“Regime” con Kate Winslet no es una dictadura, al menos no tras la cámara
Kate Winslet dirige las cosas, dentro y fuera del set de su nueva serie, “The Regime”.
En la producción de HBO que se estrena el domingo, interpreta a Elena Vernham, también conocida como La Canciller, quien gobierna un país ficticio de Europa, posiblemente cerca de Polonia. Winslet, quien también es productora ejecutiva de la serie, dice que no le habían ofrecido un personaje como este “en su vida”.
“Nunca antes había leído un guion como este. Nunca me había reído tanto del material que estaba frente a mí, como lo hacíamos todos los días, y realmente sentí que esta era una oportunidad emocionante, desafiante y aterradora para salir totalmente de mi zona de confort”, dice.
Como líder adorada de la trama, se encontró cara a cara con muchas obras de arte enormes hechas a su semejanza.
“Al principio pensé, ¡oh Dios, es tan genial! Debo tener una. Y luego me cansé tanto de mirarlas que hacia el final sólo quería quemarlas todas”, se ríe Winslet.
A veces, el equipo de producción se olvidaba de advertirle de una imagen grande y con lentejuelas de su rostro en el set.
“Curiosamente, no me gusta mirarme. No es un lugar cómodo para estar. Así que sí, hubo mucho que confrontar con eso, esta versión intensificada de mí misma”, dice. “Tuve que dejarme llevar”.
Esa es una de las muchas diferencias importantes entre la estrella y la dictadora, a quien le encanta ser amada por su pueblo, dirigiéndose a ellos regularmente y también, ocasionalmente, dándoles una serenata con una canción (“Santa Baby”).
Entre sus leales súbditos: Guillaume Gallienne, como su esposo Nicolás; Andrea Riseborough, que dirige el palacio, y Danny Webb como uno de sus muchos ministros, serviles ante sus extrañas indicaciones. Martha Plimpton interpreta a una senadora de Estados Unidos y Hugh Grant es el rival político de Elena.
Las cosas en el país funcionan sin problemas, o lo mejor posible, mientras Elena lidia con problemas de hipocondría, paranoia y abandono. Luego contrata a un soldado, interpretado por Matthias Schoenaerts, en su lucha contra diminutas esporas mortales, y comienza una relación con repercusiones que sacuden al régimen y al país hasta la médula, llevando sus batallas a una escala mucho mayor.
La comedia negra, del escritor de “Succession” Will Tracy, se anuncia como una retorcida historia de amor sobre dos personas que nunca deberían haberse enamorado, que es “exactamente la razón por la que todo el mundo debería verla”, dice Schoenaerts.
“El mundo está lleno de gente que nunca debería haberse conocido”, dice.
Afortunadamente, fuera de la pantalla, los resultados fueron menos dañinos, con muchas risas en el set, recuerda Schoenaerts: “Nos da algo de alivio porque, obviamente, a veces realmente tenemos que ir a lugares (oscuros)”.
Y Winslet era mucho menos dictadora que en la pantalla.
“Ella predica con el ejemplo”, dice Schoenaerts. “Siempre llega a tiempo, siempre está preparada, siempre amable, generosa, abierta y extremadamente aguda. Y es muy divertido trabajar con ella”.
Los directores de “The Regime”, Stephen Frears y Jessica Hobbs, están de acuerdo en que un set de Winslet se parece más a una compañía de teatro acogedora.
“Se sentía así”, dice Winslet, quien ha participado en producciones teatrales de aficionados.
“Es muy directa, muy honesta, pero muy sencilla y muy amable”, dice. “Como dice ella, aprende tus líneas, concéntrate y cumple”.
Winslet dice que se toma muy en serio ser la número uno en la hoja de llamados y trata de poner el ejemplo, para “levantar la energía todos los días y simplemente entregarla y presentarse, y realmente estar ahí para todos”.
“A medida que envejezco, siento responsabilidad y gratitud, ya sabes, ambas cosas al mismo tiempo”, explica Winslet. “Es una posición realmente privilegiada. Y lo respeto mucho”.
La canciller egocéntrica está muy lejos de la vida real, por si te lo estabas preguntando, y Winslet describe la teatralidad de su personaje como “tan enorme y deliciosa”.
“Y su histeria a veces, y lo volátil que es, lo vulnerable que es. Quiero decir, simplemente no podría compararla con nadie”, dice.
“No podría decir que había cosas que realmente me gustaran de ella”, agrega Winslet, “pero había cosas que realmente me hacían reír”.