¿Cuáles son los riesgos de los azúcares añadidos en los niños?
En un estudio reciente realizado en los Países Bajos, también se evaluó el impacto de los azúcares naturales y su relación con la obesidad infantil
Los niños cuyo consumo de azúcar proviene de las frutas y la leche, en vez de los pasteles o las golosinas, tienen menos probabilidades de sufrir de sobrepeso u obesidad en el futuro, según los investigadores
Un grupo de académicos de la Universidad de Groningen y del Centro Médico Universitario Groningen (Países Bajos) analizaron si el tipo de azúcar que se consume, además de la cantidad, influye en el aumento de peso.
El equipo de investigadores analizó datos del estudio GEKCO Drenthe, el cual examina a los niños nacidos en esta ciudad entre 2006 y 2007.
Para calcular el consumo diario de azúcar, los padres de 891 niños completaron cuestionarios periódicamente desde que los niños tenían tres años.
También se tomó nota de la altura y el peso de cada niño para calcular la puntuación z del IMC (índice de masa corporal), el cual se utiliza para medir cuántas desviaciones estándar del IMC de un niño superan o están por debajo del promedio para su edad y género.
El consumo diario de azúcar del grupo fue, en promedio, de unos 112 g.
Alrededor de 102 niños que tenían un peso normal a los tres años, para los 10 u 11 años sufrían de sobrepeso u obesidad.
Los investigadores descubrieron que lo que influyó en el aumento de peso no fue la ingesta total de azúcar a los tres años, sino el consumo de azúcar proveniente de dulces, pasteles y golosinas que aumentó la puntuación z del IMC en los niños.
En cambio, ingerir más azúcar a través de frutas y productos lácteos no endulzados, como la leche, demostró estar conectado con un peso más bajo y una menor puntuación z del IMC.
Los niños que consumían estos productos en mayor cantidad a los tres años tenían un 67 % menos de probabilidad de ser obesos o tener sobrepeso a los 10 u 11 años que aquellos que los consumían en menor medida.
Junyang Zou, investigadora del departamento de epidemiología de la Universidad de Groningen, detalló: “El consumo elevado de alimentos azucarados se considera un factor de riesgo para el sobrepeso y la obesidad infantil. Se recomienda que los niños ingieran menos alimentos con un alto contenido de azúcar, como golosinas, pasteles, y bebidas endulzadas con azúcar, y que ingieran más frutas y productos lácteos no endulzados como la leche y el yogur”.
También comentó: “Aunque las frutas y los productos lácteos no endulzados se consideran saludables, contienen altas cantidades de azúcares intrínsecos, es decir, aquellos que no se añaden a los alimentos, sino que se encuentran naturalmente en ellos”.
“Queríamos averiguar si el origen de los azúcares (añadidos e intrínsecos) influye tanto como la cantidad en el desarrollo del sobrepeso o la obesidad. Aunque se ha indagado sobre este tema en el pasado, los resultados son inconsistentes y la investigación disponible no es de buena calidad”, aclaró.
Zou sugirió que estos hallazgos, presentados en el Congreso Europeo sobre Obesidad en Venecia, implican que “se debe motivar a los niños a consumir frutas y leche, en lugar de leches y yogures endulzados, dulces, pasteles y otros alimentos ricos en azúcar añadida”.
Traducción de Sara Pignatiello