Dimite presidente de Kirguistán para facilitar una salida a la crisis
Sooronbai Jeenbekov es el tercer presidente expulsado del poder por levantamientos populares desde 2005.
El presidente de Kirguistán anunció su dimisión el jueves, cediendo a las demandas de los manifestantes que han tomado las calles de esta nación centroasiática para impugnar los resultados de las recientes elecciones parlamentarias. Sooronbai Jeenbekov es el tercer presidente expulsado del poder por levantamientos populares desde 2005.
Los manifestantes en la capital, Biskek, celebraron la decisión del presidente, pero no está claro si va a aplacar los disturbios que se han producido en el país desde la semana pasada. Los manifestantes pasaron rápidamente a exigir la disolución del Parlamento y la dimisión del presidente del cuerpo legislativo, quien es el siguiente en el orden de sucesión.
El anuncio del jueves se produjo apenas un día después de que Jeenbekov rechazara el llamado a renunciar del nuevo primer ministro, señalando que se mantendría en el cargo hasta que la situación política del país se estabilizara.
Sin embargo, en un comunicado emitido por su oficina, Jeenbekov dijo que aferrarse al poder no “valía la integridad de nuestro país y acuerdo en la sociedad”.
“No me aferro al poder. No quiero quedar en la historia de Kirguistán como el presidente que derramó sangre y disparó contra sus propios conciudadanos. Por eso he tomado la decisión de renunciar”, anunció en un comunicado.
“Para mí, la paz en Kirguistán, la integridad del país, la unidad de nuestro pueblo y la calma en la sociedad están por encima de todo”, afirmó Jeenbekov.
El Parlamento debe aprobar oficialmente su renuncia, y el presidente parlamentario Kanat Isayev, quien fue designado a principios de esta semana, dijo a los medios locales que la legislatura se reuniría el viernes para analizarla.
Isayev dijo a una cadena nacional de noticias que no cree tener el derecho de asumir la presidencia ya que el actual período parlamentario está a punto de terminar, lo que elevó la posibilidad de más confusión y agitación.
Kirguistán, una nación de 6,5 millones de habitantes y que hace frontera con China, se sumió en el caos tras las elecciones del 4 de octubre en las que, según las autoridades electorales, ganaron por mayoría los partidos progubernamentales. La oposición dijo que la votación estuvo marcada por la compra de votos y otras irregularidades.
Los manifestantes tomaron entonces edificios gubernamentales y saquearon algunas oficinas, y la Comisión Electoral Central anuló los comicios. La oposición anunció entonces sus planes para derrocar a Jeenbekov y formar un nuevo gobierno.
Cientos de personas se manifestaron el miércoles en la capital, Biskek, reclamando su renuncia, y las movilizaciones continuaron el jueves por la mañana.