Somos optimistas y vamos a mantener el rumbo. Hemos pasado por tiempos difíciles, y si es por el bien común, creo que los ganaderos están todos a bordo”.

Sin embargo, no todos lo están. Kagay, el agricultor de Missouri, dijo que la incertidumbre causa problemas por sí misma.

“No estoy muy seguro de estos aranceles”, expresó. “¿Se mantendrán? ¿No se mantendrán? ¿Puedo contar con ellos? ¿Qué va a pasar exactamente? Nadie lo sabe. Así que me resulta difícil planificar mi negocio. Simplemente no me gusta”.

Esa incertidumbre podría extenderse mucho más allá de la agricultura y la ganadería si genera nuevos temores sobre la economía en su conjunto. Si los consumidores compran menos carne de res porque les preocupan sus presupuestos de comestibles, no importará cuánta carne se importe.

“Es menos probable que pagues por un filete de ribeye si te preocupa perder tu trabajo”, señaló Tonsor.

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La periodista de The Associated Press Sarah Raza contribuyó a este informe desde Sioux Falls, Dakota del Sur.

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Esta historia fue traducida del inglés por un editor de AP con la ayuda de una herramienta de inteligencia artificial generativa.

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