Ganador de rifa de SpaceX regaló su boleto al espacio porque no cumplía con peso requerido
El piloto de aerolínea Kyle Hippchen le dio el boleto a su compañero de cuarto de la universidad, Chris Sembroski, luego de descubrir que no cumplía con los requisitos de peso
El hombre que le dio su boleto para la rifa del cohete Inspiration4 de SpaceX a Chris Sembroski se vio obligado a hacerlo porque no cumplía con los requisitos de peso necesarios para viajar.
El piloto de aerolínea Kyle Hippchen ganó el boleto el año pasado, pero, con 5 pies 10 (1.77 metros) y 330 libras (149 kilos), excedía el límite de peso de 250 libras (113 kilos).
Hippchen le cedió su lugar a Sembroski, su antiguo compañero de cuarto en la universidad. “Estoy increíblemente decepcionado. Pero así son las cosas”, comentó. El hombre reveló la información durante una visita al Centro Espacial Kennedy de la NASA.
El piloto estima que, antes de que se revelara la noticia, menos de 50 personas sabían que había vencido a otros 72.000 concursantes al ganar la rifa.
Hippchen compró boletos por un valor de US$600, mientras que Sembroski, quien solo pago US$50, dijo que estaba “agradecido para siempre” por el regalo.
“Estaba tratando de averiguar cómo podía perder 80 libras (36 kilos) en seis meses, lo que, quiero decir, es posible, pero no es lo más saludable que se puede hacer en el mundo”, dijo Hippchen, según The Daily Mail.
“La disposición de Kyle de regalar su lugar a Chris fue un increíble acto de generosidad”, mencionó el multimillonario Jacob Isaacman, quien patrocinó el viaje.
Además de Sembroski y Isaacman, la geocientífica Sian Proctor y la sobreviviente de cáncer de huesos Hayley Arceneaux también estuvieron en el viaje.
La cápsula Dragon totalmente automatizada de SpaceX alcanzó una altitud notoria de 363 millas (585 kilómetros) después del despegue, superando la Estación Espacial Internacional por 100 millas (160 kilómetros).
Sin embargo, la ausencia de Hippchen en el viaje pudo haber sido una suerte después de todo. Tras el lanzamiento, surgieron reportes de que un inodoro con una avería provocó una alarma a mitad del viaje.
Más tarde se descubrió que un tubo se había despegado y se había derramado orina sobre los ventiladores y debajo del piso, de acuerdo con William Gerstenmaier, vicepresidente de SpaceX que solía trabajar para la NASA.
Gerstenmaier señaló que la tripulación aparentemente “ni siquiera se dio cuenta”, pero esto fue contradicho por declaraciones anteriores de Jacob Isaacman, quien comentó que no quería revelar los “detalles desagradables”.
Tal fuga podría haber sido un problema de salud, ya que la orina se mezcla con un compuesto corrosivo llamado oxona para eliminar el amoniaco cuando está en el espacio.
“Afortunadamente, o a propósito, elegimos una aleación de aluminio que es muy insensible a la corrosión”, aseguró Gerstenmaier.