Tina Turner disfrutaba su vida “normal” y privada en Suiza
En su país adoptivo, Tina Turner era más que una superestrella del rock, el R&B y el pop
En su país adoptivo, Tina Turner era más que una superestrella del rock, el R&B y el pop. Sin pedir disculpas, se mudó a Suiza por su discreción y calma, llevando su personalidad muy pública a un país muy privado. Disfrutaba de su vida como ciudadana suiza, y el sentimiento era mutuo.
Parece que el amor también tiene que ver con esto: en sus memorias de 2018, “My Love Story”, Turner compartió su cariño por su novio de años convertido en esposo Erwin Bach, un productor discográfico alemán que se había establecido en Suiza. Ella se mudó para unirse a él a mediados de la década de 1990, casi una década después de que se conocieron.
Los dolientes colocaron flores y velas el jueves frente a la puerta de la villa que la pareja alquilaba junto al lago, “Chateau Algonquin”, en la exclusiva ciudad de Küsnacht, al sureste de Zúrich, donde se establecieron, se casaron en 2013 y vivieron durante décadas hasta su muerte el miércoles a los 83 años
Fue un homenaje modesto, reflejo de la discreción suiza que la había atraído al rico país alpino en primer lugar.
Los vecinos no se quedaban boquiabiertos, ni la acosaron para que les diera autógrafos o se tomaran fotos. Muchos suizos se sentían orgullosos de que Turner se pudo retirar aquí alejada de las presiones de los medios de comunicación. Le daba la apariencia de una vida normal después de años turbulentos en su Estados Unidos natal, incluyendo la violenta relación con su difunto exesposo Ike, quien la descubrió, se casó con ella y, según las memorias de la cantante, la golpeaba violentamente.
Celebridades del pasado, como Charlie Chaplin y Freddie Mercury, así como estrellas vivas como Sophia Loren y Shania Twain, se han sentido atraídas por Suiza, a menudo por su respeto por la vida privada. Roman Polanski se refugió brevemente en un chalet alpino para eludir a la justicia estadounidense, y algunos de los magnates financieros y gurús de los negocios del mundo se han sentido atraídos por los impuestos relativamente bajos del país y su secretismo sobre asuntos de dinero.
Turner, quien se mudó al país a mediados de la década de 1990 y tomó la ciudadanía suiza en 2013, prescindiendo de su pasaporte estadounidense, fue posiblemente la residente más famosa de los últimos años.
El presidente suizo, Alain Berset, tuiteó un homenaje a Turner, calificándola de ícono y diciendo que sus “pensamientos están con los familiares de esta impresionante mujer, que encontró una segunda patria en Suiza”.
Markus Ernst, el alcalde de Küsnacht, una ciudad bucólica a orillas del lago Zúrich, dijo que Turner estaba comprometida con la comunidad, solía encender el árbol de Navidad anual y una vez develó un bote de rescate municipal que había sido bautizado como “Tina”. Pero los lugareños se hacían a un lado para ayudar a una figura tan abrumadoramente pública a disfrutar también de una vida privada.
“Una de las razones por las que vino a Suiza fue para tener una vida completamente normal”, dijo el alcalde por teléfono. “Podía ir a restaurantes sin que la fotografiaran todo el tiempo… en la calle, la gente no la miraba ni le pedía un autógrafo”.
Al pasar para rendirle homenaje, la marchante de arte Renate Fetscherin, quien ha vivido en la ciudad durante décadas, dijo que la gente en Suiza “nunca molestaría a nadie, ¿sabes?” y la pareja pudo estar tranquila: “¡No se preocupan por los paparazzi porque no los tenemos!”.
“Küsnacht estaba muy orgullosa de tener una persona tan famosa aquí”, dijo Fetscherin. Ella recordó cómo Turner y Bach, claramente instalados en Suiza para siempre, compraron una villa el año pasado cerca del lago de la ciudad, según reportes.
En su exclusivo restaurante, a sólo unos cientos de metros de la villa, el restaurantero Rico Zandonella recordó a Turner como “una amiga muy querida” y una invitada frecuente que una vez celebró un cumpleaños allí con colegas “que cantaron para ella: fue una gran celebración”.
“Tina Turner tiene una gran personalidad cuando entra en una habitación. Tiene un aura realmente grandiosa, una personalidad que estalla como una bomba, como si estuviera en el escenario”.
Bernard Doherty, quien por años fue mánager de Turner, dijo que se planeó una ceremonia fúnebre privada entre familiares y amigos cercanos, y agregó: “Por favor, respeten su privacidad”.
Hace años, Turner compartió hitos de su vida y su afecto y afinidad por Suiza en un deslumbrante anuncio de televisión para la empresa de comunicaciones Swisscom, en el que aparecían jóvenes actrices que la representaron tanto en los primeros años de su vida como en los momentos más destacados de su carrera.
Aludía a estereotipos sobre Suiza, hogar de Guillermo Tell y de astros de patinaje sobre hielo. Turner aparecía sentada en un bote de remos en un lago rodeado de majestuosas montañas, con un celular en la mano. Contaba cómo sus amigos tuvieron que adaptarse a sus gustos suizos, mientras una actriz que la interpretaba hacía una olla de fondue de queso ante las miradas desencajadas de invitados ficticios.
Otra actriz saludaba a los fans rodeada de flashes de cámaras al subir al asiento trasero de una limusina junto a la Turner real, y la superestrella bromeaba: “Con el paso del tiempo, aprendí más y más sobre Suiza, como que la seguridad y la discreción son la máxima prioridad de la gente, al igual que lo son para mí”.
“Y cuando finalmente me mudé a Suiza, me sentí como en casa de inmediato”, decía. “La gente respeta la privacidad de los demás aquí, se cuidan los unos a los otros”.
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Jamey Keaten contribuyó a este despacho.